Secreto de confesión

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Colombia 1984

—¿porque no me sorprende que estés aquí? —pregunté a la chica que estaba sentada como siempre debajo del árbol, habían pasado un par de días desde la ultima vez que la vi.

—llegas tarde Daniela —respondió ella— no tiene importancia, yo te había advertido que estaría por aquí.

—no vienes hace días —dije, no es que la estuviera esperando solo era algo que me parecía curioso.

—he estado ocupada —respondió, lo que me hizo preguntarme exactamente que hacía, no sé cuántos años tiene se ve un poco más joven que yo, pero no estoy segura; no se nada sobre esta chica.

—te traje esto —mostré el diario número uno, que es el que yo estaba leyendo— pensé que podíamos leerlo y hablar de él.

—¿Por qué pensaste eso? —preguntó con cierta hostilidad

—supuse que te gustaba leer y la verdad no hay muchas personas con quienes hablar por aquí —expliqué.

Lo cual era cierto, Victoria había entrado ya a la escuela y no podíamos hablar mucho por teléfono, las personas que habían llegado a hospedarse en su mayoría eran ancianos y no me apetecía hablar de política con ellos, así que prácticamente me pasaba los últimos días con mi abuela a veces siendo mi abuela, otras siendo yo su abuela, su madre, la enfermera o una desconocida.

—y que haces ahí parada siéntate —dijo golpeando la tierra a su lado, pensé un momento si quería ensuciar mis jeans sentándome, pero al final accedí.

—es el uno; he leído un par de páginas, pero creo que no escribía todos los días —expliqué mostrando el libro

—no, no lo hacía solo cuando había algo importante que decir —respondió tomando el cuaderno envuelto en cuero negro.

—ahora eres experta en historia —dije con sarcasmo

—se mas que tu —sonrió, una simple sonrisa que hizo que un escalofrió recorriera mi columna vertebrar haciendo que me sintiera incomoda y ella parecido notarlo— tranquila no muerdo

—la tierra es incomoda —me justifiqué

—¿te quedaste aquí? —preguntó señalando la hoja donde había dejado un listón para separar.

—si, puedo esperar a que lees lo que yo llevo y así leer juntas —propuse

—leeré en voz alta desde aquí, relájate te gustara el sonido de mi voz —comentó con una sonrisa antes de comenzar a leer.

Colombia, noviembre 1825

—se llamaba la gran Colombia en ese entonces —explicó deteniendo su lectura

—no me interesa eso, sigue leyendo —

—pero es importante, necesitas entender que ocurría en ese momento se acababa de ganar la independencia y algún idiota pomposo le puso el nombre en honor a Colon, aquel que llego para que los conquistaran...—

—no me interesa eso, quiero saber que pasa con ella —me quejé señalando el libro

—después no entenderás como era el país en ese entonces, pero como tu quieras —dijo para después seguir leyendo.

Colombia, noviembre 1825

Nunca había tenido tantas ansias de regresar a la iglesia, o por recibir la bendición de Dios, pero sé que la iglesia es un lugar donde seguramente veré a Daniela otra vez.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora