26. Intervención

66K 9.7K 1.9K
                                    

capítulo 3/3 del minimaratón. Hemos llegado al final... por hoy :)

           

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

           

Después de cargar las cajas con Diego, Aslan no regresó para ordenar su café de siempre.

De hecho, no volvió más.

Algo muy extraño.

Quizás había exagerado mi reacción, quizás debí haberme quedado con él cargando las cajas y no tuve que haberlo despreciado de aquella manera. Catalina tenía razón, él solo quería ayudarme y yo lo traté mal.

¿Por qué eres así, Prim?

Mis pensamientos viajaban sin rumbo pero todos iban relacionados al estúpido de Aslan. Porque sí, era un estúpido por siempre girarse e irse. ¿Por qué aparecía en mi cabeza de repente y se alojaba allí por ratos eternos? Todavía recordaba aquella mirada bajo la lluvia, cómo su pulgar acarició mi labio, cómo me ofreció su chaqueta.

Mis dedos paseaban por los frascos de cacao mientras seguía sumida en mis pensamientos.

— ¿Soñando despierta con muñequitos de nieve, Invierno?

Me incorporé de inmediato al reconocer su voz. Alcé la vista y me encontré con sus ojos color miel y oliva más despampanantes que nunca con un brillo especial que rara vez solía estar allí. Sus labios estaban curveados hacia arriba regalándome una evidente y recatada sonrisa.

—Alguien está alegre esta tarde —le sonreí de vuelta.

—Finalmente terminé un proyecto en el que llevaba semanas trabajando. Así que solo por hoy puedes disfrutar de mis sonrisas gratis. Desde mañana comienzan a ser pagas.

Me reí.

—Felicidades.

Aslan intentó explicarme lo que había logrado hacer. Algo relacionado a una base de datos que aglomeraba más de veinte mil titulares de periódicos para medir la influencia de yo no sé quiénes. Sé que sonaba a algo político, pero mi cerebro se desconectó cuando intentó profundizar en el tema.

Aun así disfrutaba cuando hablaba de esa manera conmigo. Sin sarcasmos, sin barreras, sin malas caras. Solo era él, hablando de algo de algo que le apasionaba y que él mismo había llevado a cabo.

Incluso cuando le entregué su café, se quedó allí en la barra hablado conmigo. Y un cosquilleo nunca abandonó mi cuerpo, sino que se intensificaba con el pasar de cada segundo.

—Prim —me llamó Cata y me indicó cuál era el siguiente pedido.

Cuando comencé a prepararlo, una rubia se acercó a la barra. Aslan se quedó callado y de reojo vi que su sonrisa había desaparecido. Ahora estaba tenso con su ceño completamente fruncido.

— ¿Aslan? —habló la rubia con sorpresa, para luego sonreírle. Él no respondió— Por dios, cuánto tiempo.

Aslan continuó ignorándola. La situación pareció ponerse tensa, así que me ocupé de prepararle el pedido a la rubia lo más rápido que pude para que pudiera dejarlo tranquilo.

—Han pasado... ¿cuánto, diez años? —continuó ella— Has cambiado bastante.

Ella puso su mano en el hombro de él, y éste lo retiró de inmediato con cierto desagrado.

—No me toques, Cynthia. Creo que lo mejor para los dos es que finjamos que ni siquiera nos conocemos —tajó Aslan.

La rubia, Cynthia, se rio y paseó su mano por el brazo de Aslan.

— ¿Por qué no, pequeño Aslan? Si todos nuestros momentos fueron tan agradables. Creo que ya has crecido podemos ver qué cosas has aprendido.

La rubia parecía un poco mayor que él, quizás unos dos o tres años más. Lo cual significaba que me llevaba a mí aproximadamente seis años.

Aslan cogió la mano de Cynthia y la volvió a bajar, ahora de mala gana. Lo más extraño de aquello es que él ni siquiera se atrevía a mirarla, era como si estuviese dispuesto a negar su existencia.

—Te he dicho que no me toques.

Cynthia volvió a soltar una risilla como si lo considerara un juego. Pero el rostro de Aslan me daba a entender que estaba mucho más que incómodo. Cynthia ahora intentó llevar su mano a la mejilla de Aslan, pero antes de que pudiera hacerlo o él pudiese reaccionar, intervine.

Apoyé su café con fuerza en la mesa, de la misma manera que lo hice la primera vez que conocí a Aslan.

Él me miró sorprendido, y ella también parecía un poco desconcertada. Mi sangre estaba casi hirviendo a través de mi torrente sanguíneo, y no pude evitar demostrar mi molestia.

— ¿Es que no escuchas? Aslan te ha dicho que no lo toques.

____________

MY WATCH IS ENDED.

Bueno espero que les haya gustado :) Recuerden darle a la estrellita y cualquier pregunta o comentario, pueden dejarlo por acá.

Muchas gracias por dedicarle tiempo a esta historia. Abrazos.

Un beso por medialunas © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora