CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO

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CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO



–Paul y Olivia se besaban con pasión, Olivia disfrutó tanto escuchar su nombre salir de sus labios–

Olivia – te amo Paul –él sonrió delineando su rostro–

Paul – no más que lo que yo te amo muñequita –Olivia sonrió y sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas– ¿por qué lloras? –Limpió con sus manos las lágrimas que escurrían por su mejilla–

Olivia – porque no puedo creer que esto sea real –él le dio una sonrisa, acaricio su nariz con su dedo–

Paul – yo no puedo creer que tú existes, y que estás aquí a mi lado –Olivia lo abrazó– hay muñequita no sabes todo lo que significas en mi vida

Olivia – perdóname –susurro en su oído– yo no debí mentir, debí confiar en tu amor –Paúl puso su dedo en los labios de ella–

Paul – Olivia no podemos cambiar nuestro pasado, ni las circunstancias cómo nos conocimos, pero si podemos crear un presente –ella lo miro con ilusión– me voy a divorciar de Farah y quiero –ella no podía creer lo que Paul estaba a punto de decirle– casarme contigo

Olivia – yo me muero por ser tu esposa –lo besó emocionada–



–Leonor y Farah llegaron a la hacienda, en cuanto entraron Oliver las observó impresionado la taza de café que llevaba en su mano, cayó haciendo que quedara estampada en el suelo en mil pedazos–

Oliver – ¡Farah! –la observó sorprendido, Farah corrió hacía él y lo abrazó con dulzura–

Farah – ¡Papá! –Oliver no podía creer lo que veía y entonces reconoció cómo la voz de su hija había cambiado–

Leonor – hay algo importante que tenemos que decirte –Oliver se separó de Farah observándolo incrédulo a lo que veía–

Oliver – ¿cómo? –Señaló su vientre–

Leonor – debemos pasar al despacho, lo que te vamos a decir es un poco delicado –Farah acaricio el rostro de su padre con ternura, ahora se daba cuenta que si lo necesitaba y estaba empezando a arrepentirse de haberse quedado al lado de Dante–

Farah – papá –Oliver la observaba esperando la explicación– perdóname –rompió en llanto y Oliver aún sin entender que estaba pasando se acercó a ella y acaricio rostro con ternura–

Oliver – no tengo nada que perdonarte –se separó del abrazo y limpio con cariño las lágrimas en el rostro de su hija– ¿Qué pasa Farah? Me estás preocupando

Leonor – pasa que ella al igual que nosotros fue víctima –sus ojos se llenaron de lágrimas y Farah la interrumpió–

Farah – del destino –no entendía porque pero aún había en ella una luz de esperanza, quería creer que todo era culpa del destino–

Leonor – No Farah –dijo molesta pero intentando de fingir dolor– eso no fue el destino, eso fue –se colocó una mano en el pecho como si lo que iba a decir le estuviera causando daño– una mala jugada, de –guardo silencio Farah la miró negando suplicándole con los ojos que no lo dijera– Olivia Fernández –Oliver frunció el ceño–

Olivia – ¡Oliva Fernández! ¿Quién es? –Farah limpió con sus manos las lágrimas–

Farah – mi hermana, o al menos eso es lo que pienso, es la única forma de explicar que nos parezcamos tanto –Oliver se sentó en la silla y aflojo su corbata–

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