¿Quién dijo que sería fácil? / Jacob Black y tú. [Terminada]

(7) Más adivinanzas.

Bella miró a Edward confundida.

-Quiere ir a la Push. -Le informó Edward.
-¿¡Que!? ¡No! -Gritó Bella.
-¡No te metas en mi cabeza! -Gruñí.
-___ , por favor, ven a casa, hablaré contigo, te contaré lo que necesites.

Suspiré, sentí como mi respiración se relajaba.

-Esta bien. -Accedí mirando al suelo.

Unos pasos se acercaron a mí y unos delgados brazos me abrazaron.

-Siento todo esto. -Me susurró.
-Siento haber reaccionado así.
-Al menos ___ ha reaccionado de forma más coherente que tu. -Dijo Edward con una ligera sonrisa en su rostro.

*

Me despedí de todos los 'vampiros', todos me pidieron perdón por la escena y Jasper se tomó un tiempo para decirme cuanto se arrepentía, también a Bella, resultaba difícil enfadarse o alterarse con su don.

Nos fuimos al Volvo de Edward y me quedé todo el rato mirando por la ventanilla pensativa, este era un secreto el cual debía ocultar a todos, a Charlie, a Renee, a Jacob...

Ví como Edward tomaba con dulzura la mano de Bella y ésta le sonreía.
Llegamos a casa, Charlie aún no había vuelto pues el coche patrulla no estaba, Edward le digo algo a Bella y ella le respondió pero no llegué a oir, entonces me miró y sonrió.

¿Puedes no meterte en mi cabeza todo el rato?
Sabía que esto también lo oiría.

-Lo siento, esque me resultan tan divertidos tus pensamientos.
-Pues lee los de tu novia. -Le dije sacándole la lengua.

Edward y Bella intercambiaron una mirada.

-¿Que?
-Yo no puedo leer la mente de Bella.
-¿Porqué?
-No lo sabemos, pero Alice puede ver su futuro y Jasper puede controlar sus emociones, en cambio, yo no puedo entrar en su mente, eso me perturba. -Admitió Edward.
-Vaya, que suerte. -Ellos rieron.

Edward se despidió de Bella y después se acercó a mí y me dió un frío abrazo.

-Ya no debe extrañarte la temperatura de mi piel. -Dijo con una media sonrisa. -Por cierto, siento lo que ha pasado.
-No te preocupes, al menos tengo respuestas a vuestros ojos, vuestra piel, esa temperatura... -El rió.

Cuando Edward se marchó Bella y yo entramos a la casa.

-¿Tienes hambre? -Me preguntó.

Le puse una cara irónica, desde luego que no tenía hambre, ella alzó las manos y rió en forma de disculpa.

-Así que Jacob Black ¿eh? -Dijo Bella con una extraña sonrisa.
-¿Que?
-Te recuerdo que Edward lee los pensamientos.
-¿Y?
-Ya sabrás lo que digo.
-No te sigo.
-Te gusta Jacob. -Abrí mis ojos como platos.
-¿¡Que!? ¡No!
-¿Y porqué querías ir a La Push con él?
-Quería despejarme, distraerme...
-Si tu lo dices.
-Bella se te está llendo la cabeza.

Ella se rió, no entendía nada, ¿como va a gustarme? lo conozco de un día, ¿que he pensado yo para que Edward lo escuchara?
Nada, no he pensado nada, sacudí mi cabeza.

Me fuí a mi cuarto y Bella me siguió, entonces, una duda me vino a la cabeza.

-Bella. -La llamé. -¿Y si? Descubrieran otros vampiros que sabemos de su existencia.

Ella vaciló detenidamente antes de responder.

-Verás, hay un grupo de vampiros, llamados los vulturis, son los más poderosos de todos, ellos se encargan de que se cumplan las normas, si eso no es así, habrá un castigo.
-¿Qué clase de castigo?

Ella no contestó, supe entonces la respuesta.

-¿Como... como muere un vampiro?
-Deben despedazarlo o cortarle la cabeza, después, hacer arder sus partes.

Sonaba... tétrico.

-¿Cómo estás del brazo? -Cambié de tema.
-Bastante bien, apenas duele.

Estuve un poco más de tiempo con mi hermana, haciéndole preguntas sobre los vampiros y esas cosas, poco después se marchó a su cuarto.

Escuché la puerta y supuse que había llegado Charlie, me dí cuenta de que aún estaba vestida con la ropa de la fiesta así que me aproximé primero a desmaquillarme.
Apenas había terminado cuando sentí un golpe en mi ventana la cual estaba cerrada, dí un respingo al oir el golpe, fruncí el ceño y me acerqué vacilante hasta la ventana.

La abrí con cuidado y me sorprendí al ver a la persona que había abajo.

-¡Jacob! -Dije asombrada.

Me recordé a mi misma que cuidara mi tono de voz, pues había hablado demasiado alto.

-Hazte a un lado, voy a subir. -Me dijo.

Extrañada, me aparté.

-¿Cómo vas a... -Antes de pudiera terminar la frase ya estaba en mi habitación, con unos vaqueros negros y como no, sin camiseta.
-Hola. -Dijo con una sonrisa. -Guau, estas preciosa.

Me sonrojé antes de poder responderle.

-Gracias. -Le dediqué una sonrisa. -Por cierto ¿Qué haces aquí? -Pregunté sin entender.
-Yo... estaba preocupado... -Dijo nervioso.

¿Preocupado por que?
Se había estado mostrando tenso ante la idea de la fiesta, ¿acaso sabía algo?
No pude evitar estremecerme.

-¿T-tu s-sabías algo? -Tartamudee.
-¿Porqué? ¿Te lo han dicho? ¿Estas bien? ¿Te han hecho algo? -Empezó a hacer demasiadas preguntas.
-Estabas tenso ante la idea de la fiesta. Supongo que si. Si. A mí no. -Respondí por orden sus preguntas.
-¿Cómo que a tí no? -Dijo confuso.
-Espera. -Le detuve para hablar yo. -¿Cómo es que tu lo sabes? ¿Ellos saben que lo sabes?
-Si, saben que lo sé. -Respondió mi segunda pregunta.
-Pero se supone que ningún humano debe saberlo y que Bella y yo éramos las únicas. -Espero que él no hablara de otro tema sino estaría en problemas.
-Digamos que yo.... soy diferente.

¿Diferente? ¿Qué significaba eso?

-¿Cómo que diferente? No me digas que tu también eres uno de ellos.
-¿Uno de esos chupasangres? ¡No! -Dijo con cara de asco, bien, hablamos del mismo tema.

Yo suspiré de alivió.

-¿Entonces? -Quise sabes a que se refería con diferente.
-Esto... es difícil de explicar, ya lo entenderás.
-Genial, más adivinanzas. -Dije cansada.

¿Qué demonios ocurría en este lugar?
Me senté en la cama, sujetando mi rostro entre mis manos y mirando al suelo, no entendía absolutamente nada.

Jacob se acercó a mí a pasos sigilosos, se puso de cuclillas delante de mí y alzó con su dedo índice mi rostro obligándome a mirarle a los ojos, suspiré.
-Confía en mi. -Susurró.
-Eso hago.... pero no entiendo nada. -Me quejé, ya había asumido más o menos que los Cullen eran vampiros pero, ¿qué ocurría con Jacob? ¿Porque no me lo decía?
-Te prometo que lo sabrás. -Dijo sin apartar aún su dedo de mi mentón.

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Heyy
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