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Corría.

Eso era lo único que sabía.

Estaba corriendo por un campo lleno de cuerpos. Sus compañeros, su gente, llacian allí, sin vida, regando el magro suelo de aquel territorio. Escuchaba los gritos, los disparos, las explosiones.

¿Cómo es que todo había acabado así?

¿Cómo es que Dictadura había decidido dar comienzo a una guerra que sabía que no podían ganar?¿Por qué era tan necio?

Aún así, siguió corriendo. El rifle en su mano. La helada lluvia empapaba sus ropas.

A pesar de toda la muerte y el dolor que recorría su cuerpo a oleadas por todas esas heridas abiertas, siguió adelante. ¿Por qué? Lo guiaba algo más fuerte y letal que las armas. El amor.

Corrió por el amor a sus pequeñas.

Asesino por el amor a sus hijas.

Lucho con valor por sus hermosas niñas. Por verlas crecer. Por verlas reír una vez más.

Ese sentimiento le dió la fuerza que necesitaba para alzar su arma al cielo y gritar contra aquel infierno.

_¡Por la Patria!¡Por Malvinas!_

Aquellas palabras fueron repetidas como un clamor de furia, miedo y honor por aquellos que lo seguían. Por quienes confiaban en que su patria podría llevarlos a la victoria, y que, al volver a casa victoriosos, acabaría con el sufrimiento al cual Dictadura sometía a su gente.

El rugido patriota siguio repitiéndose por sobre el viento y la lluvia. Por sobre la muerte y desolación.

"Luchen, mis héroes"





















_Asi que acá te escondías, hijo de puta_ aquel gruñido sobresalto al de habla inglesa. Se giró hacia República Argentina, con el arma en alto.

_¿Cómo has llegado hasta aquí?_borro aquella expresión de sorpresa por una sonrisa arrogante.

_Aunque nunca me veas, siempre estaré por ahí, vigilando._ sus ropas, manchadas de sangre. Su rifle, en alto. La furia recorría sus venas, le daba fuerzas. Dió un paso.

_Perdiste, Argentina. Nadie está de tu lado. Ni siquiera tus hermanos o amigos. Rindete ya ante la realidad_ intento tocar esa fibra sensible que sabía que él argentino tenía.

Una sonrisa manchada de sangre se formó en su rostro. Una mirada, ardiente y helada al mismo tiempo, abrazó a Reino Unido, quién apretó más el agarre de su arma. Era la mirada de alguien dispuesto a cualquier cosa.

_Aun si eso fuera cierto, seguiría aquí, peleando hasta que mis piernas ya no puedan más, hasta que mi corazón deje de latir. Lucharé por ellas. Siempre. Seguro más de lo que vos estás dispuesto a hacer_hilos de sangre caían por las comisuras de sus labios y manchaban su uniforme. Sus ojos refulgian con rabia y fuerza. No tenía miedo. No le importaba matar a una potencia, si eso significaba salvar a su familia.

_¿No crees que es demasiado que perder? Tu gente, tu paz, tu vida, ¿No es demasiado por unas simples niñas?

_Estoy dando lo mismo que vos_su voz sonó gélida, y, por un minuto, pareció ser otra persona. Una cuyos símbolos estaban teñidos del color de la sangre_ Decime, UK, ¿Acaso vos no estás dando gente?¿Paz?...¿Tu vida? ¿Arriesgarias tanto por unas "simples niñas"? _su sonrisa se ensanchó al no recibir respuesta_ Cuidado con el fuego. Te vas a quemar_

Su arma apuntaba directo a la cabeza del contrario. No le importaba perder la vida por sus niñas, si lograba arrebatarle la suya al pirata inglés. Iba a dejar cuánta de su sangre fuera necesario en aquellas tierras para volver a unir a su familia. Para que sus hijas volvieran a su hogar.

°Fuerte° (C.H. Argentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora