17. Visita sorpresa.

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Pov Bob

Qué alegría me ha dado nada más salir a la cubierta a ver a mis amigas las estrellas. Hacía mucho tiempo que no las veía y se veían preciosas. Pensar que pasé tantos años sin verlas, sin hablar con ellas... Me deprimía de solo pensarlo. Pero lo único bueno era que ahora podía disfrutar de su compañía como tantas veces a había soñado.

Lo que también me ha alegrado mucho al salir del Tártaro, a sido ver a Perseo y Annabeth.

No había creído que habían crecido tanto. Perseo o Percy, como dice que le llamen, ha crecido mucho tanto de forma física como mentalmente. Se veía más maduro y adulto. Sus músculos estaban más desarrollados, y estaba más fuerte.

Annabeth por su parte, casi seguía igual que antes. Solo casi, porque se le notaba un brillo especial en esos ojos grises. Siempre me parecieron calculadores e intrigantes. Pero ahora... Tenían ese brillo especial que se ven en las personas que están enamoradas. Creo que la caída al Tártaro la unió mucho más a Percy. Se les nota enamorados mutuamente y muy felices al estar juntos.

Me quedé pensando en todo lo que había pasado con ellos allí abajo, y mirando las estrellas. Creo que me fuí a eso de las doce a la cama. No tenía muchas ganas, quería seguir con mis amigas las estrellas, pero debía de descansar para mañana.

Cuando llegué a los establos, prácticamente todos estaban dormidos. Parecían niños tan tranquilos, pero en realidad ya no lo eran. Eran guerreros que iban a dar su propia vida por todo el Olimpo y la gente a la que querían. Sinceramente, no sé como los dioses podían tratar tan mal a sus propios hijos, que arriesgan su vida por ellos y su legado, que pelean por causas que ni siquiera les pertenece, me parecen un tanto miserables.

Me metí en mi saco pensando en todo eso, y caí en los brazos Morfeo.

Pov Thalia

A los chicos le pareció bien la sorpresa que les di. Me sorprendió el ver a Percy y a Nico tan mayores. Los otros más o menos se parecían, pero esos dos me sorprendieron mucho.

Siempre han sido mis primos, pero somos más como hermanos. Jason a veces se pone celoso de que pase tanto tiempo con Nico y Percy en cambio de con él. Pero a ellos le conozco de mucho más y les tengo otro tipo de cariño. A Jason le quiero como a mi hermanito pequeño, siempre le cuidaré como él a mí.

En los establos todos estaban dormidos y sus respiraciones so relajadas. Bob llegó hace poco y se quedó dormido en poquísimo tiempo. Parecía un niño pequeño en vez de un titán como era él.

Me levanté porque necesitaba tomar aire fresco. Todas las cazadoras estaban en sus sacos durmiendo plácidamente. Me tocó hacer un poco de zigzag para no pisarlas. Salí de los establos, recorrí todo el pasillo sin hacer mucho ruido y subí las escaleras hacia la primera planta. Todo estaba despejado. Me dirigí a la cocina a coger algo para beber. Entré al comedor y me dirigí al frigorífico. Solo había zumos y bebidas energéticas. Pedí que me diesen una botella de agua fría, la cogí y subí a la cubierta. El timón no paraba de moverde. "Será por el piloto automático al que Leo llama Festus, que antes era el dragón que Leo revivió en su primer viaje al Mediterráneo" pensé.

El resto de la cubierta estaba solitaria y el cielo estaba estrellado. La luna lo iluminaba todo con su propia luz. Me acerqué a la barandilla, aunque no pensé en mirar hacia abajo. Tengo vértigo. Y no es un vértigo muy normal, al ser semidiosa, todos los miedos que tengo se multiplican y se convierten en unos peores. Annabeth tiene una fobia terrible a las arañas, Percy tiene como defecto fatídico la lealtad por sus amigos, Frank tiene ese palo extraño que si se quema le podría matar... En fin, muchos problemas y ninguna simple solución para ninguno de nosotros.

El viento soplaba levemente y la brisa era bastante agradable. Cerré los ojos para disfrutar del silencio y la tranquilidad que existía en el ambiente. Con tanta gente abordo, seguramente lo echaría de menos en poco tiempo.

De pronto, se oyó un ruido a mi izquierda. Parecía como si algo hubiese caído sobre la cubierta. Me toqué el hombro, pero al no notar el arco maldecí entre dientes. Fui tan estúpida como para salir a fuera sin un simple arma. Me toqué los tobillos, a ver si tenía de casualidad un cuchillo. Tuve suerte, en el tobillo derecho tenía un cuchillo de caza cortesía de Lady Artemisa. Lo saqué con cuidado y me dirigí a donde provenía el ruido.

El suelo hacia un mínimo ruido con cada pisada que daba. Estaba como a veinte pasos de donde creía que vino el ruido, y de pronto algo se movió.

Levanté el cuchillo para defenderme. Algo se levantó. Tenía un pelo rubio, era alto e iba vestido entero de negro, con una chaqueta de cuero. Su cara no la podía ver del todo bien, no había suficiente luz para apreciar del todo sus rasgos, pero uno se notaba claramente. Tenia una gran cicatriz en el lado derecho de su cara.

Mi cuchillo se resbaló de mi mano creando un ruido sordo que sonó por toda la cubierta. No me lo podía creer. De pronto abrió los ojos y pude ver esos ojos azul celeste de los que me enamoré perdídamente a los catorce años. Seguían igual, seguían brillando como antaño.

En mi garganta se agruparon un montón de palabras que no se permitían salir las unas alas otras. Al final por fin me salío una palabra.

-Luke...-dije en un susurro casi inaudible.

El me miró con una sonrisa torcida que me enamoraba, me enamora y creo que me enamorará siempre.

-Me alegro de volver a verte Thalia. Te he hechado muchísimo de menos.

No lo soporté más y me lancé a sus brazos. Le abracé fuertemente contra mi pecho. Dejé escapar un suspiro de alivio al notar que el correspondía a mi abrazo aprimiendome más contra él. Los chicos ya me habían contado todo lo que había hecho, cómo se unió al ejército de Ares hy estaba en nuestra contra. Pero no me importaba. Yo le amaba y no lo podía evitar.

Percy Jackson y la búsqueda de la lanza de Ares [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora