25. Los pisotones se curan con paños de agua y paracetamol.

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Pov Annabeth

En la noche anterior se me hizo imposible pegar ojo. No penséis que fue por cosas de mayores mal pensados, es que a Percy le dolía el pecho y no quería que le diese algo malo por tomar mucho néctar y ambrosía, por lo que le dí un paracetamol y unos paños con agua en el pecho.

Os preguntaréis, ¿y cómo es que tú no has pegado ojo si el que estaba mal era Percy?

Pues muy sencillo. Al principio le dolía bastante estar tumbado y respirar debidamente, y empecé a ponerle los paños con agua en el pecho. Le dolía, mucho, pero poco a poco pareció quede le fue pasando. Cuando me disponía a dormir, sin querer me apoyé en su pecho y Percy se encogió de dolor y se le escapó un grito de niña.

Volví a ponerle los trapos, le dí un paracetamol e intenté que se durmiera. Cuando estuvo dormido del todo y babeando la almohada, eran las cinco de la mañana. Me metí en la cama, me tapé e intenté dormir las tres horas que me quedaban hasta las ocho para empezar a organizar todo.

Tardé en dormirme alrededor de media hora y Percy me despertó sin quererlo.

Se había rascado el pecho sin darse cuenta de que ayer Luke le dió un pisotón muy fuerte y dejó caer su brazo sobre el. Nada más el brazo tocó su pecho, se le abrieron los ojos y se incorporó como un loco.

Pegué un bote de la cama e intenté calmarlo por todos los medios posibles. Empecé a acariciarle el pelo suavemente con una mano mientras que con la que tenía libre trazaba pequeños círculos en su espalda para relajarlo u hacer el intento.

Pareció relajarlo.

Percy se volvió ha acostar con cuidado y le volví a poner los paños para que le aliviasen el dolor. El agua fue absorbida por su cuerpo como si nada, y el gran hematoma que tenía en el pecho se fue encogiendo hasta quedarse en su mitad.

Después de ese espectáculo decidí que se diese una ducha. Así al tener más agua, sus heridas se curarían antes y mejor. Mientras él estaba en la ducha yo fui a hablar con Leo.

Ya eran las ocho, pensé que estaría desierto. Pero claramente, me equivoqué.

Nada más llegar a la sala de máquinas do de llevaríamos a cabo la reunión solo los líderes, me encontré a un Leo dormido sobre un montón de planos y dibujos de armas. Tenia que decir que él también babeaba como mi sesos de alga.

Intenté despertarle suavemente, pero como así no funcionó, me tocó usar la táctica Annabeth Chase.

Lo siento Leo, pero hay trabajo.

Empujé a Leo al suelo y se resbaló de la silla. Nada más tocar todo su cuerpo el suelo, abrió los ojos y encendió ambas manos en hogueras.

-¡¿Pero a quién se le a ocurrido la genial idea de despertar a alguien tirándole de la mesa en la que se había quedado toda la noche trabajando?!-me gritó/habló mirándome seriamente.

Entonces levanté la mano un poco y puse cara de niño inocente.

-Lo siento muchísimo Leo, pero es que tenemos muchos planes que terminar de preparar y organizar para darlos a conocer a todo el equipo y además tenemos que buscar la localización exacta de dónde se encuentra la lanza de Ares.

Leo me miró como si ya supiese todo y es que era cierto. Él estaba enterado de todo y era uno de los que más me habían ayudado en ese proyecto.

-Bueno... No nos queda otra cosa que hacer, ¿no?- me dijo sonriente mié tras empezaba a colocar el escritorio.

***

Tres horas después.

-El plan es este. Mientras nosotros vamos a por la lanza de Ares, esté donde esté, las cazadoras y el ejército de Luke nos cubrirán las espaldas. Ellos se encargarán de mantener nuestras espaldas seguras mientras nosotros nos encargaremos de proteger el frente.

Me quedé mirando a todos los jefes y líderes que tenía sentados en aquella mesa esperando órdenes y su turno para poder aportar ideas.

Toda la gente mantenía sus ojos sobre mí, menos una persona que estaba demasiado ocupado en una máquina que en nuestro discurso.

-Leo, se supone que en estas reuniones deberías de hablar en representación de tus ideales.

Leo hizo oídos sordos, porque claramente me tenía que haber oído y escuchado al estar a menos de cinco metros de mí.

Leo tenía aún su vista fija en la máquina y no apartaba la mirada de ella. Prácticamente ni pestañeaba.

Esa expresión me estaba asustando de verdad. Yo sé que Leo podía llegar a comportarse de una forma muy seria y reservada cuando algo de verdad lo estaba atormentando.

Le miré fijamente.

-Leo, dime la verdad ahora mismo o sino me lo explicas te mato.

Él me miró con dolor, un gran dolor en su mirada. Me hizo una seña para que me acercase y así lo hice.

-No sé si mis cálculos están bien, espero que no, pero si mis cálculos son correctos, tardaríamos alrededor de una semana en llegar a donde se supone que debe de estar pérdida lalanzade Ares...- no le seguí escuchando.

Tomé el mapa y lo puse en la mesa donde estaban todos los líderes.

-Señoras y señores, la lanza de Ares según Leo está en las puertas del ascensor que dan a las profundidades del mismísimo Inframundo. Esas puertas dan al Tártaro.

Nada más terminar de decir la frase miré a Percy, que estaba en shock.

-No tenemos tiempo de lamentarnos, vamos a entrenar y a derrotar a ese ejército de Ares, además de recuperar su lanza.- dije convencida.

En qué lío me acababa de meter.

Percy Jackson y la búsqueda de la lanza de Ares [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora