Capitulo 34

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Había olvidado lo bullicioso y no-Slytherin que sus compañeros de casa podían llegar a ser a veces. Normalmente se quedaba por corto tiempo antes de retirarse al dormitorio para hacer alguna tarea o leer algún libro. Pero esa noche se quedaría y participaría de la fiesta, o al menos tanto como el heredero de Slytherin lo haría.

Tom hizo una mueca cuando escuchó algo quebrarse. Probablemente era otra mesa que había colapsado debido al peso de los cuerpos bailando sobre ella. Cada vez que celebraban de esa manera se preguntaba si había tomado un giro equivocado en alguna parte y de alguna manera había terminando con los Gryffindor.

Pero una mirada a la sala común le recordaba que en realidad estaba en el lugar correcto. Tom dudaba que hubiera verde en la sala común de Gryffindor. Después de todo, lo único rojo que tenían los Slytherin era el vino.

Ninguno de ellos tenía que preocuparse porque el profesor Slughorn detuviera la fiesta. La última vez que Tom había visto algo del alcohol había sido donado por su propio Jefe de casa.

Estaba sentado cerca de la chimenea y los demás sabían muy bien que no debían molestarlo. Él había escogido el sillón más cercano a la chimenea y ni siquiera los de séptimo año harían el intento de que se moviera. En su mano sostenía una copa de vino de la que bebía de vez en cuando.

Suponía que tenían razón para celebrar. Después de todo, su equipo había vencido a Ravenclaw en Quidditch. Había sido una victoria fácil. Ravenclaw no tuvo ni una sola oportunidad contra su equipo. Ya que nadie protegía a los Slytherins ellos se protegían a si mismos. Y cuando alguien era traicionado todos peleaban por la venganza.

Los Ravenclaw tendrían que cuidar sus espaldas cada vez que salieran de su sala común. Solo aquellos que eran parte de sus escogidos estaban a salvo. Después de todo, no seria útil lastimar a aquellos que le sirven.

Con el rabillo del ojo Tom vio a alguien sentarle en la silla que estaba a su lado. El cabello rubio le dijo quien era.

-¿Qué quieres Abraxas?

El heredero Malfoy se removió incomodo en su asiento antes de calmarse.

-Quiero agradecerle mi lord.

Tom levantó una ceja.

-¿Por qué?

Aunque Abraxas era lo más parecido que tenía a un amigo no significaba que se lo haría sencillo al otro chico.

-Por la broma.

Tom sólo asintió.

-Por supuesto. Los Slytherin debemos mantenernos juntos, ya que nadie mas nos ayudará.

Abraxas asintió aunque ambos estaban consientes de que ahora tenía una deuda con Tom. Y Tom se cobraría cuando le fuera necesario. Era bastante común entre los Slytherin. Después de todo, nunca nadie hacia algo gratis.

Pero antes de que alguno pudiera decir algo más, Orion tomo el último asiento libre a su lado.

-¿Alguno de ustedes vio la cara de Weasley cuando salió de las duchas?

Bajo la excusa de esperar por su equipo para felicitarlos por la victoria los Slytherin habían estado esperando fuera de los vestidores.

Tom se había asegurado que nadie supiera que algo sucedería. Mientras más supieran, mas opciones había de que alguien los pillara, como un profesor, que buscaría de inmediato al responsable.

Normalmente habría estado en la biblioteca en lugar de acompañar a los demás Slytherin alentando a su esquipo. Esta vez bajó al campo de Quidditch rodeado de sus seguidores. Tom sabía que los demás estudiantes se preguntaban qué estaba haciendo allí. Pero, si alguien se hubiera atrevido a preguntar, les habría dicho que era para animar al equipo. No era un secreto que alguien de Ravenclaw había hecho algo para enojarlo y a las demás serpientes. Ni siquiera los profesores podían pasar por alto ese hecho.

El comienzo del comienzoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon