21. Robot

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No podía creer que apenas eran las cinco de la tarde

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No podía creer que apenas eran las cinco de la tarde. Aún quedaban cuatro horas más de jornada laboral, y sin contar las horas que me quedaban como madre.

Salí finalmente de la cocina y me apoyé de la barra junto a Cata quien se alternaba entre tomar pedidos, cobrarlos y prepararlos. Sin duda necesitábamos a una persona más.

—Alguien quiere un café preparado exclusivamente por ti —comentó ella mientras cambiaba unos billetes.

— ¿Por mí? —mis cejas se hundieron ante la confusión. Aquello era nuevo— ¿Quién lo ha pedido?

Catalina sonrió y luego me miró con evidente diversión.

—Aslan —soltó ella, y cuando mencionó su nombre un pequeño vacío se alojó en la boca de mi estómago—. Y no solo eso, Prim. Parece que se la lleva muy bien con Belén.

— ¿Disculpa?

Mis ojos buscaron inmediatamente a mi pequeña hasta encontrarla en la mesa en la que la había dejado. Mis ojos se abrieron ante la sorpresa de verla sentada junto a Aslan. Él parecía explicarle algo a ella en su laptop y Belén movía el ratón como si estuviese puliendo la mesa.

Lo había descubierto. Aslan ahora sabía que tenía una hija. Y no sabía porqué aquello me generó tanta inseguridad.

—Antes de que digas una palabra —habló Cata—, yo solo le dije que era tu hija. Él fue el que decidió acercarse a ella. Llevan más de veinte minutos riéndose de algo en su computadora. Así que no creo que debas preocuparte por ellos. Solo por su café, el cual quiere que solo tú se lo prepares.

Fruncí el ceño y sin entender mucho sus motivos me dirigí a la barra para prepararle el café como sabía que le gustaba.

Belén soltó una risilla que hizo eco en toda la cafetería y que se le contagió a Aslan, luego ambos chocaron palmas. Mordí mi labio inferior conteniendo una sonrisa mientras por un segundo mis lágrimas amenazaron con salir. Pero no lo hicieron, a pesar de que mi corazón se hacía más grande con solo ver a mi pequeña reírse con ganas.

En el fondo, me parecía desconcertante e increíble que fuese Aslan el motivo de su risa.

Me acerqué a ellos con el café en una mano y un plato de medialunas en otro. Dejé las cosas en la mesa y entonces Belén se levantó de la silla y me abrazó las piernas.

— ¡Mami! —exclamó. Me agaché hasta quedar a su altura depositándole un suave beso en su mejilla— Tengo un amigo nuevo, mami —señaló a Aslan que ahora nos miraba con contundente curiosidad—. Se llama Aslan.

En la noche hablaría con ella para que entendiera que no podía interactuar con desconocidos.

— ¿En serio? —le pregunté con fingida sorpresa y luego le extendí la mano a Aslan— Mucho gusto, amigo de Belén.

—El gusto es mío, señora Invierno —levantó una media sonrisa y no pude evitar estremecerme cuando nuestras manos hicieron contacto.

—Aslan es un robot, mami.

Eso me hizo escapar una risita. Hasta mi hija de cuatro años se dio cuenta que Aslan era un poco insensible.

— ¿Un robot? —pregunté con voz dramática.

—Sí. Le gustan mucho las computadoras.

Miré a Aslan confundida. Él le daba un sorbo a su café mientras que con su otra mano despeinaba un poco su cabello, haciéndolo lucir un poco más atractivo.

—Programación —Aslan respondió la pregunta que quería hacer pero no pude formular—. Intenté explicarle lo que hago como programador, pero ella ha llegado a la conclusión de que soy un robot.

Belén volvió a sentarse en su silla frente a la laptop de Aslan y me llamó para que viera lo que había aprendido. Por un segundo pensé que Aslan habría intentado enseñarle a mi hija algo de computación o programación, cuando ella apenas estaba en preescolar. Pero me alivié al ver que lo que estaban haciendo en la computadora era jugando Dora La Exploradora.

—Tenías que escucharla gritar «Zorro, ¡no te lo lleves!» como si lo estuviese viendo en la televisión —murmuró Aslan.

Me limité a sonreír e intenté no demostrar cuán conmovida estaba ante la escena, sin saber realmente porqué.

Me despedí de ellos para volver a mi puesto de trabajo, pero en cuanto me di vuelta, escuché a Aslan llamarme. Me giré para encontrarme con sus ojos brillantes, que parecían desesperados por algo.

— ¿Quieres algo más? Puedo traerte un par de-

—No —me interrumpió rascándose la nuca—, no quiero nada más. Yo, solamente... —se mordió el interior de la mejilla y luego exhaló con rapidez y fuerza, como si estuviese luchando por decirme algo— quería disculparme.

Enarqué ambas cejas ante la sorpresa. Él guardó las manos en los bolsillos y mordió su labio inferior, enrojeciéndolo lo suficiente como para que mis ojos se enfocaran solo en él. Su nuez se movió de arriba abajo como si hubiese trago muy fuerte.

—De haber sabido... —añadió— quizás yo...

— ¿De haber sabido que tenía una hija y que mi vida no es tan sencilla, no me hubieses tratado mal cuando nos conocimos? —me crucé de brazos frente a él, sin estar realmente molesta— Porque si eso es lo que vas a decir, me parece una estupidez y espero que no lo llegues a pronunciar.

Aslan me miró confundido.

—No tenías que tratarme bien porque soy una madre joven que lucha por sobrevivir en esta ciudad. Tenías que tratarme bien porque soy una persona que no te ha hecho nada malo. De todas maneras me parece perfecto que esto te haga reflexionar y cambiar. Acepto tus disculpas.

Ahora él se cruzó de brazos y sus cejas se hundieron y unieron en un pequeño ceño.

—Eres imposible, mierda —tajó con la mandíbula tensa.

— ¡Mierda! —exclamó Belén que parecía concentrada en su juego.

Los dos nos miramos con incredulidad.

—Gracias por enseñarle una mala palabra —espeté con sarcasmo—. Tengo que ir a ayudar a Catalina, así que si no quieres que la próxima vez le agregue sal a tu café, más te vale hacer dos cosas: explicarle a Belén que no puede decir esa palabra, y de ahora en adelante decir «caca» en su presencia.

Aslan me miró desafiante, luego miró a Belén y volvió su vista a mí. Pareció contener el ácido que quería expulsar debido a que había un infante junto a él. Optó por sentarse e ignorarme por el resto de la tarde.

Hasta que llegó la noche.

La noche que cambió todo, al menos para mí.

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Nota de autor: ¡Hola! Creo que hoy en la tarde-noche publicaré el capítulo 22. La verdad es que estoy tan emocionada con esta historia que tengo decenas de caps ya escritos en word y quiero publicarlos todos :( cosa que no haré de momento, jaja pero me veo tentada. Muero porque conozcan más a Aslan, y lo quieran tanto como lo quiero yo. 

Gracias por seguir aquí, y bienvenidas a las chicas nuevas que se han unido. ¡Besos! :)

Un beso por medialunas © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora