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Magnus.

Se quedó sentado ahí, mirando el cielo, no sabía porque cuando una persona sentía cualquier tipo de sentimiento se dedicaba a mirar el cielo, pero ahí estaba, sonriendo como un pequeño niño y recordaba lo que había pasado antes, Alec estaba comenzando a mostrarle que haría todo para que su amor floreciera, y Magnus sentía que esto los salvaría a ambos de la maldición. Tenía que pensar en un regalo de cumpleaños para el ojiazul que demostrará su amor y cariño que tenía de su parte, algo que marcará la diferencia y a la vez demostrará que él lo había hecho.

Cuando pasaron los minutos, y aún su pensamiento estaba en aquel chico de ojos azules su celular comenzó a vibrar, sacándolo de su trance, agarró el celular contestando sin fijarse quién era.

— ¿Sabes en qué fecha estamos? — preguntó Catarina a través de la línea.

El moreno trataba de recordar que fecha era, pero solo podía acordarse de la fecha de la cita de Raphael y Simón, y la fiesta de compromiso fallida del ojiazul. Así que solo negó sin darse cuenta que Cat no podía verle.

—No, trato de pensarlo pero no.

Se escucho un suspiro del otro lado de la línea y después una puerta cerrarse, conocía lo bastante a la chica para saber que era algo para preocuparse, aunque no sabía bien, la mayoría de las personas cercanas a él estaban bien, Ragnor y Catarina ya estaban unidos, al igual que Tessa y sus dos esposos, Camille había perdido a su destinado y Raphael aún le faltaba un año y medio para que cumpliera veinte, pero estaba bien, no había nada malo.

—Estamos a días del cumpleaños de Jonathan, su cumpleaños número veinte y aún no ha encontrado el amor, tengo miedo ¿Quien cuidara de él y de su padre cuervo? No quiero que la maldición le llegue.

Abrió los ojos sorprendido, su amiga tenía razón, ya estaban cerca de la fecha y aún Jonathan no tenía ninguna pretendiente, estaba solo y el solo lo había olvidado, no pensando en cómo se sentiría el chico sabiendo que muy pronto el ya no sería parte del mundo humano, si no del animal.

—Maldición, me lo he olvidado— dijo Magnus— iré a verle, gracias cariño.

Se paró de su lugar y comenzó a caminar hacia donde estaba la tienda donde trabajaba, sabía que Jonathan aún no estaría durmiendo, la preocupación le estaría carcomiendo su cabeza y estaría haciendo pequeñas cartas para sus queridos ¿Cómo lo sabía? Porque unos meses atrás el estaba sufriendo aquello, en su placar, dentro de una caja, habían cartas para sus amigos, cada uno de ellos y su padre, aunque ahora tenía la esperanza de que eso no sucedería. Cuando pasaron los minutos y ya veía la tienda se transformó en su animal interior y comenzó a caminar por los techos, saltando, y moviéndose sigilosamente para que nadie le oyera, además quería darle una sorpresa a su amigo, pero se detuvo cuando en el callejón a lado de la tienda escuchó voces, se quedó en un lugar oscuro para que no lo vieran y el poder observar más, quedándose sorprendido a ver a Jonathan junto a Lidya, la prometida de Alec, hablando.

—No te pido más que eso, sé que sientes lo mismo que yo, lo vi en tus ojos esta noche, tú necesitas tener a alguien antes de un mes y yo en unos días ¿Crees que Alexander te dará aquello? Lidya razona— dijo Jonathan.

Nunca había pensado que aquella chica rubia fuera mayor por meses de Alec.

— ¿Quién te crees tú para decir que yo necesito a alguien para no convertirme? — Dijo en una risa la chica— soy viuda, mi pareja destinada murió, yo seguiré aquí Sebastián, no te necesito.

"¿Sebastián?" Magnus ya no entendía que estaba sucediendo, vio como Jonathan trato de lanzarse a los labios de la chica, pero está negó separándose.

—Quiero a Alexander, no sentimentalmente, si no lo que voy a heredar cuando él sea un animal—confesó Lidya— y como mi forma de afecto hacia ti, cuando seas un animal te llevaré conmigo, vendré a buscarte y llevarte a mi casa, eso es lo único que puedo demostrarte Sebastián, eres lindo y muy guapo, pero no suficiente para mí.

Magnus comenzó a molestarse, esa mujer era malvada, irritable y sentía ganas de darle unos rasguños para que aprendiera que no debía meterse con su novio ni con su compañero de trabajo, estaba jugando con la vida de ambos y no sentía ni una pizca de lástima.

—No quiero que tú seas la que me tenga, mi familia me va a tener a mi— dijo Jonathan— vete de aquí Lidya.

Vio como la chica se acercaba a centímetro del rubio, haciendo que Jonathan quedará apoyado en la pared, Magnus trato de acercarse para escuchar un poco más.

—Llámame si cambias de opinión Sebas— dijo la chica alejándose— ¿Sabes qué? Entre tú y Alec, tú me has cautivado más rápido de lo que ha hecho aquel chico, pero la plata es lo primero bonito.

Después de eso la chica se fue dejando solo a Jonathan, quien se sentó donde estaba y miró hacia la dirección donde estaba Magnus, quien este se sorprendió.

—En estos días mi animal está más activo, esperando por salir, pude sentirte desde que llegaste Magnus— dijo el rubio.

Magnus bajó hasta el suelo y se convirtió en su estado humano, sentándose a lado de Jonathan, a pesar de que todo estuviera tan sucio y oscuro.

—Lo siento tanto— susurró Magnus.

— ¿Por qué? — preguntó el rubio.

Tenía la mirada baja, aunque no se le notaba del todo dolido.

—Disfrute cada minuto de mi vida, no me arrepiento de nada, me iré feliz —agregó Jonathan— solo quiero pedirte un favor Magnus.

—Lo que necesites— respondió el moreno.

Jonathan le miró con una sonrisa, aún un poco desgranada, pero animado por recibir la ayuda en sus últimos días.

—Quiero que me acompañes a llevar a mi padre a la familia Lightwood, tienen un gran aprecio por él y sé que ellos querían tenerlo antes de tenerlo yo.

Magnus quien había sido descubierto en la fiesta como el enamorado de Alec, frente a los Lightwood, comenzó a negar temiendo lo que podía suceder si le descubrían, pero no podía fallarle a Jonathan tampoco.

—Y quiero que cuando yo ya sea un animal, tú me cuides— añadió— por favor.

El moreno suspiró, debía ayudar a su amigo a cumplir sus últimos objetivos y si debía ir a una casa donde dos adultos y una irritante rubia le odiaban para entregar al padre de Jonathan lo haría, al igual que cuidarlo después de su transformación permanente, porque el chico era su amigo y había confiado en él para esto.

Destinado. •Malec•Where stories live. Discover now