32 | Lágrimas.

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Alexander:

Estaba llegando tarde a la oficina y tenía mucho trabajo que hacer. Caminaba por uno de los pasillos cuando me crucé con Chase, que por cierto tenía cara de haber pasado una noche más divertida a comparación de la mía.

— ¿Cómo estás, hermano? —preguntó al verme.

— ¿Qué ocurre contigo? Estas muy contento como para ser un día de semana —contesté mientras seguía camino a mi oficina—. ¿Quién es la afortunada? —pregunté burlón. Esperé que me contestara pero no lo hizo, estaba muy concentrado en una castaña que le sonreía. Le golpeé en el hombro para que me prestara atención—. ¿Ella? —pregunté divertido.

—No preguntes tanto, solo pasó —contestó molesto.

—Está bien no me expliques, hoy al mediodía tengo una reunión con Alessio Lombardi y quiero que estés presente —exclamé retomando mi camino.

—Quedé para ir a almorzar y no quiero cancelarle —explicó preocupado, ¿Qué es lo que estaba escuchando?

— ¿Ahora también las invitas a comer? —pregunté, él iba a responder pero decidí interrumpirlo—. Cambiando de tema, quiero que Carolina Flores sea la cara de nuestra próxima portada, le fue muy bien en México y tenemos que conseguirla antes de que MFashion se nos adelante —dije mientras entraba a mi oficina. Al entrar noté que la silla de mi escritorio estaba mal colocada pero no le presté mucha atención ya que Chase me sacó de mis pensamientos.

— ¿Marie va a estar de acuerdo? Odia a todas las mujeres con las que te tiene que compartir —recordó Chase, rodé los ojos. Me importa una mierda lo que piense Marie.

—Marie tiene algunos problemas de ego, pero se toma en serio su trabajo y no se opondrá a algo que sabe que puede beneficiar a la revista —contesté en un tono más serio.

—Espero que tengas razón porque me enteré que le está haciendo la vida imposible a tu novia —exclamó Chase, él sabe cuánto me molesta esa palabra y aun así la sigue usando.

—Marie no es el tipo de mujer que hace reclamos, de hecho nunca lo ha hecho y por eso aún nos seguimos viendo, pero desde que se enteró lo del casamiento con Anna no para de decir que voy a terminar enamorándome de ella y otras estupideces —repliqué algo molesto.

—Hermano, no quiero darle la razón pero cada vez pasas más tiempo con Anna y tu no estás acostumbrado a estar siempre acompañado por una misma mujer —explicó sentándose en el sofá que se encontraba en medio de la oficina.

¿Por qué todo el mundo piensa eso? Hasta mi mejor amigo piensa que existe alguna posibilidad de que realmente ocurra algo entre Taponcito y yo, cuando lo único que hay entre nosotros son gritos y peleas.

—Chase, no digas estupideces —reclamé furioso de la situación.

De repente una celular comenzó a sonar, pero no era el mío. Chase iba a hablar pero no lo deje, quería escuchar de dónde venía el sonido. Lentamente empecé a seguir el ruido hasta llegar a mi armario que está al fondo de mi oficina.

Sabía quién estaba detrás de esa puerta, la única persona que se atreve a entrar a mi oficina sin mi permiso.

— ¿Qué haces aquí? —pregunté apenas abrí la puerta. Cuando sus ojos verdes me observaron paralizados, todo el enojo que tenía acumulado se desvaneció.

Podía notar que me estaba ocultando algo.

—Te estaba buscando —fue todo lo que dijo. ¿Es normal que esta situación me parezca divertida?

— ¿En mi armario? —pregunté incrédulo, era obvio que estaba buscando una excusa y con cada segundo que pasaba su nerviosismo aumentaba—. Chase, déjanos solos —ordené sin separar la mirada de ella, cuando la puerta de mi oficina se cerró la ayudé salir del armario—. Estoy esperando que me contestes —informé cruzando los brazos.

Mi Regalo De BienvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora