Capitulo 7

11K 1.2K 106
                                    

La niebla se arremolinaba frente a sus ojos mientras luchaba por regresar a la tierra de los vivos. Todo su cuerpo dolía pero Harry lo ignoró. Mientras despertaba sintió un extraño hormigueo en los pulmones. Luchó por abrir los ojos. No saber dónde estaba lo hacía sentir inquieto.

-Evan, ¿puedes oírme?- preguntó una voz que sonaba como la de Ryddle-. Estamos en casa. No te preocupes si no pudes moverte. Has usado demasiada magia, así que te sentirás agotado por un tiempo.

Entonces recordó. Se había encontrado con algo... un vampiro. Había tratado de quitarle la sangre a Ryddle. Él, Harry, había peleado con el vampiro y había hecho algo. En esos momentos no sabía lo que había hecho. Sólo sabía que era algo que no volvería a hacer pronto.

-¿Puedes abrir los ojos?

Harry logró abrirlos un poquito antes de volver a cerrarlos. Donde fuera que se encontrara había demasiada luz.

-Bien, Evan-. Harry podía oír el sarcasmo en la voz de Ryddle- ¿Por qué no tratas una vez más a ver si esta vez puedes abrirlos de verdad?

Haciendo una mueca, Harry abrió los ojos y se obligó a mentenerlos abiertos. Las lágrimas le hacían arder los ojos, pero no les prestó atención. La cosa importante para él en esos momentos era saber si Ryddle se encontraba bien.

Todo lo que podía ver era un montón de manchas. Harry giró la cabeza de lado a lado sin que su vista mejorara.

-Mis anteojos, por favor.

La mancha izquierda se movió y le pusieron algo sobre la nariz.

Suspiró cuando el mundo entró en foco. No necesitó mirar mucho alrededor para saber que estaban en casa. En realidad en su habitación. Cómo habían llegado allí no lo sabía. La úiltima cosa que recordaba era haberse desmayado en la acera.

Calmándose, Harry volvió su atención a Ryddle.

-¿Cómo estás?

El chico se veía más pálido de lo normal. ¿Y esas ojeras bajo sus ojos? Parecía que no había dormido en días. Al menos no podía distinguir moretones en su cuello. Quien fuera que se hubiese encargado de ellos se había asegurado de atenderlos a ambos.

-¿No debería yo estar haciéndote esa pregunta? Fuiste tú el que casi murió por actuar como un maldito Gryffindor. Pude haberme encargado de todo yo solo. Pudiste al menos usar un hechizo de luz solar en vez de arriesgarte de esa manera.

Harry intentó asentir pero descubrió que su cabeza pesaba demasiado para hacerlo.

-Estoy cansado- dijo.

-Claro que lo estás. ¿Tienes idea de cuanta magia sacaste de tu núcleo con tu pequeño truco? Tuviste suerte de no volverte un squib.

Dejando de escuchar a Ryddle, Harry miró al cielo.

Había matado a alguien.

Justo como había matado a tanta gente a su alrededor.

Pero esta vez había sido diferente,

Había matado para proteger a alguien. ¿Eso lo hacía una cosa buena o mala?

Ahora estaba demasiado cansado para pensar en ello.

-¿Cómo llegamos aquí?- preguntó con la voz oxidada y vieja, como si no la hubiera usado en años.

Ryddle se reclinó en su silla y cruzó una pierna sobre la otra.

-Yo te traje aquí. Después de todo, prometiste enseñarma a hacer magia sin varita. Sería totalmente estúpido que te dejara morir antes de que me enseñaras algo.

El comienzo del comienzoWhere stories live. Discover now