58 | Revista.

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Alexander:

Luego de estacionar mi auto frente a la revista, me bajé de él y caminé hasta la entrada del edificio. El portero me abrió la puerta con una sonrisa, la cual correspondí.

Como todos los lunes la recepción era un desastre, los empleados corrían de un lado a otro. Ignorando todas las miradas caminé a través de la recepción hasta subirme al ascensor, seleccionando el último piso. Sinceramente hoy me sentía muy bien, tenía años que no me despertaba sintiéndome así.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron me encaminé hacia mi oficina, pero al pasar por enfrente de mi secretaria ésta se levantó de su asiento con una enorme sonrisa seductora en su rostro. Todos los días hace lo mismo, siquiera recuerdo porque la contraté.

La ignoré, como acostumbraba hacerlo, adentrándome a mi oficina. Lo primero que vi fue a Chase sentado enfrente de mi escritorio.

—Por dios, acabo de llegar y ya hay problemas en la empresa —aseguré fastidiado, siempre que él llega de repente es porque hay problemas. Chase al escuchar mi comentario soltó una carcajada.

—Sé que estás acostumbrado a que te diga las malas noticias pero esta vez no es por eso —explicó divertido, mientras yo me dirigía al otro lado del escritorio para sentarme en mi asiento.

— ¿Entonces? —curioseé mientras encendía mi computadora.

—Buenos días, también me alegra verte, Alex —exclamó irónico, por lo que lo observé con una sonrisa de lado.

—Buenos días, Chase ¿Que te trae por mi oficina? —adquirí sarcástico, él sacó una revista de su saco dejándola sobre el escritorio.

Tomé la revista para observar la portada, en ella habían tres fotos de Anna y yo, una en donde estábamos caminando tomados de la mano, en otra estábamos besándonos en la playa y por último, una en el supermercado, mientras que "La pareja del Año" titulaba las fotos. Una sonrisa apareció en mi rostro.

— ¿Qué ocurre con esto? —pregunté confundido, obviamente yo sabía que él estaba esperando que le contara que había sucedido.

—Estás extraño —acusó mirándome fijamente, yo solo desvié la mirada hacia mi ordenador.

— ¿Por qué lo dices? —pregunté extrañado, no iba a darle el gusto tan rápido.

—No lo sé, estas... —me observó por algunos segundos. Me fue imposible que no se me escapara una sonrisa divertida. Parecía un completo idiota, debieron haber visto su cara—. ¿Qué diablos es esa sonrisa? Cuenta de una vez —exigió con el ceño fruncido, una carcajada salió de mi garganta. Al parecer poco a poco comenzó a atar cabos sueltos—. ¿Acaso tu...? —se sorprendió—. ¿Acaso Anna y tú...? —Al ver mi gesto se sorprendió aún más—. Espera, espera ¿Qué mierda ocurrió en ese viaje? —preguntó con el ceño fruncido, su confusión se notaba de lejos.

—Le dije todo a Anna —comenté relajado, me observó sin ninguna expresión mientras entrelazaba sus manos sobre la mesa.

— ¿Exactamente qué le dijiste, Alex? —exclamó observándome desconfiado.

—Ya sabes, que me... —

—Espera, espera ¿Cómo se lo dijiste? Porque te veo muy capaz de decirle "Oye, Anna. No hagas esto más difícil, yo te gusto, tú me gustas ¿Sabes a lo que me refiero?" —comentó con una muy mala imitación de mi voz, ¿En verdad piensa que soy tan imbécil?

—Por supuesto que no se lo dije así, imbécil. Lo que ocurrió fue que estábamos discutiendo y una cosa llevó a la otra —exclamé encogiéndome de hombros. Lentamente una sonrisa divertida creció en su rostro, ¿Acaso se está burlando?

Mi Regalo De BienvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora