(13) Un Hombre Lobo.

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Me quedé impactada, la Tercera Esposa arriesgó su vida por salvar a Taha Aki.
Leah seguía apuntado en su libreta con rapidéz, se hizo un breve silencio.

Billy siguió contando otras pequeñas historias y yo estuve totalmente atenta en todas.
No se cuanto tiempo transcurrió pero el cielo estaba completamente oscuro.

De no ser porque estaba rodeada de gente que irradiaba calor y tenía una fogata delante estaría congelada.
Acabaron de contar historias y los adultos se marcharon a sus casas, yo me despedí de todos y fuí con Jacob hacia su coche para ir a casa.

-Que, ¿te han gustado las leyendas? -Dijo mirándome de lado.
-Si, son... impresionantes.

Jacob sonrió.
Nos montamos en el coche.

-Jacob, necesito que me digas de una vez porqué vosotros sabéis de la existencia de los vampiros. -Exigí.

Él vaciló pensativo, después suspiró.

-¿Aún no te has dado cuenta?

Mi cabeza daba vueltas, confusa.
¿Tan obvio era?
Suspiré cerrando los ojos.

-Parece que no. -Dije rodando los ojos.
-Al igual que los vampiros, se supone que esto tampoco debe saberlo nadie, quiero decírtelo, pero no es fácil hacerlo de manera que no salgas corriendo. -Explicó con calma.

Entonces escuché el motor del coche parar, habíamos llegado, había conducido más rápido de lo normal.

-No voy a salir corriendo.

Jacob salió del coche, hice lo mismo y con rapidez me puse delante de él con los brazos cruzados.
-Eso lo dices ahora. -Dijo mirando hacia otro lado.
-Sé de la existencia de vampiros, no creo que me impacte tanto. -Dije bajando el tono de voz.

Jacob apretó la mandíbula, después inhaló aire y frunció el ceño.

-¿Qué ocurre?
-Chupasangres. -Dijo rápidamente.

Se dirigió a la casa donde le abrió Charlie y le saludó con una sonrisa, el hizo lo mismo y rápidamente subió con los puños cerrados.

Llegó hasta mi habitación y olió mi cama, después un jersey que tenía tirado en una silla, inhalé bastante aire pero no olí nada fuera de lo normal.

-H-ha habido un vampiro aquí, y n-no es un Cullen. -Dijo en voz baja con temblores por todo el cuerpo.
-¿Que? ¡No ha entrado nadie a mi habitación!
-Que tu sepas. -Dijo Jacob está vez mirándome, en mi rostro se veía el terror y el pánico. -Escúchame, debo ir con Sam ahora mismo, dile a Bella que hablé con Edward de esto. -Me informó poniendo sus manos en mis hombros. -En cuanto a lo otro.... piénsalo, sé que lo descubrirás, y cuando lo hagas... si no quieres volver a verme lo entenderé, pero por favor, al menos llámame cuando lo sepas. -Me pidió.

Antes de que pudiera hablar hundió mi rostro en su pecho y me rodeó con sus brazos.

-Jake... -Susurré apenada, las palabras no salían de mí garganta, me limité a abrazarlo con más fuerza, como intentando que no se marchara.

Éste abrazo fué diferente, por parte de Jacob pareció de despedida, no entendía porque pensaba eso de mí, que me separaría de él por eso...

El abrazo fué largo, pero como todo lo bonito, tiene su fin.
Jacob, sin soltar las manos de mi cintura, depositó un dulce beso en mi frente y, sin volver a mirar mis ojos, salió de allí, quedándome sola, confusa y de pié en mi habitación.

Suspiré y salí de mí habitación, me acerqué a la de Bella y llamé a la puerta.

-¡Adelante! -Se escuchó desde el otro lado.

Abrí la puerta con lentitud y entré, mi hermana estaba en la cama de piernas cruzadas con el ordenador sobre ellas.

-Hey, ¿que tal ha ido? -Preguntó cerrando la pantalla del ordenador para dirigir su atención a mí.
-Bastante bien, he conocido a los amigo de Jake, después, Billy Black contó leyendas sobre Los Quileute.
-Vaya. -Parecía sorprendida. -Me alegro de que te lo pasaras bien.

Me miró con cautela intentando descifrar con detenimiento mi expresión.

-¿Ocurre algo?
-No, nada, estoy cansada. -Mentí.
-¿Preparada para tu primer día de clases en el Instituto de Forks?
-Eso espero.
-Tranquila, estaré contigo, quizás coincidas con alguien conocido en alguna clase.
-Ojalá tenga esa suerte. -Pedí con una sonrisa. -Por cierto.... -Comencé. -Jake me dijo que avisaras a Edward de que un vampiro a estado en la casa.

Mi hermana abrió los ojos como platos.

-¡¿Q-que?!
-Dijo que no era ninguno de los Cullen, y que iba a hablar con Sam.

Ella pareció asimilar la información detenidamente.

-Hablaré con Edward enseguida, no te preocupes, estarán por la zona haciendo guardia. -Me consoló, aunque ella era la que más preocupada estaba.
-Todo saldrá bien. -Le dije antes de darle un abrazo.

Seguidamente me dirigí al baño para darme una ducha traquila y ponerme el pijama.
Me tumbé en mi cama, agotada por el largo día, cerré mis ojos y en cuestión de segundos me quedé profundamente dormida.

*

Otra vez estaba en aquella oscuridad, pero ésta vez veía más de cerca la luz, avancé hasta ella y esta vez logré llegar, era un bonito prado, todo era verde y habían pequeños arbustos rodeándolo.

Escuché un sonido, me giré para ver y ví a una chica de cabello rizado y rojo como el fuego, casi le brillaba, su piel de porcelana, con rasgos hermosos y ojos rojos, me miraba con ansia, con sed, me quedé inmóvil viendo como se acercaba a mí con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

De repente, por el lado opuesto se escuchó otro ruido, uno diferente, de allí salió Jacob, le miré asustada, ¿qué hacia aquí? podía morir.

-¡Jake corre! -Le grité. -¡Huye!

Pero todas esas palabras fueron en vano cuando Jake corría en dirección a mí y aquella vampira, antes de llegar a mí pegó un enorme salto, pasando por encima de mí, pero, lo que ví otra vez en el suelo no fue Jake, no era mi Jake, era un enorme lobo de pelaje rojizo y ojos negros, quien se interpuso entre la vampira y yo con unos rugidos aterradores, después, se abalanzó sobre ella.

*

Me incorporé rápidamente en la cama mientras mis ojos se abrían como platos, todo este tiempo, lo tenía delante, tenía razón, era más que obvio, mi cerebro había reaccionado, ahora lo entendía, Jacob era un hombre lobo.

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¿Quién dijo que sería fácil? / Jacob Black y tú.  [Terminada]Where stories live. Discover now