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Se dio una ducha rápida y salió con una vestimenta no muy formal, estaba un poco decaído y quería con toda las fuerzas cenar en paz y volver a su pieza para dormir el resto del día.

Debía regalarle algo a Magnus, que recompensará su fallo en no ir a la fiesta y que se le pudiera pasar el enojo que tenía, tenían pocos días de conocerse pero el moreno ya le caía bien, mejor que cualquier persona que conocía.

En el pasillo se encontró a sus dos hermanos y a su cuñada, sin darse cuenta todos miraban donde su mano estaba posada cuándo miró lo tenía en la cadena que Magnus le había regalado, lo corrió de inmediato mientras ocultaba lo mal que la estaba pasando, en cambio sonrió cuando Isabelle corrió a abrazarle.

—Gracias Alec, no tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mí— dijo Isabelle— encontraré la forma para devolverte esto.

Alec comenzó a negar, nunca había hecho algo para que sus hermanos también hicieran lo mismo, el podía arreglarse con sus problemas solo. Se separó de ella y la miró para seguir por Jace quién tenía una mirada preocupada.

—No harán nada por mí, soy su hermano mayor, puedo arreglarme solo, pero si debo hacer algo para que ustedes estén bien, lo haré.

Podía asegurar que a veces era medio terco, que le gustaba hundirse solo, que era medio masoquista a saber que cuando más debería estar haciendo algo estaba cada vez más lejos de su objetivo y más cerca de su perdición, pero él era así, el quería que las cosas fueran así, no podía negar algo que era parte de él.

—Ahora vamos a ir a cenar, quiero que conozcan a mi futura esposa.

Cuando estaba por comenzar a caminar para ir a la sala una mano le detuvo y tuvo que girar para mirarle mientras mordía la parte interna de su mejilla para no acabar dejando escapar un llanto. Jace le miraba, remojaba sus labios para después ser él quien hablaba.

—Has estado en cada malo que no ha tocado, nos ha salvado de tantas cosas, nos ha defendido y siempre estás para cada uno de nosotros. Déjanos que esta vez estemos para ti.

Alec se soltó para comenzar a balbucear y levantar uno de sus dedos para acotar algo, pero no encontraba las palabras para responder, incluir a dos niños de diecisiete años en sus problemas no era algo que quería, Jace debía estar disfrutando del fruto de su amor y Isabelle saliendo para conocer a su amor y ser feliz, como merecía.

—Ya lo he dicho, mis problemas son míos, no quiero que ustedes entren en este problema— respondió— ahora, vamos a ir a cenar.

Después de eso ninguno habló y caminaron hasta llegar a la sala, donde sus padres y la muchacha rubia estaban, una mesa larga llena de comida y a cada costado los sirvientes mirando al suelo, todos se acomodaron en la mesa, Lidya le hizo una seña a Alec de que se sentará a su lado y este para no tener problemas obedeció. La mesa era un silencio incómodo.

—Jace, Isabelle— dijo Maryse— ella es Lidya, es encantadora, es la futura esposa de Alexander, el orgullo de esta familia.

Alec vio cómo Isabelle ponía sus ojos en blanco, para después hacer una seña de que siguiera hablando ya que no le afectaba, quiso reír a ver a su hermana así.

—Bonito ojos, Isabelle— burló Lidya.

Si ella creía que podría molestar a la morena, Alec afirmaba que estaba equivocada, Isabelle solo sonrió y acomodó su pelo hacía atrás.

—Se puede conseguir con un palo en la cabeza— respondió Izzy— ten cuidado acá los palos andan por sí solo, puede ser tu bienvenida.

— ¡Isabelle!— gritó Maryse.

La risa de Jace y una carcajada tapada con una tos de los sirvientes llenaron la sala.

—Los celos de hermanos siempre están querida Maryse—dijo Lidya— aún es una niña, entiendo su comportamiento.

Alec solo podía ver el enfrentamiento que se avecinaba en ello, Maryse ahora tenía una aliada e Isabelle estaba casi sola.

—Claro que no, solo me pasa contigo.

—Entonces deberás acostumbrarte a que estaré aquí.

Alec pudo ver cómo la sonrisa de Isabelle se ensanchaba como solía hacer de pequeña antes de hacer una travesura.

—Princesa prepárate para tu peor infierno.

Presentía que después de eso toda esa casa sería un caos.

Destinado. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora