Capitulo 14

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Un vistazo al reloj le dijo que todavía faltaba media hora para reunirse con Tom.

No era su decisión estar ahí a esa hora. Hubert lo había echado de la casa cuando se cansó de él. El fantasma no lo había hecho literalmente, pero lo había amenazado con poseerlo si no se iba.

Ya que no tenía nada mejor que hacer caminó hasta Hogsmeade.

Había pasado un mes desde que Tom se había ido a Hogwarts. Con nada mejor que hacer Harry había pasado la mayor parte de su tiempo en el pueblo. Había ganado unas cuantas monedas ayudando aquí o allá, pero no era mucho.

Todavía había dinero suficiente en su cuenta bancaria, pero no podía vivir de ello para siempre. El dinero supuestamente era para los gastos escolares, no para que vivieran dos personas. Necesitaba un trabajo.

Mientras esperaba por Tom y sus amigos, Harry entró en una pequeña tienda de libros que no existía en su tiempo. El por qué no lo entendía. Claro que algunos de los libros eran un poco oscuros, pero había encontrado interesantes libros que bien podría leer después.

No pudo evitar sonreír mientras paseaba por la tienda. Si sus amigos le vieran con esa clase de libros en las manos..., Ron sin duda comenzaría a pensar que había algo de malo en él, o que Voldemort lo había poseído, o que se estaba convirtiendo en el próximo señor Oscuro.

Hermione, por otro lado, probablemente estaría orgullosa. Ella siempre se había quejado de que él y Ron nunca podían buscar alguna información por sí mismos.

El pensar en sus amigos provocó que le doliera el corazón. La mayoría del tiempo se obligaba a no pensar en lo que se había visto forzado a dejar atrás.

Meneó la cabeza intentando sacar esos pensamientos. No podía hacer nada al respecto. En todo lo que tenía que enfocarse era Tom.

Ahora que el chico había vuelto al colegio las pesadillas de Harry habían regresado tan terribles como antes. Hubert había intentado quedarse en su habitación una noche, pero no era de ayuda. El fantasma simplemente no tenía el efecto relajante que tenía Tom.

Frunció el ceño. Cuando dormía no era importante. Mientras Tom no se enterara de nada no había problemas. El chico debía concentrarse en la escuela y en sus amigos. Si Tom podía actuar como un chico de su edad le haría mucho bien. Quizá una infancia feliz sería suficiente para que el chico no se convirtiera en Voldemort.

Mientras salía de la tienda un libro llamó su atención y volvió sus pasos.

Aprenda a ser un Animago paso a paso.

Harry parpadeó. Un animago. Su padre y Sirius habían sido animagos. Peter también pero no contaba. Después de todo la rata había traicionado a sus padres enviándolos a la muerte.

Movió la cabeza y se dirigió al mostrador con el libro en la mano. Al parecer había encontrado algo que hacer para no molestar a Hubert.

Estaba atrasado.

Tom no lo podía creer. Habían hecho una cita para encontrarse en Hogsmeade para el almuerzo.

Hacía diez minutos que Evan debía estar allí.

Él, Tom, se había asegurado de llegar a tiempo y había escogido una mesa donde pudiera ver quien entraba y salía. Era bueno saber si serían espiados. Ya le había explicado a sus elegidos que habían tenido el honor de ser escogidos para conocer a su nuevo tutor.

Le había tomado un tiempo decidir a quien traería con él. Ya que no tenía a nadie que considerara un amigo, había traído a los que consideraba sus secuaces más fieles.

El comienzo del comienzoWhere stories live. Discover now