37 | Sentimientos.

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Anna:

—Muchas cosas de las que decidiste olvidarte —contesté directa.

Era la primera vez desde que llegué que me había hecho esa pregunta, era lo que había estado esperando para decirle todo lo que sentía. Aun así no podía hacerlo, ¿De qué serviría si estaba completamente borracho?

—No te vayas —rogó mientras acomodaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Ya lo decidí, Alex, no pienso seguir con esto. Voy a volver a Europ... —

—No te vayas esta noche —aclaró mirándome a los ojos, lo había dicho con tanta sinceridad, como si estuviera suplicándome. Se veía vulnerable lo que hacía que una parte de mí no quisiera dejarlo.

De repente su teléfono empezó a sonar interrumpiéndome, quise separarme pero no me dejó.

—Alex, está sonando tu teléfono —comenté un poco incómoda.

—Déjalo que suene —contestó sin importancia.

—Nadie llama a esta hora si no fuera importante —quise levantarme pero mi codo terminó en su costilla, por lo cual hizo una exclamación de dolor soltándome. Comencé a revisar su chaqueta hasta que por fin lo encontré, era Alessio así que decidí atender.

— ¿Aló? —contesté insegura.

—Ciao, Anna —comentó confundido.

Ciao, ¿Cómo está? Si busca a Alexander, él está descansando —expliqué sin pensar.

No te preocupes, puedo hablar con él mañana. Solo quería hablar sobre la reunión que tendremos el lunes, aunque imagino que estarás tú también, después de todo estás a cargo del proyecto —explicó entusiasmado. No supe qué responder a eso, ¿Cómo le diría que no quería saber nada de la nueva revista?

Sr. Alessio...

Sé que eres muy talentosa, Alexander me lo dijo. Tuvimos unas reuniones hace varias semanas y en cuanto le propuse este proyecto me dijo que solo lo aceptaría si tú estabas a cargo —comentó aún más entusiasmado.

— ¿Cómo qué hace varias semanas? Pensé que el arreglo había sido cerrado estos días —exclamé confundida.

Sí, pero solo fueron reuniones para arreglar algunos detalles, este era un negocio que lo veníamos trabajando desde hace un tiempo y esa fue la única condición que me puso Alexander para seguir adelante. Se nota que confía mucho en ti —afirmó sonriente.

Me quedé completamente en blanco, si Alexander le había propuesto a Alessio que yo estuviera a cargo del proyecto hace un par de semanas entonces no lo hizo para retenerme, ni para convencerme de que me quedara porque eso había ocurrido hace solo unos días, ¿Por qué hizo algo así si no creía en mí? ¿O tal vez si creía en mí?

Por primera vez desde que llegué sentí que lo había juzgado mal y eso cambiaba muchas cosas. Cuando terminé la llamada bajé a buscar algo de hielo para ponerle en sus heridas.

—Pensé que te habías ido —balbuceó Alex en cuanto entré a la habitación.

—Solo busqué un poco de hielo, tus heridas se van a hinchar sino hacemos algo —expliqué envolviendo algo de hielo en una tela.

Con mi ayuda se quitó la chaqueta y luego la camiseta. Creía que sería incómodo desvestirle pero cuando vi el enorme moretón que tenía en su costilla solo pude pensar en la brutalidad con que lo habían golpeado.

Se recostó en la cama mientras yo me sentaba a su lado, le di una de las bolsas para que se la colocara en el rostro y otra se la coloqué en su costilla con delicadeza.

— ¡Ah! —se quejó haciendo una mueca.

—Perdón, pero esto necesita hielo urgente o va a empeorar —expliqué observando el moretón. Podía sentir su mirada en mí, pero yo no despegué la vista del moretón, no quería cruzarme con sus ojos. 

— ¿Por qué me estás ayudando? —preguntó con el ceño fruncido.

—Alex, ya te lo dije, te vi tirado en una calle golpeado, ¿Cómo se supone que voy a dejarte allí? No soy una mala persona y a pesar de todo no te deseo nada malo —aclaré colocando unas pomadas en su moretón. Quise terminar la conversación pero parece que él no, ya que levantó mi mentón para que lo mirara.

—No quise decirte eso el otra día, soy un maldito idiota y lo supe en el momento en que te fuiste llorando —comentó sin quitarme la mirada, sus ojos mostraban sinceridad, realmente parecía arrepentido. 

No le contesté porque no tenía nada que decir, mañana se olvidaría de cualquier conversación que tuviéramos, por lo tanto no tenía ningún sentido seguir hablando. Desvíe la mirada y seguí con lo que estaba haciendo.

Tenía que pensar en tantas cosas, todo lo que había pasado desde que llegué se reproducía en mi cabeza. Tenía que tomar muchas decisiones y no podía permitir equivocarme.

Levanté la mirada y noté que se había quedado dormido. Su respiración era tranquila, estaba tan calmado como nunca lo había visto. En ese momento recordé las palabras de Alessio, había juzgado mal a Alex y me había convencido de que no había nada bueno en él que pueda darme.

Hasta hace unas horas tenía completamente claro lo que tenía que hacer, pero ahora mis sentimientos comenzaban a mezclarse y lo que parecía una decisión fácil ya no lo era. Tal vez todavía había una posibilidad de que siguiera con esto.

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Gracias por leer, ¡Besos!


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[EDITADO]

Mi Regalo De BienvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora