Capítulo XXIV

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Brian y Roger no se hablaron en lo que quedó de la noche, y tampoco en la mañana de clases. No era fácil, en especial para el rubio que tenía siempre la costumbre de comentarle cualquier cosa que veía.

En el almuerzo el cuarteto se sentó junto como era típico. Fue más silencioso de lo normal, sólo lo interrumpía los comentarios irrelevantes de Freddie en un intentó de generar charla entre sus amigos.

- Hola, Brian. - Emma pasó al lado de la mesa de ellos con una botella en la mano y una sonrisa enorme.
- Hola, Emm. - Sonrió de vuelta el rizado.

Rog cerró sus ojos con desprecio y resopló con fuerza. Rápidamente tapó su nariz con su mano, con la otra tomó una servilleta. Era muy común en él que la sangre le bajara por la nariz, tanto que a sus amigos no les importaba tanto.

El rubio se levantó y fue casi corriendo al baño, salió por la puerta y desapareció. El rizado terminaba de tontear con Emma para ver que a su lado Roger faltaba así que volteó a ver a sus amigos como forma de preguntar.

- Le pasó lo de siempre. - Espetó John.
- Alguien debería ir a ver que esté bien... - Fred levantó sus cejas mirando al rizado.
Brian lo pensó un momento y suspiró.
- Está bien... - Se puso de pie y fue directo al baño del primer piso.

Caminaba por el pasillo hasta llegar al final, cuando llegó abrió la puerta con cuidado. Rog se estaba mirando en el espejo con una servilleta en la mano, giró su cabeza para que el rizado se encontrará con esos ojos tan azules como el cielo.

- ¿Qué haces aquí? - Volvió a mirarse en el espejo.
- A ver si todo va bien. - Cruzó sus brazos.
- Pff... Ni que fuera "Emma". - Hizo una voz específicamente molesta al decir ese nombre.

El rizado sintió mucha molestia. Cerró con seguro la puerta del baño (ya que estaban solos) y se acercó violentamente a Roger, que se estremeció con temor al verlo.
Lo tomó por su cuello y lo besó con fuerza.

- Estoy bastante enojado contigo. Te voy a hacer pagar. - Decía en los labios del rubio, agarró su trasero con sus manos y lo atrajó a él.

Roger no dijo nada, se dejó hacer con una pizca de miedo en él. El rizado bajó esos besos al cuello y lo devoró con impaciencia, pensaba soltar todos los problemas de él con el rubio aquí mismo.

- No... Puedo seguir molesto contigo. Te adoro, pero tengo que sacarlo... - Jadeo caliente en el oído de Roger que también lo estaba deseando.
- ¿Puedo? - Preguntó el rizado, podía estar muy molesto, pero los modales nunca le faltaban.
- Ah, mierda. Sólo hazlo. - Se quejaba Roger tomando su cuello para besarse de nuevo. Era una forma de desquitarse entre ambos.

El rizado tomó los hombros de Roger y lo obligó a bajar, el rubio no tenía ganas de protestar así que se puso de rodillas. Brian desabrochó su cinturón rápidamente y solamente sacó su polla que ya tiene una erección.

Roger suspiró y cerró sus ojos, trató de meterlo todo, relajó su garganta y pasó su lengua por la punta. Brian de sólo verlo jadeo, caliente, el rubio a sus ojos se veía simplemente perfecto.

Sentía que esas quince horas sin hablarle fueron eternas, quería a Roger, sacó su polla dura de la boca su amante que lo miró confuso. Se agachó a besarlo, le acarició la mandíbula, el rubio seguía de rodillas por lo que Brian lo hizo caer suavemente en el suelo y se colocó sobre él.

- Ya no estoy molesto. - Decía sentado a horcajadas del rubio.
- Está bien. - Expresó Rog mirando el techo con sus muñecas al lado de su cabeza.
- Pero te quiero masturbar. - Miró sus ojos.
- Está bien. - Volvió a decir Roger.

