Huyendo

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Colombia 1827

Diario de Daniela Gallardo


Te vi, cuando volvimos a esta maldita propiedad, te vi en la iglesia y te veía en mis sueños. Deseaba poder hablarte y correr a tus brazos, deseaba escapar nuevamente y recorrer todos los metros de distancia que me separaban de mi cada noche, pero no podía hacerlo por más que mi corazón anhelara estar entre tus brazos y mi alma extrañara la tuya no podía estar contigo a pesar de que el dolor en mi corazón fuera demasiado profundo.

Pero no podía ir, no hasta que mi tío tuviera todo listo y me arriesgaría a que Ernesto frustrara mis planes, no hasta que mi tío Javier confirmara que mi escape y el tuyo estaban asegurados. La noche en la víspera del nuevo año Ernesto organizo una fiesta, comió y bebió más de la cuenta; la mínima mención de la propiedad vecina y arremetió contra mi antes de quedar profundamente dormido.

Lo había hecho antes y sabía que no volvería a despertar y yo necesitaba verte, saber si estarías dispuesta a huir conmigo, quería asegurarme de que no me odiabas de que tu amor por mi seguía siendo el mismo que el mío por ti y para mi buena suerte seguía siendo así.

Me escabullí como tantas veces lo había hecho antes hasta tu casa, te encontré despierta no puedo explicar con palabras lo que mi alma sintió al estar entre tus brazos nuevamente, sentí que ahora estaba completa que mi corazón latía nuevamente, ahora me sentí viva entre su besos y caricias.

Fue una noche mágica fue la última vez que hice el amor y sé que será la ultima vez que haré el amor en toda mi vida sin importar cuantas veces Ernesto intente hacerme suya con sus deseos carnales mi corazón, mi alma y mi cuerpo seguirán siendo tuyos.

después de esa noche mágica mi mundo se derrumbó, lo teníamos todo planeado todo debía ser perfecto, Javier estaría esperándonos y solo teníamos que escaparnos, pero cometí un error. Fue mi culpa lo sé.

Necesitaba hacerte llegar un mensaje, necesitábamos adelantar el plan para esa noche solo que no podía ir a verte y confié, confié en uno de mis criados, confié con toda el alma y ese fue mi error.

Enviar a un criado con una nota para ti fue estúpido, Ernesto lo descubrió, no me lo dijo esa misma noche si no hasta después de tu funeral. El intercepto el mensaje, ordeno al criado entregarlo como si nada hubiese pasado y volvió a casa. Yo solo supe que tu habíais recibido el mensaje y me sentí feliz.

Te pedí vernos en el lago a la media noche, Ernesto se durmió o al menos fingió hacerlo, no tuve problemas para escapar, no sabía si llegarías al lago, pero esperaba que así fuera.

Recuerdo que era una noche fría, las nubes y el viento amenazaban con llover cuando te vi llegar, atravesando los arboles solo con la luz de tu candelabro y una sonrisa en tu rostro, inmediatamente corrí hasta ti y atrapé tu rostro con mis manos sin detenerme a besarte, mi felicidad rebozaba y sabía que no teníamos mucho tiempo que había que darnos prisa.

"viniste" afirmé, por un momento pensé que mis ojos me engañaban y que solo era un sueño, pero no, era completamente real que estabas ahí dispuesta a huir conmigo.

"como no hacerlo" dijiste sonriendo.

"Mi tío nos esta esperando, a algunos kilómetros de aquí solo que no podemos usar el camino porque pueden vernos" expliqué

"¿Qué estamos esperando?" al momento que dijiste esas palabras el sonido de un disparo se escucho a lo lejos.

"Ernesto" no pensé solo tomé su mano dándome cuenta que el sonido de los cascos de algunos caballos se acercaba, supe que le lo sabia y sin decir nada mas comenzamos a correr. Daba lo mismo si no podíamos ver, no iba a permitir que nos separaran otra vez, estaba dispuesta a huir contigo o a morir en el intento.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora