4. Restaurantes caros y defensas bajas

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Baekhyun mantuvo su rostro abajo, pateándose internamente por dejar que Park Chanyeol lo convenciera de entrar al restaurante. Su llegada no pasó desapercibida para los demás clientes, quienes apenas se molestaron en ocultar su curiosidad y sorpresa. Vieron a Baekhyun de arriba a abajo, como si fuese una exposición de circo. Se sintió como un fenómeno fuera de lugar en medio de los comensales perfectamente vestidos, cuyas auras escurrían de espesa arrogancia adinerada y burla. Pudo sentir la pregunta no formulada colgando en el aire: «¿Qué diablos estaba haciendo Park Chanyeol con alguien que lucía como un delincuente sin hogar?»

En ese momento, comenzó a preguntarse la misma cosa.

«¿Qué demonios estoy haciendo aquí?»

Chanyeol pidió la recomendación del chef para ambos, lo que sea que eso fuera. Fueron llevados hasta un comedor privado, alejados del ajetreo y bullicio del comedor principal. Baekhyun estaba seguro de que todos allá afuera estaban discutiendo sobre ellos dos ahora mismo.

Gimió y se desplomó sobre la mesa, sus mejillas presionadas contra la suave seda roja del mantel.

—¿Qué pasa? —Chanyeol rio a sabiendas.

Baekhyun se quitó los lentes oscuros para darle una mirada amargada.

—¡Eso fue humillante! Aún no puedo creer que te dejé meterme en esto —jadeó.

Chanyeol pensó que Baekhyun se veía absolutamente adorable bajo el brillo cálido de la luz de vela, sus labios de un rojo suave fruncidos en un pequeño puchero. Tuvo que resistir las ganas de estirarse sobre la mesa para pellizcarle las mejillas.

—La vida es tan corta, ¿por qué preocuparse tanto por lo que piensen los demás?

Baekhyun parecía listo para replicar cuando el mesero llegó con el aperitivo. Decidió guardar sus protestas para después —realmente estaba algo famélico después de un largo día en el trabajo—.

Plato tras plato fue traído y Baekhyun se zambulló de corazón en la comida. Cada platillo estaba a la altura de la reputación del establecimiento como uno de los mejores restaurantes con estrellas Michelin de Seúl. Baekhyun suspiró contento, preguntándose cuándo fue la última vez que había tenido una comida tan satisfactoria. Con su miserable salario y renta mensual a pagar, se sostenía principalmente de comida rápida y ramen instantáneo.

Chanyeol, por otra parte, obtuvo una gran satisfacción no por la comida, sino por ver a Baekhyun comer. Estaba feliz de que se estuviese divirtiendo. El chico era pura piel y huesos, y Chanyeol quiso aprovechar la oportunidad para hacerlo engordar un poco. Notó que aunque el chico comía un poco demasiado rápido, era la definición de modales perfectos en la mesa. Chanyeol tomó de su vino espumoso mientras lo veía cortar su salmón con finura.

—Tienes lindos dedos —meditó.

Los ojos de Baekhyun subieron para ver los de Chanyeol, centelleantes.

—Gracias, los crecí yo mismo.

Chanyeol rio en voz alta.

—Me gustas —comentó. Baekhyun levantó una ceja inquisitiva.

—¿Así que ahora mismo estoy haciendo el papel del nuevo juguete brillante del crío rico Park Chanyeol?

—No eres ningún juguete. —Chanyeol respondió, sus labios curvándose hacia arriba divertidos—. No tengo intenciones de jugar contigo.

Baekhyun rio y sacudió su cabeza.

—Sí, claro. Eso es lo que los hombres ricos siempre le dicen a su presa al inicio —respondió, su tono sorprendentemente relajado.

Of Gold and Obsidian || ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora