18. Negro y blanco

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Baekhyun despertó en una habitación de hospital fría y estéril, con el constante pitido del monitor cardíaco. Todo le dolía como el infierno, y sólo mantener sus ojos abiertos era difícil. Se encogió por el pesado palpitar en sus sienes mientras los recuerdos de su ordalía lo inundaron. Por un breve momento, todo el miedo y las emociones intensas lo abrumaron, ahogándolo en un miserable estado de impotencia.

Chanyeol. ¿Dónde estaba Chanyeol?

Escaneó sus alrededores por cualquier señal de Chanyeol, deseando que estuviese sentado en alguna esquina, esperando a que Baekhyun despertara. El hecho de que ahora estuviese en el hospital probablemente significaba que él había llegado a la escena para rescatarlo. Un rápido vistazo a la habitación reveló que estaba vacía, y su sangre se puso fría momentáneamente. ¿Podría haberle pasado algo? Los secuestradores no le harían daño, ¿o sí?

Dejó salir un lloriqueo ahogado e intentó sentarse en la cama, la histeria subiendo por su garganta. Justo entonces, la puerta se abrió, revelando a Chanyeol, quien se veía exhausto.

—¡Estás despierto! —Chanyeol exclamó alto, inmediatamente corriendo a su lado.

Su cabello estaba despeinado y había grandes bolsas bajo sus ojos por la falta de sueño, pero al ver que Baekhyun finalmente estaba despierto, todo el letargo salió de él como una manta de seda. Estaba más que aliviado de verlo abrir sus ojos de nuevo, aunque le dolía enormemente ver todas las cicatrices y moretones que decoraban su pequeña figura.

—Ya estás a salvo, Baekhyun. Vas a estar bien. —Chanyeol murmuró. Plantó un beso en su sien, atragantándose por la expresión llorosa y asustada que mostraba—- Ya estoy aquí, no dejaré que nada ni nadie te lastime de nuevo. Lo siento tanto, Baekhyun. De verdad.

—¿Estás bien, Chanyeol? ¿Te lastimaron? —Baekhyun susurró, buscando algún signo de herida en él.

—Estoy bien, Baek. No te preocupes por mí. —Chanyeol murmuró tranquilizador—. Cuando te encontré ya habían huido los culpables. Juro que cuando averigüe quiénes te hicieron esto les haré pagar —continuó ferozmente, sus ojos destellando con odio.

Baekhyun cerró sus ojos con fuerza, tomando pequeñas y medidas respiraciones. El cálido y familiar olor de Chanyeol calmó su mente al instante. Sabía que con él a su lado podría superar esto. Siempre había sido una persona fuerte, e iba a curarse pronto, emocional y físicamente. Sería fuerte por los dos.

Y eso fue lo que pensó, hasta que se dio cuenta de que su brazo estaba enyesado. Un millón de pensamientos conflictivos corrieron por su cabeza mientras el pánico comenzaba a inundarlo. ¿Por qué no podía sentir su brazo? ¿Cuánto daño podía hacer un bate de metal? Sólo pudo llorar horrorizado al ni siquiera poder mover sus dedos.

Esto no presagiaba nada bueno.

—Chanyeol. —Baekhyun lloró desesperado—. Mi brazo. No puedo sentir mi brazo. ¡No puedo sentirlo, Chanyeol! ¿Por qué no puedo moverlo?

Chanyeol se sorprendió por el sonido de los sollozos asustados de Baekhyun, y rápidamente envolvió a su pareja en un abrazo gentil.

—Shh, está bien, Baek, está bien. Sólo te operaron el brazo ayer. Estás bajo analgésicos muy fuertes y supongo que la anestesia no ha desaparecido. Pero no te preocupes, los doctores están seguros de que te podrás recuperar. Con fisioterapia puedes recuperar el ochenta por ciento de movilidad. Podrás vivir normalmente, Baekhyun. Estarás bien.

Plantó un beso tranquilizador en su frente, sólo para sorprenderse cuando Baekhyun comenzó a llorar aún más.

—¿Sólo el ochenta por ciento? Eso no es suficiente —jadeó incrédulo, su corazón golpeando violentamente contra su caja torácica—. ¿Qué hay de mi violín? ¿Podré seguir tocando?

Of Gold and Obsidian || ChanBaekWhere stories live. Discover now