Capitulo 40

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-Bueno, si lo ves, ¿por favor podrías contactarme?

Harry sacó la cabeza de la chimenea y vio cómo las llamas cambiaban del color verde a su color original.

Suspiró cansado y se pasó una mano por el cabello, se levantó. Observó a Hubert mirándolo y negó con la cabeza, respondiendo la silenciosa pregunta del fantasma.

-Mortimus prometió estar pendiente por si ve a Tom. Pero, al igual que los demás, no tiene idea de donde más buscar.

Harry se dejó caer en una silla y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.

Habían pasado tres días desde la discusión que habían tenido y desde que Tom había huido y ahora no tenía idea de donde podría estar.

Había tratado en los lugares más obvios pero Tom no estaba en ninguna parte. Había buscado en Hogwarts, donde se había puesto en contacto con Horace Slughorn. Después de confirmar que el profesor de Pociones no había visto a Tom, Harry le había hecho prometer que no le diría a nadie de la desaparición de Tom.

Sabía que probablemente encontraría más pronto a Tom si anunciaba la desaparición del chico. Pero con Grindelwald y Dumbledore por ahí Tom estaría en peligro. El subdirector los odiaba a ambos. Y Harry no tenía dudas de que Grindelwald trataría de encontrar a Tom para usarlo en su contra.

Después de un tiempo comenzó a contactar a los amigos de Tom... seguidores... lacayos... como diablos los llamara. Pero al igual que con el profesor Slughorn no tuvo resultados positivos. Claro que podrían estar escondiendo a Tom de él pero de alguna manera lo dudaba. Sólo para estar seguro se aseguró de hablar con los padres. Después de todo Tom no era aún el gran señor oscuro, así que ellos aun no le eran leales.

Comenzó a morderse el pulgar, sin importarle el sabor metálico que lleno su boca. Se había mordido el pulgar tantas veces que con la más leve mordida la sangre comenzaba a salir. Harry encontró que la sangre y el dolor aclaraba su cabeza y le hacían más fácil pensar.

-A Tom no le gusta que hagas eso- dijo Hubert.

Harry gruñó pero alejó el pulgar de su boca.

-No está aquí para decir nada-. Harry lamentó sus palabras al ver los hombros de Hubert caer-. Lo siento Hubert, es sólo que estoy preocupado por Tom. ¿Quién sabe lo que le puede suceder cuando no está?

Apoyó la mano en su pecho y tocó su collar. Desde que le había dado a Tom el otro collar el chico no se lo había quitado.

"-Creo que tengo justo lo que busca. Sin esperar respuesta el encargado de la tienda tomó dos collares de plata con una serpiente retorcida sobre una luna nueva-. Ambos collares tienes hechizos protectores en ellos y, si elige una contraseña, hará posible que los dueños se localicen mientras los estén usando.

Harry miró los dos collares. Eran hermosos. Ninguna otra palabra podría describirlos. De alguna manera no tenía dudas de que a Tom le gustarían. Quizá sería suficiente para que el chico lo perdonara.

-Los compraré."

Harry dio un salto de alegría. Al mismo tiempo se maldijo por no pensar antes en eso.

-¿A dónde vas?

Harry se giró y miró a Hubert.

-Creo que sé cómo encontrar a Tom. No me esperes.

-Es inútil que me digas eso cuando yo no duermo.

Sonrió y se vistió con un movimiento de su varita y la guardó en su manga. Ya que no sabía dónde terminaría tenía que estar preparado para todo. Como última cosa Harry se llevó su escoba cuando salió de la casa. Si el collar realmente funcionaba necesitaría una forma de transportarse.

El comienzo del comienzoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu