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Rusia se llevó una mano a la cara, quitándose los mechones de cabello que cubrían sus ojos. Buscó entre la oscuridad de la habitación su celular sobre la mesa de luz y se fijó en la hora. 3:37 AM. Suspiró con pesadez y se levantó, amodorrado.

Hacía ya varias horas que había ido a la cama, esperando que su pareja también fuera a dormir en cuanto terminará todo el trabajo que tenía. Pero ya se estaba cansando de esperar en la oscuridad, solo y en silencio, sin poder conciliar el sueño a causa de la ausencia de su novio, pues ya había adoptado costumbre de dormir abrazándolo como si fuera un cálido peluche.

Salió de la habitación, usando solamente sus pantalones de pijama, unas medias negras y, como no, su gorro, frotándose un ojo con el puño, intentando barrer el cansancio que ocupaba su mente.

Mientras bajaba las escaleras pudo distinguir un haz de luz saliendo de la oficina de Argentina. La puerta estaba entreabierta, y pudo escuchar el sonido de las hojas de papel moviéndose y del tipeo del teclado.

_¿Arge?_ murmuró con voz ronca, entrando a la estancia. Sus ojos se irritaron por la fuerte luz que ilumina el lugar.

El de celeste y blanco levantó la vista de los papeles que estaba mirando, y esbozó una pequeña sonrisa.

_Bebe_ murmuró, extendiendo los brazos hacia el más alto.

El chico del ushanka se acercó hasta donde se encontraba sentado su argentino y dejó que lo abrazara por la cintura. Pasó sus dedos por su cabello, siempre tan suave y desordenado, mientras que con la otra mano tomaba su mejilla. Se preocupó un poco al ver las ojeras formadas bajo aquellos ojos bicolor que brillaron al verle.

_¿Aún no terminaste?_ preguntó en un susurro, acariciando la suave piel albiceleste.

El más bajo le regaló una mirada de disculpa y apoyo su mentón sobre el torso desnudo del tricolor.

_No, todavía no. Igual me falta re poquito, mira_ levantó unos pocos papeles, los únicos que no estaban ordenados sobre las pilas de carpetas y documentos que se encontraban sobre el escritorio_ Tengo que leer esto nomás_

_¿Puedo quedarme contigo?_ preguntó, frunciendo el labio, sabiendo que el más bajo no podía decir que no a ese tierno gesto. Argentina río dulcemente, plantando un corto beso sobre su piel.

_Certo amore, Nessun problema [claro amor, no hay problema]_ susurró en Italiano.

A pesar de no entenderle muy bien, Rusia amaba cuando el argentino hablaba mezclando idiomas, como su acento cambiaba y las palabras salían de forma tan fluida de sus labios. Le encantaba que hablara en italiano más que cualquier otro, pues el acento que adoptaba al pronunciar era cautivador. Oh, y cuando lo susurraba ¡Dios! sonaba tan seductor...

Acercó la silla que estaba del otro lado del escritorio y se sentó junto al de celeste y blanco, rodeando su torso con sus brazos y apoyando su mentón sobre su hombro. El más bajo levantó una mano y la posó sobre su mejilla, antes de girar un poco la cabeza y darle un corto beso en esta. Volvió a tomar los papeles y continuó con su lectura, frunciendo el ceño de forma adorable, con concentración.

El tricolor escondió su cara en el cuello del contrario, inspirando su dulce olor. Sentía los párpados pesados por el sueño, pero se obligó a aguantar despierto para poder acompañar a su pareja. Ojeo los papeles que el albiceleste tenía en la mano, pero todos estaban en español, un idioma que no dominaba muy bien que digamos.

Aburrido, se dedicó a molestar a su novio, haciéndole cosquillas en el cuello, su debilidad.

_B-banca boludo_ rio, dejando los papeles sobre la mesa para girarse hacia el más alto_ Non riesco a concentrarmi [no puedo concentrarme]_ volvió a reír, intentando alejarlo para detener aquel repentino ataque.

°Fuerte° (C.H. Argentina)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