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MAGNUS

Cuándo entró a la casa y sonrió, cerró la puerta detrás de él, había un exquisito olor a lasaña, amaba cuando su padre le hacía su comida preferida.

— ¡Papá, ya llegué!

La casa estaba toda iluminada, con cuadros y pinturas en las paredes, animales que les fascinaba a Asmodeus, fotos de ellos dos juntos y otras de él solo. Por la puerta de la cocina salió su padre con un delantal puesto y guantes, con una sonrisa en su cara.

—Has llegado temprano ¿Qué te he dicho de irte de tu trabajo más temprano? Te van a despedir.

Su padre era corpulento, llevaba tatuada una tarántula en su garganta, como representación de su animal, cual estaba orgulloso de ser, en su cara llevaba la sombra de barba recién sacada, en su cabellera tenía algunas canas pero aún seguía siendo un hombre joven.

—Quería venir a pasar el tiempo contigo, debo volver a trabajar en un rato y hoy, es un día importante para ambos.

Nadie lo sabía pero era su cumpleaños, no quería que nadie se enterará de ello, lo único que le reclamarían si ya había conseguido pareja, nadie te felicitaba antes de los veinte, a cambio era una tortura charla sobre la parejas, si no lo tenía, se hacía mucho más larga.

—Ya lo sé, feliz cumpleaños mi niño.

Magnus con una sonrisa fue a abrazarlo, su padre era todo para él, después de que su madre hiciera aquella locura y se matará a suicidara a kilómetros de la casa.

—Gracias papá.

Caminaron hasta la cocina, Magnus se sentó en la mesada mientras sacaba una lima de su bolsillo y se dedicaba a arreglar su uñas, viendo como su padre se movía por la habitación.

— ¿Y me dirás por qué no te tomaste las horas de la tarde? ¿Acaso Joselyn no quiso darte los días? —Preguntó Asmodeus—si esa biblioteca no tiene ni visita, creo que soy yo el único que aparece por esos lados.

Magnus sonrió pensando en decirle a su padre la verdad, tampoco debía preocuparse, su padre sabía que era abiertamente bisexual, pero no quería ilusionar con que podría encontrar el amor, era un tema que les ponía mal a ambos.

—Hay un nuevo personal en la biblioteca.

Vio como su padre revolvía la salsa blanca para la lasaña.

— ¿Un personal nuevo? ¿Y cómo piensan pagarles? si no tienen clientes.

Los dos comenzaron a reír.

—Déjalo—dijo Magnus—bueno cómo te decía, se llama Alexander y está en el mismo problema que yo.

Vio como su padre se detenía y le miraba con atención.

— ¿Y que se te ha cruzado por esa cabecita tuya, hijo?

Magnus sonrió mientras dejaba de arreglarse las uñas.

—Creo que es agradable, se sonroja por todo, su sonrisa es linda y sus ojos, esos ojos.

—Capaz es tímido—interrumpió Asmodeus.

—Es un hermoso gatito—siguió Magnus—como yo.

Asmodeus suspiró dejando a la vista una pequeña sonrisa.

— ¿Así que quieres conquistar a tu compañero?

Magnus dejó escapar un gruñido.

—Sus padres le eligieron una pareja—dijo Magnus.

Asmodeus se acercó hasta donde él estaba y le apuntó con el cucharón una sonrisa divertida.

—Vuelvo a repetir ¿Quieres conquistar a tu compañero?

Los dos dejaron escapar una risa mientras Asmodeus volvía a revolver la comida.

— Quiero intentarlo, como mi última opción.

El suspiro de su padre fue la señal de que volverían a tocar el tema, aquel que estaba asustando a ambos desde hace dos años.

—No quiero ilusionarme Magg, dijiste que no lo hiciera porque no querías verme llorando por ti en unos meses—susurró Asmodeus— ¿Pero cómo quieres que no lo haga cuando me dices esto?

—Papá.

La olla fue apagada, dando a entender que estaba ya lista, pero su padre lo miró, en sus ojos había lágrimas contenidas, aguantando para no dejarlas caer.

—No Magnus ¿Sabes lo doloroso que es para mí esto? —preguntó Magnus—no quiero perderte, eres lo único que me queda.

Magnus tampoco quería dejarlo, se tenían el uno al otro, eran el sostén del otro, estaban bien para que sucediera aquello.

—Papá déjame hacer esto a mi—dijo Magnus—lo lograré, ahora quiero pasar mi cumpleaños bien.

Su padre asintió mientras le hacía seña de que fuera a la mesa y Magnus no desobedeció, salió de ahí sin antes escuchar los sollozos de su padre, no quería hacerle este daño.

Destinado. •Malec•Onde histórias criam vida. Descubra agora