Capitulo 31

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Cuando el ataque de tos finalmente se detuvo Harry se apoyó contra la pared y cerró los ojos. Su cabeza palpitaba y los pulmones le dolían. Sabía que si abría los ojos vería sangre en sus manos; en esos momentos podía sentir algo cálido y húmedo en su piel.

-Señor James ¿está usted bien?- la voz de Ragnok provocó que Harry abriera los ojos, aunque tenía deseos de simplemente dormirse donde estaba. No le importaba que fuera un baño. En esos momentos encontraba que cualquier lugar era bueno para él.

Había sentido los ya conocidos calambres que le indicaban que otro ataque venia mientras estaba en una reunión con Ragnok. Lanzándole una rápida excusa al globin dejo la oficina prácticamente a la carrera. Había corrido hacia un baño que no era muy usado. Tenía su lado positivo ir tan seguido a Gringotts. Aunque nunca usaba los carritos, ahora conocía el lugar bastante bien.

-Señor James, ¿sucede algo?

Harry gruñó y se puso de pie. Cuando se balanceó cerró los ojos y respiró profundamente, esperando que el dolor pasara. Parecía que tomaba cada vez más tiempo. No era mucho pero a la larga era más que suficiente.

-Señor James, si no responde me veré forzado a abrir la puerta y usted pagará por el daño hecho con intereses.

La seca voz de Ragnok y las palabras lo hicieron sonreír. Parecía que aunque estuvieran preocupados por algo o alguien los goblins aun podían sacar dinero de la situación. Sabía que había una buena razón por la que eran los encargados de cuidar el dinero de los magos y brujas.

-Estoy bien.

En el silencio que siguió Harry comenzó a dudar que Ragnok lo hubiera oído.

-Abra la puerta para que pueda verlo por mi mismo, señor James.

Harry suspiró. Su plan para hacer que Ragnok volviera a la oficina parecía no estar funcionando. Había esperado tener un poco más de tiempo para refrescarse pero al parecer no sucedería.

Limpiándose la sangre y asegurándose que no hubiera salpicado a su ropa, Harry se alejó de la pared y abrió la puerta con un movimiento de su mano.

Ragnok lo miró preocupado, o por lo menos tan preocupado como un goblin podía estar, y Harry tuvo que evitar inquietarse bajo su mirada.

-¿Por qué se marchó?

Harry sonrió y abrió la boca para hablar. Después de tanto toser su garganta se sentía en carne y viva y adolorida.

-Lo siento, creo que comí algo esta mañana que no le cayó bien a mi estomago.

El goblin no se movió cuando Harry trato de salir del baño.

-Me gustaría que evitara mentirme. Normalmente no funciona bien con los de mi tipo.

Harry asintió y trato de sonreírle tranquilizadoramente a Ragnok aunque no estuvo seguro de cuánto funcionó.

-No es nada de qué preocuparse. No ha afectado mi trabajo hasta ahora y le prometo que no lo hará en el futuro...

Lo que iba a decir fue interrumpido por la llegada de un joven goblin.

-Señor James, justo el mago que andaba buscando. Lord Malfoy acaba de llamar, quiere que vaya a hablar con él sobre qué protecciones pueden ser usadas para mejorar las actuales protecciones alrededor de la Mansión Malfoy.

Ragnok frunció el ceño al goblin, que pareció empequeñecerse bajo su mirada.

-Dígale a lord Malfoy que el señor James no podrá visitarlo...

-Iré en unos minutos.

El goblin pareció confundido sobre a quién obedecer. Ragnok era su superior pero el negocio del señor James les generaba bastante dinero sin que ellos hicieran nada. Era una de las mejores maneras que conocían para hacer dinero.

El comienzo del comienzoWhere stories live. Discover now