CAPÍTULO CAURENTA Y NUEVE

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CAPÍTULO CAURENTA Y NUEVE


–Leonor terminó la llamada, recibió un mensaje y sonrió, su plan ya se estaba llevando a cabo, ahora solo faltaría una pieza importante–

Leonor – es momento que vayas a visitar a Paul –sonrió al decir eso–

Antonio – ¿cómo? –preguntó sorprendido–

Leonor – es momento que Paul se enteré la clase de mujer que tiene –miró a Antonio sonriendo, una sonrisa llena de maldad–

Antonio – ¿pero y si Paul no me cree?

Leonor – claro que te va a creer, le dirás que tú y ella se iban a escapar el día de la boda, le dirás que no pudiste hacerlo por él, por la amistad, tienes que hacer que él te crea que por ningún motivo dude de ti y si es necesario digas que Anabel fue la que te suplico que no le hicieras eso a Paul, lo dices necesito que Paul confíe en ella, y sea su refugio ante la decepción que sufrirá

Antonio – y si la que está ahí realmente no es Farah –Leonor sonrió–

Leonor – entonces para Paul será peor, estuvo a punto de ser padre del hijo de una mujer que no conoce y que lo único que quiere de él es su dinero

Antonio – ¿crees que esa mujer esté ahí por su dinero?

Leonor – no lo sé y eso es lo que más me preocupa –miró a Antonio molesta– ¿Qué esperas para ir hacer lo que te pedí –grito pegando con la palma de su mano sobre su escritorio–



–Raquel se despedía de Lucia con un fuerte abrazó–

Raquel – en cuanto necesite tu declaración te llamaré –Lucia asintió dándole una ligera sonrisa, se moría de miedo, la noche anterior no había podido dormir bien, sentía que algo malo iba a pasar, esa misma sensación sintió días antes de la muerte de Isabel– ¿Qué pasa?

Lucia – prométeme que se va a cuidar –Raquel le tomó las manos con ternura–

Raquel – te lo prometo, no tan fácil se van a deshacer de mí

Lucia – cuida mucho a Olivia por favor, esa niña es como si fuera mi hija

Raquel – Olivia está en buenas manos, no lo dudes nunca

Lucia – y por favor échale un ojito a mi Eloísa, la extraño tanto

Raquel – ella también te extraña

Lucia – por favor Raquel que Leonor no se enteré que es mi hija no me iba a perdonar nunca que por mi culpa le hiciera daño

Raquel – tranquila, que yo al igual que su abuela nunca vamos a permitir que a Eloísa ni a Olivia le hagan daño –de nuevo se dieron un fuerte abrazo, para después separarse Raquel subió al autobús, Lucia la observaba colocando su mano en su pecho, sentía una opresión, el miedo la estaba invadiendo–

–El autobús salió de la terminal, Lucia giró y lo vio, se quedó paralizada intentó esconderse–

Lucia – es él –sus ojos se llenaron de lágrimas y salió de prisa de la central de autobuses–



–Olivia estaba en su oficina, recargada de la silla, la noche anterior tuvo una pesadilla pero eso no era lo que la tenía mal, después de la pesadilla soñó con su madre, sonrió con sus ojos llenos de tristeza al recordar el sueño–

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