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Argentina estiraba disimuladamente el apretado cuello de su elegante camisa, incómodo, mientras hacía una mueca. Logró soltar el primer botón sin que el supervisador que se situaba junto a él se diera cuenta, demasiado ocupado ojeando unos papeles que contenían toda la información respectiva al evento. Era muy exigente con respecto a la vestimenta, sobre todo en una reunión tan formal como aquella.

Estaba usando uno de sus mejores trajes negros, con detalles dorados en las costuras de sus mangas, una camisa blanca prolijamente planchada, con un sol dorado bordado a mano a la altura del corazón, más unos pantalones y zapatos de color negro. Su cabello estaba peinado cuidadosamente hacia un costado, a pesar de que su estilista y organizador le habían sugerido cortarlo un poco, ya que estaba un poco largo y rebelde, sin embargo se había negado rotundamente. Un elegante moño celeste le daba el toque final al conjunto. 

_¿Es necesario que hagas de niñera?_ le preguntó al hombre junto a él intentando no sonar muy grosero.

_No, pero lo tengo que hacer igual_ respondió, dejando los papeles sobre el asiento negro del elegante vehículo_ Igual ni siquiera voy a entrar, voy a esperar afuera hasta que quieras irte_ 

_Me da cosa que se tengan que quedar horas acá afuera_ 

_Estoy acostumbrado, despreocupate_

El argentino soltó un suspiro y abrió la puerta del auto, dirigiendo la mirada hacia aquel elegante establecimiento. 

Hacía más o menos una semana que había recibido una invitación por parte de la ONU a una especie de Gala para los países, hecha para "afianzar" las relaciones entre ellos y también tener la oportunidad de crear nuevas. Era algo completamente formal, como esos bailes que se ven en las películas clichés de Disney.

No estaba muy acostumbrado a eventos tan formales como aquel, sino que su "ambiente" era más el de las fiestas animadas, alcohol por todos lados, música alta y poder bailar con total libertad a su manera. Sin emabrgo, allí tendría que cuidar mucho su comportamiento para no lucir como un "salvaje incivilizado" -segun las palabras de sus representantes-

Caminó seguido de cuatro guardias hacia la gran entrada principal que llevaba a la recepción del evento. Limusinas y otros elegantes vehículos seguían llegando, distintos países bajaban de ellas junto con sus escoltas. Argentina le hizo una seña a sus guardias -indicandoles que ya podían retirarse- en el momento en que llegó a la gran puerta de madera y vidrio, abierta de par en par con dos hombres vestidos de smokin a cada lado.

En la recepción habían más guardias, dos puertas de cristales de distintos colores tapaban la entrada al salón principal, y un hombre que sostenía unos papeles con una expresión neutral. Lo saludó con un movimiento de cabeza y anotó algo con un bolígrafo negro. 

_Republica Argentina, le toca la mesa 7_ dijo con formalidad y puso su mano sobre el pomo de la puerta, abriéndola para él_ Adelante, la cena comenzará en una hora_ 

El país albiceleste asintió con la cabeza a modo de saludo e ingresó en la enorme estancia. 

Tres grandes lámparas de color dorado con pequeños cristales colgaban del techo, bañando con su luz el gran salón. Habían algunas mesas prolijamente decoradas y sillas por el lugar, formando un círculo que evidentemente era para bailar. En una de las esquinas derechas había un pequeño escenario donde habían instrumentos musicales, y también equipo de DJ. Habían ya muchos países, sentados o de pie, hablando o comiendo. Un murmullo tranquilo acompañado de una dulce música llenaban la estancia. 

Divisó una mesa muy larga llena de comida de todo tipo, junto con copas y botellas de champagne, sidra o vino. "Muy suave" pensó Argentina, sonriendo un poco. Puso las manos tras la espalda y caminó unos cuantos pasos, admirando la decoración tan bella del lugar.

°Fuerte° (C.H. Argentina)Where stories live. Discover now