Capítulo III

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Era un martes en la mañana muy frío, el invierno estaba por comenzar, esa mañana Freddie decidió llegar más temprano para variar. Sabía que de todos el que más temprano llegaba (aparte de ser el nerd frustrado) era John. Y esa era una de las razones por las cuales le gustaba, una de las millones.

Caminó con los brazos entrelazados, cuando entró habían pocas personas y una de esas era su querido Deacy, él estaba sacando unas cosas de su casillero, Fred se colocó a su lado para que cuando lo cerrará viera su cara.

- Maldición... - John se exaltó al verlo ahí de pie.
- Hola también, cariño. -

Se admiraron mutuamente un momento, se querían besar, pero no les gustaba en público. Aún su relación no era nada oficial, simplemente aceptaron que se gustaban, se habían metido la lengua unas tres veces y pasaban mucho tiempo en la casa del otro, pero nada más.

- Oye, ¿tú crees que Brian y Roger se hayan dado cuenta de algo? - Preguntó John mientras agarraba la mano de su amante.
- Sinceramente no lo sé, y espero que no. Aún no estoy listo para decirles. -
- Ni yo, no quiero que se arruine. -

Fred frotó la mejilla de Deaks con amor y le sonrió, se incorporaron rápido al recordar que estaban en medio del pasillo. En eso llegó Roger,quien se aproximó a saludarlos.

- Hola, perras, llegué temprano, genial, ¿no? - Saludó con ese ánimo tan peculiar que siempre le seguía.

...

Ya en clases, el cuarteto estaba sentado lo más junto posible. Roger y Brian decidieron enviarse notitas.

"Brian ven a mi casa cuando cuando salgamos de esta mierda"

El rubio le dio el papel arrugado al chico rizado que tenía atrás. Escuchó una risa ahogada y los segundos le respondió.

"Primera invitame a cenar, rubia ;)"

Ahora era Roger quien intentaba no reír, siempre tenía esas bromas de coqueteo con Bri. No pasó mucho tiempo para que la campana sonará y pudiera salir. Brian fue el primero en estar listo y esperó a sus amigos, luego Roger le hizo compañía.

- Oigan, no nos esperen, pueden irse tranquilos. - Dijo Freddie al darse cuenta que sus amigos los esperaban.
- ¡Oh! Está bien. - Brian no le quería dar mucho vuelta al asunto para no volver a caer en una situación incomoda. Brian y Roger salieron.

- ¡Más que claro! ¿Qué no ves? - El rizado interrogaba al chico de ojos azules.
- Bri, cálmate. Deja de pensar en eso, sólo deja las cosas y vamos a relajarnos a mi casa. - Sonrió Roger.

Brian sólo asintió y se pusieron en marcha a la casa del rubio que levantaba levemente el rostro para verle a los ojos, lo miró un rato hasta que chocó su hombro con la puerta y Roger se rió en su cara. Mientras que John y Freddie quedaron solos en aquella aula.

- Cariño, ya no puedo soportarlo más, desde que te vi en la mañana tengo muchas ganas de besarte. -

John seguía sentado, Fred se acercó poniendo su cuerpo sobre la mesa para besar a Deaks con todas las ganas del mundo, este tomó su rostro entre sus manos y le respondió el beso con la misma energía. Se puso de pie y rodeó la mesa sin separarse de Freddie, ya estando frente a frente lo abrazó y profundizaron el beso.

...

En la sillón de la casa de Roger, estaba él y Brian leyendo una revista juntos mientras veían Taxi Driver. El rubio fumaba como siempre, no llevaba camisa sólo un suéter ligero, Brian tampoco porque hace un momento peleaban por quien tenía más músculos.

- Mira, esta es Marilyn... No recuerdo su apellido. Pero observa, primer desnudo frontal. - Brian le enseñaba a su acompañante muestras de lo que acaba de decir. Roger agarró la revista de Playboy con emoción y suspiró:
- Madre Santa... - Este lo miraba incrédulo.
- ¡Cálmate, no tengas una erección aquí! - Brian le arrebató la revista de las manos y lo golpeó con esta.
- No la iba a tener, no soy tan virgen como tú. -
- Oh, sí, claro. -

Pusieron atención a la película, después de un rato volvieron a bromear, y así sucesivamente. Ya cuando volvieron a poner atención Brian observó a Roger, estaba oscuro pues la noche llegó y no encendieron las luces, analizó su cara, su cabello rubio (que era natural siguió insistiendo) que caía en sus hombros. Se veía tan tierno como ponía la mano en su propio pecho y movía sus dedos en círculos. Lo miró un poco más hasta que Roger tuvo la idea de que se quedara a dormir con la excusa de que era muy tarde y además su madre no llegaría antes de media noche ya que tenía que trabajar. Claro que él aceptó.

Y en unas cuadras no muy lejos John y Freddie estaban en lo mismo, dándose besos por toda su cara y cuello repitiéndose lo mucho que se quieren y lo felices que están de tenerse.

He Drives Me Crazy ; Maylor/DeacuryWhere stories live. Discover now