Música ligera

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Colombia 1984

El sonido de alguien tocando mi puerta me sobresalto y me saco por completo de mi análisis existencial sobre la gente homosexual, rápidamente fue hasta la puerta de mi cuarto y al abrirla me topé con un par de ojos verdes mirándome fijamente.

—¿Qué haces aquí? —pregunté al ver que mi vecina era quien había tocado la puerta de mi habitación

—¿puedo pasar? —preguntó a lo que solo me hice a un lado y ella entró; hasta ese momento no me había dado cuenta que llevaba algo en tus manos.

Era especie de cuadro cubierto con una sábana blanca, ella simplemente lo recargo en una pared de mi cuarto y sin decir nada se sentó en mi cama.

—¿Qué es? —pregunté confundida queriendo quitar la sabana, pero fui detenida.

—no lo habrás —dijo rápidamente antes de que descubriera el cuadro— vine a disculparme por irme de esa forma en el lago

—¿te molesto mi regalo? —pregunté al sentarme en la cama a un lado de ella

—no —dijo rápidamente —me encanto que pensaras en mí.

—¿entonces porque te fuiste? —

—no lo sé —admitió con la vista entre sus manos —es solo que... nada.

—¿nada? —evidentemente había algo que ella no me estaba diciendo.

—solo me sorprendí, no esperaba que yo significara algo para ti —comentó girando el rostro para mirarme.

—ah —gesticulé, me había dejado sin palabras— espero que no sea incómodo para ti.

—me gustó mucho, tu obsequio —dijo ella sonriendo— gracias por dejarlo en el lago.

—era para ti y sabía que regresarías —sonreí.

—ahora puedes ver tu regalo —dijo poniéndose de pie.

—¿mi regalo? —comenté emocionada mientras me acercaba a donde ella había recargado la cuadra a la pared y rápidamente le quité la tela que lo cubría.

—lo pinté casi la primera vez que te vi —explicó algo avergonzada— ¿te gusta?

—es... increíble —estaba complemente maravillada con lo que veía.

En una base de colores y pinceladas contra el lienzo estaba una versión de mi rostro, perfectamente definido y con mis ojos café claro resaltando sobre todo lo demás, era demasiado hermoso.

—tu... —dije con unas ganas enormes de llorar y no sabía porque —es... wooo

—espero no sea demasiado para ti —comentó

—es increíble, nunca me habían pintado —confesé sintiendo que mi corazón quería saltar de alegría.

Ella simplemente se acercó a mi y tomó mi mano entrelazando nuestros dedos enviando un escalofrió por todo mi cuerpo y provocando que mi corazón se acelerara.

—me alegro que te gusté, es algo que quise hacer desde que te vi por primera ves —dijo ella con una voz tranquila

—me encanta, muchas gracias —mi voz era un poco quebrada pues estaba demasiado emocionada en ese momento.

—estaré lejos un par de días, pero volveré pronto —comentó después de un momento en que ambas veíamos mi retrato

—¿Dónde iras? —pregunté

—no muy lejos de aquí —dijo tan enigmática como siempre.

—¿sabías que tus respuestas en realidad no son respuestas? —me quejé

Mil TormentasWhere stories live. Discover now