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Cuando Alec llegó a su habitación y volvió a su forma humana dejó que su mano tocará aquel diamante que estaba de un color púrpura, esperaba saber que significaba aunque tampoco tenía muchas ganas de saberlo, con sus padres cerca, un chico traídos por ellos y una Izzy lastimada no había nada bueno.

Caminó fuera de la habitación mientras caminaba hasta la habitación de Jace, no había tenido oportunidad de felicitar a la pelirroja por su bendición, golpeó la puerta esperando que le atendieran.

—No están en casa señor Lightwood.

Miró hacia su costado, Merliot estaba limpiando su mano con un trapo viejo mientras su pelo iba recogido hacia atrás en una trenza, Alec después de lo que se había enterado sintió pena por la marca de su mejilla.

— ¿Estás bien?—pregunto Alec.

El sirviente se sobresaltó y comenzó a asentir reiteradas veces.

—Si señor estoy muy bien, gracias por preguntar.

Alec que ya no sabía que decirle asintió y se dirigió a la habitación de Izzy, pero cuando estaba por llegar se cruzó con el nuevo, quién parecía tenso mientras sobaba su mano con nerviosismo.

— ¿Qué quieres Sheldon?

El chico lo miró un poco molesto.

—Soy Simón—dijo el chico— quiero hablar con Isabelle, no quiero que esto esté así, yo no sabía que ella no quería esto.

Quiso entender al muchacho, no tenía la culpa las ideas de sus padres, tampoco sabía dónde habían conseguido a aquel muchacho, el día que había venido estaba sucio y parecía de la calle, tampoco el podía resistirse a lo que le habían dado los adultos.

—No creo que quiera hablar— dijo Alec.

Simón solo asintió mientras caminaba seguido por el chico hacia la puerta de la habitación de Izzy, golpeó sabiendo que debía estar ahí adentro. Esperaron unos minutos pero no fue atendido, Alec abrió la puerta para entrar y Simón le siguió.

La habitación estaba ordenada a pesar de que Isabelle acababa de pasar por algo malo, mientras que en la cama estaba ella sentada y mirando sus ojos a través de un espejo.

—No quiero que estén aquí, váyanse.

Pero no le hicieron caso, se siguieron acercando hasta quedar frente a ella.

— ¿Te quedarás en esta habitación para siempre?—pregunto Alec.

La chica cerró los ojos y asintió.

—No quiero que nadie vea mis ojos, es un dolor que nunca podré olvidar—dijo Izzy— ¿Que hace este chico aquí? Sácalo.

Simón le hizo seña al ojiazul si podía hablar, y Alec sorprendido asintió.

—Isabelle, yo no quiero tener este tipo de tensión contigo—dijo Simón— pero debes entenderme a mi también, vengo de la calle, tengo una vida peor que la tuya, no tengo unos ojos así, pero tengo una cola.

Alec e Izzy, quien había abierto los ojos, le miraron sorprendido.

— ¿Una qué?

—Una cola—repitió Simón— y por eso termine en la calle, después llega esta pareja y me ofrecen casa, comida y una cama ¿Que hubieras hecho en mi lugar?

Alec tragó con fuerza, tenía razón el muchacho, no había sido su culpa venir aquí, colocó una mano en su hombro y le dedicó una pequeña sonrisa.

—Eres bienvenido aquí, niño rata— bromeó para después mirar a Izzy— dejaré que hables con él a solas, escucha con atención todos tenemos un motivo.

Izzy asintió mientras Alec se daba vuelta y se iba de la habitación, para dirigirse hacia la cocina para buscar algo para tomar y saciar su hambre, iría a una fiesta de un chico quién recién conocía, vendría a buscarlo y él debía lucir bien.

—Alexander.

El chico rodeó los ojos y suspiró mientras negaba, al parecer no iba a ir a ningún lado. Volteó para ver a su madre.

Destinado. •Malec•Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang