Capitulo 18

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¿Qué había hecho?

¿A quién había molestado?

¿Había hecho enojar a algún dios de alguna forma? Quizá había intentado matar a todos los gatitos del mundo en una vida pasada y alguien había decidido castigarlo en ésta vida.

¿O era simplemente que el destino lo odiaba?

Debía haber alguna razón por la que había tenido tantos atentados contra su vida y aún así no haber muerto con ninguno de ellos.

Después de pensarlo un rato decidió que debían ser como 31. Tal vez más, quizá menos. Algunos de los atentados no sabía si contaban o no.

...el destino realmente lo odiaba y la muerte parecía no quererlo.

Alguien allá arriba probablemente se estaba riendo a carcajadas.

Harry sabía que no había muerto. No sentía dolor, pero el desagradable sabor de pociones en su boca le decía que estaba con vida. Nadie sería tan malvado como para permitir que alguien muriera y aún así sintiera el sabor de las pociones.

Sintiendo que alguien tomaba su mano Harry se relajó. No quería despertar pero no podía quedarse en la oscuridad sin importar lo seguro que se sentía. Se parecía mucho a la oscuridad de su alacena. Aunque odiaba estar encerrado allí había sido su paraíso seguro. Ni su tío o su primo podían entrar allí, y Petunia jamás lo hubiera hecho.

Pero él no podía dejar solo a Tom. Le había prometido que estaría allí para él y no rompería esa promesa. Además, si se quedaba en la oscuridad, ¿quién sabía lo que le sucedería a Tom? Quizá Dumbledore lo enviaría de vuelta al orfanato. No podía permitir que algo así sucediera.

Harry se enfocó en su mano. Estaba caliente. No como cuando sentía el sol, sino como cuando alguien le tocaba. Alguien sostenía su mano.

Su sentido del oído volvió a la superficie. Podía escuchar gente moverse aunque parecía que estaban en otro lado. Como si hubiera una pared entre ellos, o algo así.

Abrió los ojos demasiado rápido y los cerró de inmediato. Estaba demasiado brillante. Eran tan blanco como la enfermería de Hogwarts, pero sabía que no estaba en el colegio. Y al no oír ruido de máquinas supo que tampoco estaba en un hospital muggle.

Abrió los ojos una vez más, lentamente, intentando darse cuenta de dónde estaba. Sus alrededores parecían borrosos. Movió su mano buscando sus anteojos al darse cuenta de que no los traía. No le gustaba el hecho de estar en algún lugar que no conocía sin poder ver nada.

Cuando no pudo mover la mano giró la cabeza y trató de averiguar qué se lo impedía.

Alguien con cabello negro estaba sentado a su lado, apoyando su cabeza en la cama. La persona sostenía su mano.

Encontró sus anteojos en el velador, se los puso y volvió su atención a la otra persona en la habitación.

Sus ojos se abrieron al ver quién era.

Tom Sorvolo Ryddle estaba profundamente dormido, aferrado a su mano como si fuera un salvavidas. El chico tenía oscuras ojeras y estaba más pálido que la última vez que lo había visto.

Harry no tuvo idea de cuánto tiempo estuvo observando a Tom, no había reloj en la habitación. No se atrevió a moverse por miedo a despertarlo. Tom se veía como si necesitara todo el sueño que pudiera conseguir.

Al poco rato, Harry se encontró con que necesitaba dejar la cama. ¿Cuándo había sido la última vez que había ido al baño? No importaba. Todo lo que sabía era que necesitaba uno, y rápido.

El comienzo del comienzoWhere stories live. Discover now