El rizado bajó sólo lo necesario de su pantalón y comenzó a trabajar en el pene de Rog. Este se estremecía, le encantaba y torturaba que fuera tan lento, ambos miraron la polla del rubio.
Roger miraba e inclinaba su cabeza hacía atrás.

- B... Brian, no me quiero venir sobre mi ropa... - Jadeó con sus ojos cerrados.
- No quiero andar con mi... - No pudo terminar porque una sensación caliente y húmeda atrapó todo su miembro.

Miró a Brian, que le estaba haciendo un oral. No es como que el pene del rubio era muy grande, tampoco era pequeño, pero al rizado se le hacía muy fácil tragarlo entero.

Roger enredó sus dedos entre el cabello de su amigo. Levantó un poco su cadera para meterlo más, y poder sentirlo completamente. Brian lo sacó de su boca y tosió sonoramente.

- Oh, idiota. - Miró al rubio con los ojos entrecerrados, él no pudo evitar reír.
- Brian... No me hagas esto, ya me voy a venir. - Jadeo con una sonrisa y sus enormes ojos cerrados.
El rizado rodó sus ojos pero lo hizo.
A unos segundo se vino con su boca, tragó todo y se acercó a besarlo.

- ¿Cómo estuve? - Preguntó Brian sonriente.
- No puedo mover las piernas... - Se quejaba el rubio claramente cansado.
- Puta... - Murmuró tocándose el abdomen bajo.
Brian se puso de pie, se marcaba una clara erección. La sacó y se comenzó a masturbar.

- ¡Aguanta! - Chilló el rubio poniéndose de pie. Besó al rizado y empezó a estimular su miembro mientras se daban unos besos pasionales.

Al cabo de unos minutos se vino en la mano de Roger, este se llevó la mano a la boca y la lamió con sensualidad mirando a Brian que tenía las mejillas rojas.

En ese momento comenzaron a forcejear la puerta, ambos se alarmaron. Brian pensó en que hacer, los dos estaban sudorosos, con las mejillas rojas.

Se le vino a la mente algo, empujó a Roger contra los lavamanos y fingió que estaba a punto de golpearlo, agarrandolo por el cuello del suéter negro. Cuando las personas de afuera entraron (que eran un par de los idiotas del equipo de fútbol) miraron la escena divertidos.

- Así es Taylor, no te metas en mis asuntos. - El rubio lo miró confuso, luego comprendió.
- Que hijo de puta... - Murmuró con los ojos entrecerrados.

Brian salió primero, dejando a Roger ahí. Esperó afuera a que saliera.
- No inventes. - El rubio se acomodaba el suéter.
- Lo siento, no pensé en nada más. - El rizado estaba preocupado.
- Todo bien... - Roger sonrió sin mostrar los dientes.

Caminaron un rato juntos por los pasillos.

- ¿Por qué te molestó tanto? - Soltó la pregunta Brian mirando el suelo.
- ¿Qué cosa? - Roger se hizo el desentendido.
- Ya sabes, lo de Emma. - Oír ese nombre hizo que el rubio sintiera celos.
- No me molestó... Es que, ahm... - Trataba de pensar que decir.
- Es que... Es raro verte con nuevos amigos... - Mintió.

Brian no respondió, pero sintió otra de esas oleadas de amor intenso por Rog. Se lanzó sobre él y lo abrazó con fuerza, claro que el rubio le respondió.

- ¡Nunca te cambiaría por nadie ni nada...! Bueno... Tal vez por mucho dinero. - Rió abrazandolo.
- Digo lo mismo. - Comentó Roger, sintió algo de alivio.

Estaba enamorado de Brian, pero el sentimiento que el rizado tenía al inicio fue un poco opacado por el nuevo que sentía por Emma. Le atraía, pero jamás iba a ser tan fuerte como su relación con Roger.
En el fondo era mutuo, pero por ahora es cegado por su flechazo con la chica.

He Drives Me Crazy ; Maylor/DeacuryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora