5 | Mundo Caído.

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Anna.

—Anna, vas a casarte con Alexander —agregó papá, en ese momento me quedé sin aliento, espero haber escuchado mal.

—¿Qué? —balbuceé entre risas—. Papá, el mejor chiste que has dicho —dije carcajeándome, la verdad no sabía cómo reaccionar, no sabía si era mentira o no.

—Anna, no es broma, te vas a casar con Alexander —añadió mi mamá, en ese momento exploté.

—¿Cómo carajos quieren que me casé con él? ¡No ven que él y yo no nos llevamos bien! —chillé levantándome de donde estaba con mis manos hechas puños y con el ceño fruncido, ¿Qué le pasa a esta gente? ¡No tiene lógica lo qué están diciendo!—. ¡No me jodan! ¡Es la idea más estúpida, idiota, loca, e ilógica que he escuchado en toda mi vida! —alegué saliendo de la sala mientras me dirigía a mi cuarto.

—Anna Valentia, ese no es el vocabulario que debe usar una señorita —riñó mi mamá horrorizada.

—¡Señorita mis cojones! —exclamé subiendo la escalera, solo alcancé a escuchar la carcajada de papá.

Cuando llegué a mi habitación, abrí la puerta y la cerré de un portazo, necesitaba salir de allí, tomé una ducha y decidí vestirme con ropa deportiva. Luego de bajar las escaleras mientras me dirigía hacia puerta una voz me detuvo en seco.

—¿Adónde crees qué vas? —preguntó mi mamá, yo rodé mis ojos y luego me giré fastidiada, ¿Acaso no es obvio?

—A trotar —contesté obvia, estaba muy enojada.

—Está bien, como sea, nada más quería decirte que a las 7 p.m. tienes que estar aquí, ya que a las 9 p.m. vamos a ir a comer a casa de los Gabbana ¿Entendiste? —dijo con una mano en su cadera y la otra señalándome, yo solo asentí e intenté irme—. ¡Espera! —volteé a verla, ¿Por qué no me deja ir ya?—. Después hablaremos de tu vocabulario, jovencita —recriminó.

—Si, como quieras —exclamé tratando de zafarme de la situación.

Después de unos 15 minutos trotando llegué al parque central, me senté en unos bancos para agarrar tomar un poco de aire, cuando terminé de tranquilizar mi respiración observé a mí alrededor, solo se encontraban unas pocas personas a mi alrededor. Decidí llamar a Nora para contarle lo que acababa de ocurrir.

—¡Hola! —descolgó con entusiasmo Nora, algo que me hacía falta en ese momento.

—Hola, Nora —contesté desanimada.

—Dime que te pasa —masculló en un suspiro, sí que me conoce.

—Nora, quieren que me case —repliqué entre dientes, la verdad es que la idea aún me parecía una ridiculez.

—¡¿Qué?! ¡¿Quién?! —chilló del otro lado haciendo que me quitará el teléfono del oído.

—No grites, me dejaste sorda —insistí masajeando mi oído.

—¡¿Cómo carajos quieres que no grite?! ¡Si me llamas y lo primero que dices es "quieren que me case"! —explicó ella gritando. Dios, dame paciencia.

—La peor parte es que tendré que hacerlo con Alexander —añadí en un suspiro cansado.

—¿De qué me perdí? —preguntó confundida. Después de explicarle todo desde que se fue de mi casa hasta este momento, habló—. Ok, Anna ¿Qué piensas hacer? —adquirió ansiosa, la verdad ni yo misma lo sé.

Mi Regalo De BienvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora