Capítulo IV

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Un par de semanas habían pasado ya de esa noche tan bella que el cuarteto pasó. La amistad seguía igual, los únicos cambios que se llegó a experimentar fue que John y Freddie estaban menos libres. El invierno estaba presente ya, por eso la nariz roja de Roger al llegar esa mañana, tenían clases de deportes ese día por lo que fue directamente a los vestidores. Allí ya estaban Fred, Deacy y Bri. Todos le sonrieron para irse a recibir la lección.

...

- ¡Qué frío de mierda! - Aseguró Freddie juntando sus manos. La clase había finalizado y ahora iban a las duchas.
- Lo sé, Dios mío. - Le hacía coro Brian.
- No quiero quitarme la ropa para darme una dicha. - Se quejaba Roger. John sólo asintió con cada afirmación.

Se esperaron unos veinte minutos a que los demás fueran para que al ir ellos estuvieran un poco más vacías. Se quitaron la camisa y todo lo que llevaban encima para darse la ducha con el agua más caliente que pudieran. Las duchas estaban todas juntas con divisiones que al más bajo de todos (Roger) le llegaba por el hombro. El chico de ojos azules y el rizado estaban al lado. El rubio sólo miraba el suelo mientras el agua le caía en la cabeza, Brian no pudo evitar verlo ahí, con el agua corriendole por toda su cara, cuello y pecho, lo observó un rato, hasta que Roger sintió la mirada y lo miró a los ojos. Brian cortó el contacto rápidamente, y sentía sus mejillas arder, no sabía si era por el agua tan caliente u otra cosa.

Cuando terminaron de ducharse Roger y Brian estaban completamente vestidos, sólo que no llevaban la parte superior. - No puedo creerlo, tengo frío de nuevo. - Lloriqueaba Roger con la nariz rojiza de nuevo, Brian pasó por al lado suyo para alcanzar algo sobre su cabeza y desde donde estaba se sentía el calor corporal de él, no dudó ni un momento para acercarse, no lo rodeó con los brazos, sólo pegó su cara a su pecho y su abdomen bajo que al ser más pequeño quedó al frente de la pelvis de Brian.

El mayor se sorprendió pero no le molestó, en lugar de eso si lo rodeó con los brazos, Roger al darse cuenta hizo lo mismo, mantuvieron el abrazo hasta que la puerta se abrió, se separaron lentamente, luego se vistieron para ir a las demás clases.

...

- Es sólo sentido común, idiota. - Reía Brian al ver lo inútil que era Roger para jugar a las cartas.
- ¿Exactamente cómo crees que se juega? - Reía John al ver la cara desesperada del rubio.
- Niños, por favor. - Decía Fred acomodando las carta para dejar el juego.
- Deberíamos irnos ya, es tarde. - Recordó Brian mirando el reloj en su muñeca.

Salieron de la casa de John con Freddie, que iba en medio de Roger y Brian, caminaban en silencio, el rubio iba fumando de casulidad.

- Como que John y yo empezamos a salir. - Soltó Fred sin ver a ninguno a la cara, estaba claramente nervioso.
- ¡Te lo dije! - Gritó Brian señalando a Roger que se asustó y tiró el cigarro.

Freddie los miraba con el ceño fruncido, no entendía esa reacción, de las miles que se imaginaba definitivamente esa no era una. Brian lo notó. - Lo siento, Fred. Pero me alegra saberlo. -
- ¡A mí igual! - Sonrió Roger con felicidad.
- ¿Ya lo sabían? - Preguntó Freddie con una sonrisa boba.
- Brian lo supuso. -
- Estoy tan aliviado, queridos, de que no estén molestos por no haberles dicho antes. - Fred bajó la cabeza.

- Eres nuestro mejor amigo, nunca nos molestaríamos. Te amamos, mierda. - Dijo Roger lanzándose contra la espalda de Fred y darle un abrazo bastante fuerte al que Brian se unió.

- Ay, no, voy a llorar. - Dijo respondiéndoles el abrazo con la sonrisa más pura. Caminaron una cuadra más y pasaron al frente de la casa de Fred donde se despidieron.
- Yo también los amo. -
- ¡Ah! Ya vete. - Rió Brian con empujandolo con delicadeza.

Roger y el rizado caminaron más, se dieron la mano y empezaron a dar vueltas con velocidad riendo con fuerza hasta que uno de los vecinos les gritó que se callaran, pararon, pero seguían riéndose con ganas. Caminaron una cuadra más para quedar frente a la casa de Brian.

- Bueno... - Decía Roger con otro cigarrillo en la boca y las manos en los bolsillos de su abrigo. - nos vemos luego. -
- Sí... Adiós, Rog. - Vacilaron un rato hasta que se dieron un abrazo y Bri besó la frente del rubio. Se separon recobrando su "hombría".

- Adiós. - Dijeron al mismo tiempo y se marcharon con velocidad. A ambos se les vino una risita tonta y se les aceleró el corazón.

He Drives Me Crazy ; Maylor/DeacuryWhere stories live. Discover now