Capítulo XXXV

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Amiguees, si quieren la máxima experiencia en este capítulo escuchen Fernando de ABBA.

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Cuando entraron a la casa de Dominique quedaron impresionados. Era enorme, en la sala de estar había un piano sobre una alfombra preciosa de leopardo y las luces eran muy cálidas.

Laurie fue directamente a sentarse en el sofá, Roger y Dominique por otro lado fueron a la cocina.

- ¿Crees qué haya alcohol suficiente? - Preguntó seria. El rubio miró el montón de botellas de Ron y Vodka finísimas, incluso le costó trabajo no excitarse.

El sonido del timbre los interrumpió, la pelinegra fui rápidamente a abrir, era nada más que el equipo de fútbol completo, lo siguieron las chearleaders guapas y para lo último la realeza adolescente. Billy, el rey de la preparatoria y las fiestas, tan cool que casi nunca va a clases, rodeado de pura universitaria.

Roger estaba sorprendido, sabía que Dominique era popular pero no tanto. La sala de estar quedó llena, Billy quitaba su chaqueta de cuero mientras una chica preciosa la sostenía.

Entre los cuatro amigos el que destacaba era Roger. Ya fuera por ser guapo o un rompecorazones y todos ahí sabían su nombre.

- ¡Roger! - Gritó el capitán del equipo. Se aproximó a abrazarlo cálidamente.
- Ya te pegó, ¿cierto? - Afirmó el rubio.
- Amigo, no siento mi cabeza. - Sonrió desorientado.

Empezó a llegar más personas, que ni siquiera estaban en la preparatoria. Billy se acercó al de ojos azules y le dio una botella.

- Alégrate. - Le sonrió de lado, Roger tomó la botella de Vodka y le dio un trago enorme.
- Si sabes complacer. - Frunció el ceño sonriendo.

...

Una hora desde que comenzó pasó rápido verdaderamente. Roger estaba hablando con cada persona que veía.

- ¿Roger? - Llamó una voz tras él.
- ¡Deacy! - Replicó emocionado al ver a su amigo con un porro de marihuana en la mano.

- ¿De dónde...? - Cuestionó emocionado.
- Acércate. - Lo abrazó por los hombros y le señaló a un sujeto.

- Ese tipo de allá. Es como Santa Claus, sacó esta belleza de su bolsa de regalos. - Decía fumando más profundo. Al ver al tipo notó que era Hyde, Steven Hyde, no pudo evitar reír mucho.

Caminó realmente mareado a través de la sala y observó una cabellera pelirroja.

- ¡Emma! - Sonrió el rubio.
- ¡Freddie! - Lo hizo aún más.
- ¡Mi Brian! - Se lanzó contra él y lo abrazó.

- ¡Encontré a mi rubia! - Dijo este, que también estaba algo high.
- ¡Brian nuestra canción! - Gritó desesperado.

- There was something in the air that night. - Bailó suavemente en los regazos del rizado.
- The stars were bright, Fernando. - Le siguió la canción con el mismo baile.

Todos alrededor los miraban fijamente con gracia, excepto Emma algo extrañada.

- Hola. - Dijo una voz sensual a Freddie. Era Laurie, ya pasada de copas como todos ahí.
- Ay, querida. Yo soy de otro bando. - Sonrió Fred alejando la mano de su pierna.

- ¡¿Quién quiere hierba?! - Vociferó Deacy riendo abiertamente. Roger se puso de pie.
- Amo a este hombre. - Dijo con orgullo el rubio mirando a sus amigos, tomó el porro para darse una subida.

He Drives Me Crazy ; Maylor/DeacuryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora