13. Yates y correo anónimo

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—¿Cómo alguien puede ser tan perfecto? Hermosa, talentosa y con un corazón de oro. —Baekhyun suspiró fuertemente con su nariz enterrada en un periódico.

—¿Quién?

Le dio el periódico a Sehun, quien estaba comiendo un pedazo de tostada quemada. Ya se había acostumbrado desde hace mucho a que apareciera sin invitación en su apartamento y usualmente preparaba una porción de comida extra en caso de que el chico hambriento entrara irrumpiendo por su puerta.

Sehun tomó un sorbo de su jugo de naranja mientras examinaba la noticia.

—Heredera de renombrada boutique de joyería se ofrece como voluntaria en orfanato y refugio de animales —lee el título en voz alta—. La señorita Irene Bae ha sido una apasionada de causas caritativas desde joven e insiste a miembros del público que se unan a ella como voluntarios —continuó.

Bajó sus lentes y comenzó a reír ruidosamente.

—¿En serio? Este es sólo un truco de publicidad hecho por ella. ¿Realmente crees que le importan un comino los huérfanos y animales que supuestamente está ayudando? Sólo lo hace para verse bien.

Baekhyun le arrebató el periódico y le dio una mirada feroz.

—Oh, ¿y cómo podrías saberlo? No la hagas sonar como una persona tan engañosa, Sehun.

—Ahí vas de nuevo, defendiendo a tu rival del amor. A veces me pregunto si hay algún tornillo aflojado en tu cabeza. —Sehun replicó, presionando un dedo acusador contra la cabeza de Baekhyun.

—No es mi rival del amor —respondió con indignación—. Chanyeol me dijo que la ve como una hermana. No tiene sentimientos de ese tipo por ella.

Esto provocó en Sehun otra ronda de risa molesta que hizo que Baekhyun quisiera hacer el periódico bola y lanzárselo.

—¿Y le crees? Park Chanyeol probablemente le dice la misma cosa a Irene. ¡Seguro le dice que sólo te ve como un amigo para poder estar con ambos al mismo tiempo!

—Le creo. —Baekhyun dijo suavemente—. O al menos, quiero creerle —recordó la noche que pasaron bajo las estrellas, en la que Chanyeol le había hablado con tanta sinceridad, y sintió una calidez estremecer todo su ser.

—En ese caso espero que no te decepcione. —Sehun murmuró, robando un pedazo de tostada del plato del otro—. No me agradan, Baekhyun. Por favor sé cuidadoso.

—No te agrada mucha gente. —Baekhyun rio. Desde jóvenes, Sehun siempre había sido extra selectivo sobre las personas con las que elegía asociarse, pero en qué estándares se basaba, Baekhyun nunca supo. Sehun era tan impredecible como una tormenta repentina en un día soleado, y él desde hace mucho había dejado de intentar descifrar cómo funcionaba la mente del más joven.

—Eso no es cierto. Tú me agradas. —Sehun hizo un puchero—. Y no es como que vaya por ahí disgustando de la gente sin razón.

—Bueno, puedo entender tu disgusto por Chanyeol, pero ¿por qué Irene? ¿Qué te ha hecho esa chica inofensiva? —Baekhyun preguntó, sintiéndose genuinamente perplejo. No era como que Irene y Sehun hubiesen interactuado mucho, aparte de la vez que todos salieron juntos a la discoteca.

Sehun se encogió de hombros.

—Nada. Sólo no me gusta.

Se estiró para agarrar otra tostada, sólo para que Baekhyun le pegara en la mano.

—Deja de comer. Te estás poniendo flácido.

Los ojos de Sehun se ensancharon e inmediatamente se levantó, su silla raspando ruidosamente los pisos de madera dura.

Of Gold and Obsidian || ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora