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Cuando el reloj antiguo de la tienda marcó la 08:00 de la tarde, la pareja dueña de la tienda volvió a presentarse, venían con su hijo mayor y bolsas en su manos dando a entender que venían de compras, después de saludarse todos, el cuervo que estaba en hombro de Sebastián voló al muebles más alto.

—Es bueno verlo a ambos congeniar tan bien. —dijo Joselyn.

Alec y Magnus se miraron con una sonrisa, la mujer tenía razón, compartía una igualdad en algunos temas, en la sociedad, en el arte, algunos idiomas que habían compartido ambos, se habían divertido limpiando y había recibido una terapia por parte del moreno.

—Es fácil de sociabilizar— dijo Magnus.

Luke se acercó a ellos con una caja que estaba cubierta por un forro plateado, tratándose de un regalo, Alec emocionado miró al moreno, los regalos eran lo más maravilloso que se pudiera haber creado, al ojiazul siempre le había encantado aquello, pero al parecer a su compañero no, sus labios estaban apretados y trataba de fingir una sonrisa, mientras sus brazos estaban frente a su cuerpo como una señal a la defensiva.

—Se que no te gustan los regalos Magnus, pero no hemos podido evitarlo—dijo Luke— cuando vimos esto, sabíamos que era para ti.

Alec se tenso, Magnus parecía incómodo con la situación, pero de igual manera con una sonrisa se acercó a la caja y comenzó a despegar el papel de la caja sin romperlo, para después sacar la caja rectangular de adentro.

—Es tan emocionante, eres como mi tercer hijo, esto es igual de maravilloso que las fiestas de mis otros hijos—dijo Joselyn.

El ojiazul se acercó más cerca para ver, mientras Magnus con lentitud abría la caja, parecía nervioso y apunto de descomponerse.

<< ¿Qué sucede?>>

Podía ver al moreno perdido, como si estuviese recordando algo, un recuerdo doloroso que le estaba dificultando sonreír ahora.

—No seas lerdo, abre eso de una vez.

Entonces el chico obedeció, sacó la tapa y mostró lo que había dentro, un collar con un diamante transparente colgando de este, muy hermoso. Alec miró a la pareja, parecían no notar las emociones de Magnus, y él no quería opinar lo tenso que estaba la habitación, en cambio se dedicó a escuchar.

—Gracias, pero no la recibiré—dijo Magnus.

Vio cómo Joselyn se arrimaba hasta el mostrador y estiraba sus manos para tomar las de él y suspirar.

—Sé que es difícil esto para ti, pero no la devuelvas, dáselo a otra persona—susurro la mujer— pero nunca me lo devuelvas.

Magnus en silencio asintió soltándose de la mano de la mujer y cerrando la caja para dejarla en el mostrador.

—Gracias por las intenciones—dijo Magnus— se los agradezco.

La pareja sonrió como si esperaran de eso para sentirse mejor y Jonathan sonrió de medio lado para bostezar y estirar sus brazos.

—No fue la reacción que esperaba, pero iré a descansar, el viaje a sido largo, feliz cumpleaños Magnus—dijo Jonathan— y buenas noches Alexander.

El ojiazul que estaba por sonrojarse movió su cabeza en forma de asentimiento y miró a Magnus que le miraba con curiosidad.

—Entonces ya pueden irse—dijo Luke— salgan, salgan antes de que me arrepienta y los dejé aquí hasta tarde.

Los dos jóvenes le dedicaron una sonrisa a la pareja, salieron detrás del mostrador, saludaron a la pareja para tomar sus pertenencias y salir del local.

— ¿Vas a ir cierto?—pregunto Magnus.

Alec sonrió mientras colocaba sus manos en los bolsillos de su pantalón y soplaba a un mechón de pelo que caía frente a sus ojos.

—No tengo ni ideas donde será la fiesta—respondió— y no sé que voy a hacer con tantas personas desconocidas.

Magnus abrió la caja y sacó la cadena para estirarlo.

—Tómalo— susurró Magnus.

Alec que se había quedado asombrado por la acción del moreno comenzó a negar.

—Claro que no.

—La iré a buscar cuando te vaya a buscar más tarde, si no la quieres entonces la tiraremos o se la daremos a quien te cae mejor en la fiesta.

Con la mano temblando tomó la cadena y la paso por su cabeza para sentir como el diamante transparente que había caído a su pecho, lo miró y dejó escapar un gemido de sorpresa, ahora no era transparente si no de un color azulado.

—Esto te muestra el aura que hay a tu alrededor, yo no lo necesito, se manipularlo ya—dijo Magnus.

— ¿Y qué significa este color?— preguntó Alec.

Magnus se acercó un poco y estiró su mano, Alec sonrojado y sorprendido sintió como los dedos del moreno agarraban de su pelo que estaba caído en su cara y la llevaba hacia atrás, después de eso volvía dos pasos hacia atrás.

—Aprecio, confianza.

El ojiazul se comenzó a poner nervioso y ya no podía ni hablar, solo sonrió.

—Ve, en un rato aparezco por tu casa.

Y se alejó hacia su auto, Alec casi embobado tuvo que sacudir su cabeza y darse vuelta para convertirse en su animal y escalar por el árbol para ir en dirección al techo.

Destinado. •Malec•Where stories live. Discover now