CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS

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CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS


Meses después...


–el tiempo pasa volando y más cuando los momentos que vives te hacen feliz, para Olivia y Paul estos meses habían sido lindos, entre ellos todo estaba funcionando a la perfección, Paulette era una niña diferente a la que Olivia conoció cuando llego a la hacienda, ahora siempre tenía una sonrisa en sus labios y muchas amigas, ya no era la niña tímida y eso hacía sentir tanto a Olivia como a Paul feliz–

Eloísa – hola –entró a la oficina de Olivia, en estos meses ella ya se hacía cargo de varias actividades de grupo Azul, contaba con oficina propia, y eso no tenía muy contenta a Leonor– dije hola –volvió a repetir con énfasis, Olivia observaba desde la enorme ventana los campos de Maguey–

Olivia – perdón no te oí –se giró para observar a su amiga– sabes –acaricio con sus dedos el anillo que meses atrás Paul había colocado en sus manos– hoy se cumplen diez meses de la muerte de mi madre –Eloísa se acercó a ella y pudo entender porque la tristeza en su mirada–

Eloísa – entiendo cómo te sientes –Olivia la observó con los ojos llenos de lágrimas– yo también la extraño –se acercó a su amiga y la abrazó, Olivia rompió en llanto–

Olivia – no te imaginas, las veces que la he soñado, la necesito aquí a mi lado –Eloísa acarició con ternura el cabello de Olivia–

Eloísa – hay Oli todo fue tan extraño –Olivia limpió con sus mano las lágrimas que escurrían por su mejilla–

Olivia – necesito saber cómo va la investigación –se acercó a su escritorio–

Eloísa – ¿Qué vas hacer? –preguntó confundida–

Olivia – hablar con Dante él –marco el número y Eloísa cortó la llamada–

Eloísa – estás loca –la observó molesta– si le hablas a Dante se dará cuenta del cambio

Olivia – necesito saber ¿Qué ha pasado? Si sabe algo, si hay algún sospechoso, necesito saber si hay al menos una hipótesis –se sentó de golpe– necesito saber que su muerte no quedara impune –las lágrimas de nuevo invadieron su rostro– ella no se merecía morir y mucho menos de esa forma

Eloísa – yo lo sé, pero por favor Oli, piensa en que pasaría si Paul se entera, incluso si Dante lo hace, él y Farah están felices –Olivia suspiro con pesar–

Olivia – sabes –la observó para después cerrar los ojos– llevo diez meses aquí, ocupando el lugar de alguien más, que sé que está bien porque ella está tomando el mío, pero este no es mi sitio, yo no soy Farah

Eloísa – y nunca lo has sido, no te das cuenta que todos a tu alrededor te quieren por eso exactamente porque no eres Farah

Olivia – necesito hablar con Farah, decirle a Paul la verdad

Eloísa – estás loca, Oli aquí eres feliz

Olivia – pero esto –observó con nostalgia el lugar donde estaba– no es mío, Leonor es la madre de Farah y a pesar que he tratado de descubrir algo que la involucre en cosas turbias no las encuentro

Eloísa – los robos han disminuidos –Olivia se recargó en el respaldo del asiento–

Olivia – sí porque ella ya no conoce las rutas, pero no la puedo culpar, digo al no conocerla ella tampoco otros de los colaboradores eso no sería motivo suficiente para inculparla

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