38

1.6K 137 39
                                    

_Did you lose your mind?! [¿¡Perdiste la cabeza!?]_

_Je ne sais pas pourquoi tu ne me comprends pas! [¡No sé por qué no me entiendes!]_

_This is-!...Is stupid...! [¡Esto es-!...Es estúpido!]_

Allí estaban ambos, peleando. Se había vuelto algo mucho más recurrente en los últimos meses; pequeñas discusiones, fuertes peleas, gritos, llantos, reconciliaciones... un agotador ciclo se había establecido entre la pareja de europeos, regando su veneno en las raíces de aquella relación que en su tiempo fue bonita.

Era estresante para ambos, pero mucho más para el francés, quién casi siempre era quien debía soportar los reclamos de su pareja. Al menos una vez por semana el inglés encontraba un motivo nuevo para pelear, abandonando así su fachada de hombre serio y tranquilo. Parecía que habían vuelto a aquella época donde peleaban por todo, cuando eran jóvenes e insensatos, antes de que se vieran en la necesidad de casarse por pura conveniencia y que el cariño surgiera entre ambos. Parecía que habían vuelto atrás en el tiempo, a aquella turbulenta época. Francia no era el único que había cambiado en aquella relación, ni tampoco había sido el primero.

Reino Unido cada vez pasaba más tiempo fuera de casa, supuestamente en temas de negocios -reuniones, viajes, etcétera-, y dejaba a su pareja solo, de vez en cuando al cuidado de las pequeñas islas Falklands. A veces volvía entrada la noche, más serio que de costumbre a la hora de cruzarse con su pareja en aquel inmenso palacio. Dormían en la misma cama, pero el inglés a veces se negaba hasta a tocarlo o hablarle por las noches, simplemente dormía plácidamente cubierto por las finas y elegantes colchas, lejos del cuerpo contrario. El francés, en cambio, pasaba muchas horas despierto, mortificandose, ¿Acaso había hecho algo mal? ¿Qué había provocado un desprecio tal de parte de la persona que hace tiempo le decía que le amaba? ¿Un cambio de actitud? Apenas había cambiado en el lapso de esos meses, simplemente se había vuelto un poco más duro cuando se trataba de su pareja, había aprendido a decir que "no" a muchas cosas... ¿Sería aquél el problema? ¿El haber aprendido a ser un poco más independiente del cariño o necesidades de su marido había causado todas esas peleas? Se negaba a creerlo. Reino Unido no podía ser alguien tan infantil.

Sin embargo allí estaban, en la oficina del inglés, peleando por quién sabe que razón. Se sentía tonto, infantil, pero no sabía cómo detener aquello. Las peleas ya se le habían vuelto algo habitual, una amarga costumbre que se mezclaba con la sosa imagen de pareja tranquila y feliz que ellos mismos querían darle a su matrimonio. Querían tragarse esa mentira; pensar que eran felices a pesar de las peleas cada vez más sin sentido y erráticas.

Francia estaba cansado, pero ¿Qué más podría hacer? No era como si pudiera escapar de todos los problemas que azotaban su relación, ni de las afiladas palabras de su marido, tampoco era una opción el ceder en las discusiones, pues no quería volver a parecer un muñeco sumiso que asentía cada que su pareja le decía algo.

Había intentando imaginar todas las posibles razones que desencadenaron aquellos problemas en su vida, las peleas y enfriamiento de la dulce y tranquila vida que llevaban, pero el inglés siempre las desechaba a todas mientras decía que él solo buscaba excusas para seguir peleando. Sus opciones se habían reducido a solo dos, y ninguna le agradaba para nada.

_¡¿Ésto es por Argentina?!_ gritó con descaro a su pareja, apretando los puños con fuerza.

Reino Unido se quedó estático unos segundos, sus ojos llameaban. Se acercó a cortos pero firmes pasos hasta su marido y acercó su rostro, tanto que su respiración caliente chocaba contra el rostro tricolor.

°Fuerte° (C.H. Argentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora