Locuras de ocasión

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Colombia 2014


POV Calle

Silencio, es lo único además de los sonidos naturales del lugar. No recuerdo jamás en mi vida haberme sentido tan rara y feliz al mismo tiempo. Acabo de perder mi virginidad con una mujer increíble y ahora no tengo la mas remota idea de que hacer o decir.

La mire de reojo a un par de metros de mi como al igual que yo terminaba de vestirse, su mirada estaba fija al suelo ¿Qué estaba pensando? ¿Qué estaba sintiendo? No lo voy a negar probablemente fue la experiencia mas mágica de mi vida, pero ¿y si ella no piensa lo mismo? Me sentía algo mareada incluso por todas las vueltas de mi cabeza, caminé hasta el viejo muelle de madera donde aún estaban las toallas extendidas ahora sucias.

Me agaché para levantarlas y me quedé observando la naturaleza unos momentos, ese lugar era espectacular y quería guardarlo tal cual en mi memoria. Decidí que tal vez lo mejor sería regresar al hotel, me di cuenta al girarme que Poché me observaba ya completamente vestida y sentada en sobre una de las mesas de picnic su mirada estaba fija en mí, ni siquiera se molesto en apartarla cuando la miré ella solo se quedó ahí inmóvil.

—deberíamos regresar al hotel —propuse caminando hasta ella.

—si, creo que es lo mejor —coincidió por fin despegando su vista de mi y bajando de la mesa. Extendí mi mano para entregarle su toalla, al tomarla su mano se posó sobre la mía y su mirada fue hasta mis ojos— ¿todo bien?

—si —fue lo único que respondí

Nuevamente nos sumimos en el silencio hasta llegar a donde los caballos pastaban, amablemente desato las riendas de ambos animales y me acercó el mío aun sin decir nada. Decidí que no quería montar, que quería caminar y simplemente comencé a hacerlo tirando de las riendas del caballo para incitarlo a seguirme, un par de minutos después Poché me imitó.

El mismo camino que habíamos cabalgado antes ahora lo recorríamos caminando y extrañamente parecía un camino completamente diferente o al menos se sentía completamente diferente. Nuestras respiraciones y el chocar de los cascos de los caballos con el adoquín generaban una atmosfera extraña, había una creciente tensión que se podía sentir en el aire y que incluso quemaba.

Mi corazón se sentía cada vez mas tenso, si ella no decía nada estaba segura de que explotaría. Con esa misma tensión creciente llegamos hasta los establos donde uno de los trabajadores recogió a los caballos y nosotras nos dirigimos hasta la casa.

—estaré en la biblioteca —dijo ella de pronto— sube a la habitación si quieres.

—claro —dije con una sonrisa que seguramente parecía más una mueca que otra cosa.

Supuse que al igual que yo necesitaba estar sola. Quería esto desde hace tanto tiempo y por su reacción en el lago ella lo quería también, la conozco incluso más que a mi misma y sé que muchas veces son sus miedos los que hablan por ella, pero hoy en el lago no fue así.

¿Por qué no pudimos ser personas normales y solo hablar? ¿Por qué tuvimos que entregarnos de esa manera y complicar todo lo que pudo ser sencillo?

Me dirigí hacia la zona de la piscina pues necesitaba un poco de aire fresco y tal vez un trago de algo fuerte para procesar las cosas. Me senté en uno de los bancos altos que se encontraban en lo que parecía ser una especia de pequeña barra cerca de la piscina. Unos minutos después llegó un chico a ofrecerme algo de beber y pedí lo primero que se me ocurrió, un mojito.

Mil TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora