Capitulo 48

8.3K 793 142
                                    

Desde que había conocido a Albus Dumbledore y llegado a Hogwarts, incluso antes de ello, Tom se mostró fascinado con el poder. Con poder podría lograr lo que deseara. Una de las maneras más sencillas de conseguir poder era a través del miedo. Y los señores oscuros no eran nada si no eran temidos.

Mientras estaba de pie tras uno de los estantes de la tienda de libros, Tom se fascinaba y asustaba con lo que ocurría afuera.

El polvo se había asentado y era más fácil distinguir a los seguidores de Grindelwald de entre los civiles. Todos vestían oscuras túnicas azules, a diferencia de las rojas de los Aurores. Por lo que sabía, y ahora podía ver, usaban máscaras de animales. Lo único visible eran los ojos, nariz y boca. Todo lo demás estaba cubierto y no daba ninguna pista sobre quién estaba tras la máscara.

Había silencio en la tienda; si alguien hubiera dejado caer una aguja, el sonido de ésta al tocar el suelo había sido ensordecedor. Tom sintió que los demás lo miraban y esperaban que hiciera algo. Creían que él podría sacarlos de esa situación con vida.

En cualquier otro caso habría estado más que contento de hacerlo, pero en esos momentos no tenía idea de qué hacer. Aún era un estudiante de Hogwarts, y la gente de afuera eran magos adultos y experimentados. Incluso con el entrenamiento extra que Evan le había dado no podía enfrentarse a esa gente y mucho menos ganar.

Tom se mordió el labio inferior mientras pensaba; un sabor metálico llenó su boca. Tragó sangre en lugar de escupirla como quería, y pasó su lengua sobre el abusado labio para calmarlo.

-Mi lord, ¿qué debemos hacer?

La voz de Orión lo sacó de sus profundos pensamientos y lo llevó de vuelta al mundo real. Miró alrededor y observó a todos los que lo miraban con rostros pálidos y asustados. El encargado de la tienda no estaba en ninguna parte. O yacía muerto bajo uno de los estantes caídos o había huído sin que lo notaran.

-Somos pocos y demasiado jóvenes para luchar contra ellos. Debemos tratar de encontrar un lugar dónde escondernos. Pero corremos el riesgo de que nos encuentren antes de que los Aurores lleguen. Estaremos más seguros tras las protecciones de Hogwarts. Si nos apresuramos quizá podemos ser más rápidos que ellos.

En un plan riesgoso, en especial porque parecía que Walburga no podía apoyar su pie. Eso los haría ir más lento, pero ni Tom ni los demás pensaban abandonarla. Ella era una Slytherin, y se mantendrían juntos, sin importar lo que sucediera.

-Iré primero. Orión y Walbuga en medio y, Abraxas, irás atrás. Todos deben de tener las varitas listas para usar. Recuerden, esto no es una lección. Un error puede costarnos la vida.

Los tres Slytherin asintieron para mostrar que habían comprendido.

Tom esperó a que los tres se pusieran tras él. Luego, lentamente, salió de la tienda con la varita al ristre. Si alguien lo viera sin la varita pensaría que era estúpido o que la tenía bajo la manga.

No revelaría que podía hacer magia sin varita antes de que fuera absolutamente necesario. Podría ser la carta de triunfo que salvara sus vidas.

Al salir de la tienda el ruido de la batalla les llegó de golpe. El polvo se había disipado pero ahora había humo de un incendio que no podían ver, eso les dificultaba ver lo que sucedía a su alrededor.

De vez en cuando podían distinguir personas moviéndose entre el humo. Algunos usaban túnicas azules y otros túnicas ordinarias. Otros usaban el uniforme de Hogwarts.

Tom pensó en detenerse y ayudar a alguno de sus compañeros estudiantes, especialmente a los más pequeños. Ellos no tendrían idea de qué hacer en una situación como esa.

El comienzo del comienzoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin