57 | Vuelo.

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Anna:

—Vamos, solo un poco más —exclamé rebotando.

—No entra, el espacio es muy pequeño —comentó forzando.

Se estarán preguntando; ¿Qué están haciendo? Estamos intentado meter al oso gigante en una maleta ya que cuando elegí a el oso nunca se me ocurrió pensar en cómo iba a llevármelo a casa, por lo que tuvimos que comprar una maleta ya que las nuestras eran muy pequeñas.

Yo estaba sentada encima de la maleta mientras que Alex intentaba cerrar el cierre de la maleta. Falta solo un poco para cerrarla completamente, terminé acostada encima de la maleta para que pudiera cerrar.

—Listo —exclamé entusiasmada al ver como Alex lograba cerrar el último tramo que quedaba, lo volteé a ver notando que tenía una cara de pocos amigos.

—Si no te hubieras antojado esto no hubiera pasado, además el peluche de zanahoria pudo entrar en tu bolso fácilmente —comentó receloso, sonreí divertida. Alguien amaneció rencoroso.

— ¿Aún no superas que yo haya ganado el oso? —pregunté acercándome a él, él rodó los ojos para luego bajar la maleta de la cama.

—No supero el hecho de que hayas ganado ese maldito juego —aclaró adentrándose al baño para guardar sus cosas en su maleta, me acerqué por detrás abrazando su espalda depositando un corto beso en ella.

—Cuando quieras te enseño —comenté juguetona mientras adentraba mis manos dentro de su camisa, pude escuchar como soltaba un suspiro para después tomar mis manos quedando frente a frente.

—Esta vez sí podríamos perder el vuelo, así que mejor relajémonos —explicó con la voz ronca, suspiré resignada dándome la vuelta dispuesta a irme. Antes de poder hacerlo me tomó de la cintura pegándome a sus labios y tomando mi trasero entre sus manos haciéndome soltar un pequeño gemido.

¿Dónde quedó el relajémonos? El beso fue subiendo de intensidad por lo que me incitó a enredar mis piernas alrededor de su cuerpo, sonreí al ver a donde iba parar esto. Este hombre en verdad me está volviendo loca.

De un momento a otro se separó de mí dejando un casto beso en mis labios soltándome lentamente, me observó sonriente mientras se daba la vuelta y volvía a guardar sus cosas.

Mis cejas debieron estar tocándose debido a mi ceño tan fruncido, ¿Qué demonios? En eso observé una sonrisa burlona en su rostro y allí lo entendí todo, ¡Este maldito me había dejado con las ganas!

Frustrada me di la vuelta y salí de la habitación, si así quería jugar entonces juguemos.

...

Me encontraba sentada en la sala de espera mientras esperábamos la llamada de nuestro vuelo, al parecer se había atrasado media hora. Alex se había ido a comprar algo para comer mientras yo me quedaba "cuidando" nuestras cosas ya que en realidad estaba viendo una película.

De reojo noto la figura de Alex sentarse a mi lado por lo que me quito mis audífonos.

—No conseguí tus papitas pero si pude traerte esto —explicó mientras me tendía una malteada de fresa, sonreí complacida.

— ¿Cómo supiste cuál era mi favorita? —curioseé sonriente tomando un sorbo de la malteada, él solo sonrió de lado como si estuviese recordando algo.

—Solo te analizo —murmuró abriendo una bolsa de galletas espolvoreadas, parece que son sus favoritas.

—Con que ahora me analizas —acusé divertida observándolo.

Mi Regalo De BienvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora