Capitulo 33

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Largos pasos lo acercaban más al gran castillo. Harry se movía con gracia por los terrenos acercándose más y más a las grandes puertas. Tenía que apresurarse o corría el riesgo de que lo dejaran fuera. No podía arriesgarse a transformarse a su forma humana para abrir la puerta. Y pasar la noche afuera tampoco sonaba muy bueno.

Entró justo a tiempo, cuando las puertas comenzaron a cerrarse tras el último chico de tercer año que venía de Cuidado de Criaturas Mágicas. Y aunque Hagrid no enseñaría hasta cincuenta años más o algo así, parecía que a los estudiantes no les resulto fácil la lección. O era eso o ahora estaba de moda estar cubiertos de lodo de pies a cabeza.

Una vez entró, Harry siguió al pequeño grupo, que se separó de los demás para dirigirse a las mazmorras.

Mantuvo la distancia entre él y el grupo ya que los Slytherin se aseguraban de mirar sobre su hombro. No deseaba ser atrapado por chicas o arañas gigantes. O cualquier otra cosa que vagara por los pasillos de Hogwarts.

Comenzó a correr cuando los estudiantes doblaron una esquina y desaparecieron de su vista. No le preocupaba perderse, el lodo en el piso hacia fácil el poder seguirlos. Pero no quería correr el riesgo de encontrarse con estudiantes que se dirigían al Gran Comedor.

Sin fijarse hacia donde corría de repente chocó contra algo duro y cayó.

Unas manos frías envolvieron su cuerpo antes de que pudiera aclarar su cabeza para huir. Las manos que lo sostenían eran suaves pero lo suficientemente firmes como para evitar que huyera. El pequeño cuerpo de Harry se quedó helado cuando sus ojos verdes se encontraron con unos plateados. Sólo conocía a una familia mágica con ese tipo de ojos.

Mortimus le sonrió y acaricio su cuello con un dedo. Harry se apoyó en el toque y ronroneó. En el pasillo sonaba mas fuerte que de costumbre.

-Eres un gatito muy lindo. Pero qué color de ojos más inusual tienes. Me recuerdan a...-.Malfoy ladeó la cabeza y entrecerró los ojos antes que se iluminaran en una brillante sonrisa infantil-.Ahora lo sé. Tus ojos me recuerdan a ese té que hace que la gente se enferme sólo con el aroma.

Inseguro, Harry sólo parpadeó. Cuando la gente hablaba sobre sus ojos normalmente le decían que tenía los ojos de su madre o del mismo color que la maldición asesina.

Aunque era bueno escuchar algo nuevo no estaba seguro si le gustaba o no.

Sus pensamientos se detuvieron cuando Mortimus continuó acariciándolo. Malfoy era casi tan bueno como Tom. Quizás debería acercarse más al lord en su forma animaga.

Harry frunció el ceño y entreabrió los ojos. No podía evitar preguntarse qué estaba haciendo Mortimus en Hogwarts. Las pocas veces que había visto a Lucius en el castillo siempre había significado problemas. Si era el caso con este Malfoy Harry no estaba seguro de qué pensar. Hasta que supiera más, por esta vez, se sentaría a esperar el espectáculo.

Sus orejas se movieron al sentir pasos en su dirección. Mortimus giró la cabeza en dirección al sonido y frunció el ceño.

-Maldición. Había esperado evitar un poco más al molesto insecto-.Malfoy volvió su atención a Harry y le cerró un ojo-.Después de mi primera visita al colegio después de mi graduación se decidió que no podía volver a entrar sin escolta. De verdad no es mi culpa que sus elfos domésticos no puedan soportar unas cuantas sorpresas. ¿Y si no querían sentir el clima parar que tienen un techo encantado que lo muestre? Sólo llovía un poco ese día.

Por la manera en que Mortimus habló, le pareció a Harry que había más tras la historia de lo que había dejado ver. Se preguntó cuánto había llovido ese día en realidad. Y se preguntó qué tendría que hacer para conseguir que el lord le contara los hechizos que había usado.

El comienzo del comienzoWhere stories live. Discover now