Prólogo

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— Cuidate, Abbigail. Si alguno de los demás te hacen algo no dudes en decírmelo, ya le he dicho a Evan que trate de cuidarte. Y no te olvides de escribirme cuando sepas en que casa has quedado, cielo. —La señora Fogwell me dio un beso en la frente y después retrocedió unos pasos para que pudiera irme ya —. Nos vemos en Navidades, pero solo si quieres volver, sabes que no es obligatorio. 

Asiento y me doy la vuelta para subir al tren. Estoy demasiado nerviosa como para dejar que salga mi voz, sé que en cualquier momento me pondré a llorar. No es la directora del orfanato mágico la que tiene que estar aquí, si no mis padres, esos de los que no sé nada.

Busco rápidamente un vagón antes de que se empiecen a llenar todos y, en cuanto encuentro uno vacío no dudo en entrar y cerrar la puerta. Si puedo viajar sola será lo mejor, así que también aprovecho para bajar la cortina que tiene la puerta. Pero mi suerte nunca ha sido buena, así que para recordarme que estoy sola, una familia de pelirrojos está despidiéndose justo delante de mi ventana. Y no es que sean pocos precisamente. Cuento nueve cabezas, aunque cuando me quiero dar cuenta solo hay cinco y están mirando a mi ventana y saludando.

— Espero que no te moleste si nos sentamos aquí, hemos visto desde fuera que estabas sola y ya que nosotros ya nos conocemos... —No me había dado cuenta de que habían entrado al compartimento, y me sobresalto hasta que veo que son dos de los pelirrojos que estaban fuera hace unos segundos —. Perdona no queríamos asustarte.

— Quizá deberíamos presentarnos, para no ser maleducados con la chica de pelo castaño y ojos verdes. — Dice el otro, describiéndome, pero sigo sin decir nada, esperando a que se cansen.

En lugar de hacer nada se sientan en el asiento que tengo delante y ambos se ponen a decir adiós a su familia justo a tiempo ya que el tren arranca. Vuelvo a mirar a la ventana para ver como la niña pelirroja sale corriendo junto con el tren hasta que salimos de la estación, momento en el que ella para y no deja de sonreír y decir adiós. Debe ser maravilloso tener una familia así. Debe ser maravilloso tener una familia.

— ¿Oye estás ahí o qué te pasa? — Uno de los niños vuelve a hablarme y cuando levanto la vista, es cuando me doy cuenta de que son iguales —. Yo soy George, él es Fred.

— O quizá yo soy George y él es Fred. —Tratando de hacerse el gracioso, el otro gemelo no duda en sacar uno de mis bufidos, lo cual les hace reír —. ¿Cómo te llamas?

— Abbigail —murmuro, esperando que me dejen en paz.

— Encantado de conocerte, Abby, espero que quedes en Gryffindor como vamos a quedar nosotros.

El que parece ser Fred no deja de sonreír y mirarme, así que le mantengo la mirada mientras que el otro gemelo saca de uno de sus bolsillos un montón de artículos de broma. Los ojos de ambos se iluminan y no dudan en ir a sus asuntos mientras que yo decido que lo mejor que puedo hacer hasta que lleguemos a Hogwarts es dormir.

Cuando despierto noto que el tren está empezando a reducir su velocidad, y luego ruido hasta que me cae un jersey encima de la cara. No dudo en quitármelo corriendo y lanzarlo a donde sea, sacar mi varita y amenazar a uno de los gemelos, que se está peleando con los botones de la camisa mientras que el otro lo está haciendo con la corbata.

— Como algo de tu ropa vuelva a estar a mi alcance te aseguro que la maldición mocomurciélago te va a saber a poco.

Veo como ambos asienten, con una sonrisa que no hace más que preocuparme. Supongo que no creerán que sé usar el hechizo, pero cuando no te queda otra que aprender algunas cosas para que te dejen en paz...

El tren se detiene definitivamente y al final el gemelo que peleaba con la camisa ha conseguido abrocharla, pero ninguno de los dos ha logrado ponerse las corbatas. Y eso que tenían el nudo hecho. Suspiro y me acerco a ambos para colocársela y escóndela debajo del jersey, que sí que han logrado ponerse bien. Aunque llevan la camisa por fuera de los pantalones, algo que me resulta totalmente desagradable.

Save Him [Fred Weasley]Onde histórias criam vida. Descubra agora