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MAGNUS

Se quedó en su lugar mientras veía la puerta por donde se había ido el chico ojiazul, comenzó a sonreír mientras agarraba un libro y comenzaba a ojearlo, la tienda rara vez tenía un cliente y sabía estar aburrido por horas, pero la conversación con Alec había sido interesante, los dos buscaban el amor pasando por distintas emociones al saber cómo iba su último año.

No conocía de familias que aún siguieran la tradición de darles una pareja desconocida a sus hijos. El agradecía por lo menos tener a su padre y que fuera comprensible dándole su espacio y su tiempo.

La primera impresión que se había llevado de Alexander el día anterior había sido que el muchacho estaba dentro de una jaula, preso de algo que no quería mostrar a los demás y pedía ayuda de salir, y con la charla que habían tenido se había dado cuenta que no estaba tan equivocado.

Asmodeus, su padre, solía decirle que tenía el don familiar, podía acertar cuando se trataba de adivinar el aura de una persona y lo que escondían en su interior, pero a veces dudaba de ello.

El tintineo de la puerta abriéndose llamó su atención, el hermano mayor de Clarissa venía entrando, en su hombro tenía un cuervo.

—Magnus Bane—dijo el chico—sigues siendo una antigüedad más aquí.

El moreno sonrió mientras dejaba el libro en el mostrador.

— ¿Cómo ha ido tu viaje?

El chico sonrió mientras tiraba el equipaje al suelo.

—Sin suerte—dijo Jonathan— ninguna chama me ha cautivado.

Magnus sonrió aunque le miraba preocupado, el chico era mayor que él, significaba que le faltaba ya solo meses y se veía un poco relajado con el asunto, eso lo ponía más ansioso, sabía que estaba yendo por su mismo camino.

— ¿Te has enterado de las buenas nuevas?—preguntó Magnus.

Mientras veía como el cuervo estaba inmóvil en el hombro del muchacho.

— ¿Buenas nuevas? ¿Acaso van a vender la tienda?—preguntó Jonathan.

El moreno negó.

—Tu hermana está embarazada.

El chico rubio comenzó a toser mientras lo miraba sorprendido.

— ¿Clary embarazada?—preguntó Jonathan—pero tiene diecisiete años, es pequeña aún.

Magnus alzó sus hombros mientras caminaba hasta la puerta y movía el cartel de "abierto" a "cerrado" para ir a buscar sus pertenencias.

—Hay momentos donde no hay relación con la edad—dijo Magnus— iré a casa, vendré en un rato.

Jonathan miró a su cuervo y después asintió, se le podía notar un poco tenso, pero después sonrió.

—Vete, podré descansar un poco mientras tantos.

Magnus asintió, antes de abrir la puerta le dedicó una mirada.

—Me alegro de que hayas llegado y puedas haber domesticado a tu padre—dijo Magnus.

—Ha sido un trabajo duro también— respondió Jonathan—Me alegro volver a verte también.

Y Magnus salió cerrando la puerta detrás de él, para comenzar a caminar hasta su auto, arrancarlo e irse a dirección a su casa, el debía de estarle esperando.

Unos minutos después al llegar a su casa y bajar de sus autos vio algo moviéndose entre los arbustos y se quedó quieto mirándole, comenzó a acercarse mientras se tensaba. Cuando estaba cerca, dos niños salieron de entre medio de los arbustos.

— ¡Maldita sea niña Carstairs!—gritó Magnus.

Que se llevaba la mano a su pecho dirigiendo una miraba molesta a ambos.

— ¿Que quieren tú y tu amigo Emma?—preguntó Magnus.

Había tratado de parecer molesto con la nieta de Jem pero era inevitable, ahora a su lado tenía a un chico con pelo rizado que sonreía junto a la muchacha.

—Quería mostrarles tus ojos a Julián—dijo Emma—Y dice la abuela Tessa, que debes ir a visitar a abuelo Will y a Jem porque te extrañan.

Magnus rodeó los ojos, mientras se cruzaba de brazos.

— ¿Qué tienen de malos mis ojos?—pregunto ofendido Magnus—dile a tus abuelos que iré esta noche, después del trabajo.

Los niños dejaron escapar una risita.

—Solo le explicaba que eso sucedía cuando ya estás cerca de la etapa final—dijo Emma.

Magnus frunció el ceño.

—Vayan a molestar a otras personas mocosas—dijo Magnus.

Caminó hasta la puerta de la casa y sacó su llave sin antes escuchar al chico Blackthorn susurrar.

—Así se ve una persona preocupada por su final.

Y los pasos de los chicos corriendo fuera del lugar hicieron que el moreno no pudiera evitar suspirar, hasta los niños notaban que estaba llegando a su fin.

Destinado. •Malec•Where stories live. Discover now