Cap 9: "Intenso"

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Agradezco tanto que la ducha tenga un agarradero donde Ana se sujeto mientras la embestia con violencia en un segundo encuentro.

—No siento mis piernas —murmura Ana cuando la llevo entre mis brazos hacia el comedor.

—Y esto solo es el principio —gruño sobre su oreja dejandola en la encimera totalmente desnuda. Iba a ser un desayuno fuera de lo común pero muy placentero.

Hunto crema en sus pechos y mermelada en su monte de venus. Lamía a mi antojo, mordia y saboreaba su escencia mezclada con el dulce sabor de lo que la acompañaba. Al haber terminado ella ya estaba en un trance por el último orgasmo. La sentía tan humeda y preparada que la embesti de nuevo en la cocina.

—Estoy dandome cuenta que faltamos a nuestro tercer día de trabajo— me dice incorporandose en la cama.

—¿Y? Yo soy tú jefe y no necesitaras una justificación —tomo su pierna y acaricio desde su muslo hasta llegar a su entrepierna.

—¿No habrá problemas sin tu presencia?

—Mi único problema es que estoy jodidamente erecto y tú no estas cabalgandome —la cojo de la cintura y la siento a horcajadas sobre mí polla. Ella se echa hacia atrás cuando entro y salgo en su interior. Ana se apoya de mis hombros para mantenerse estable e iniciar a tomar el control. Me gusta ver sus pechos balanceandose y su bonito rostro colorado por lo intenso de las embestidas. Sigue igual de estrecha que ayer pero más receptiva y relajada.

Ella esta saltando, literalmente, sobre mí con nuestra carne golpeando y haciendo ese peculiar sonido, con los chasquidos y besos desenfrenados. Gemidos y gritos por parte de los dos. La sujeto con fuerza cuando estoy por llegar, ella jadea y mantiene la boca abierta cuando llegamos a otro intenso orgasmo.

—Estamos... desde las 8 de la mañana teniendo sexo —murmuro en su oído y ella se ríe.

—¿Qué hora es?

—La 1 de la tarde.

—¡Oh Cielo Santo!— exclama sin creerlo.

—Y eso que no hemos entrado al cuarto de juegos.

—Increíble... —beso sus pechos y miro su expresión de asombro. —Nunca creí que iba a ser así de intenso... No sentí que el tiempo era demasiado.

—Bienvenida a mi mundo —ella se ríe y niega divertida.

A las 3 de la tarde envío a Ana a su casa.  Para mañana iba a tener el contrato listo y hablaria con ella con respecto a un entrenamiento previo de como serian nuestras sesiones en el cuarto rojo.

En la noche recibo una llamada de Elena.

—¡Christian!— exclama con su tono de voz de falsa cordialidad.

—Elena —respondo dejando de lado lo que hacía —¿Sucede algo?

—Note que no te presentaste ahora a la biblioteca ¿Todo bien?

—Elena, estaba en mí oficina... —ella me interrumpe.

—Fuí a tu oficina. Tampoco te presentaste a la empresa.

—Elena, no necesito niñeras, no necesito a alguien que este al pendiente de cada maldita cosa que hago y de que no. —me levanto de la silla de mi despacho y me sirvo un trago.

—Christian... Solo quería saber cómo estabas ¿Es un delito?— se oye indignada y eso me da igual.

—Solo he estado ocupado —recuerdo a la preciosa Ana cabalgandome y eso me pone horriblemente excitado.

—Antes que cuelgues ¿Haz pensado en la propuesta de que Leila podría ser tu sumisa?

—No. Adios —cuelgo y me quedo viendo la ciudad. Que lindo sería darle por el culo a Ana con esta vista.

<<Creo que necesitaras hacerte una paja antes de dormir>>

Suspiro y la soledad me golpea, recuerdo a mis padres decirme que debía encontrar a alguien para pasar el resto de mi vida. Generalmente eso lo sentia como una estupidez, pero ahora... Ahora se que la soledad es incomoda, nací solo y moriré solo.

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Christian está solo uwu pero a la vez no. Él sabe que necesita a cierta personita ebria, violadora y de ojos azules a su lado.

Gracias por su apoyo ¡Por todo!

Atte: Kathy 👑

La amante inocente del millonario Where stories live. Discover now