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NARRA JADE

Estaba intentando procesar todo lo que pasó ese día.

Mi hermano gemelo, mi mejor amigo, mi compañero de travesuras, acababa de traicionar mi confianza.

Siempre acudí a él para contarle todos mis secretos, desde los más estúpidos hasta los más profundos, al igual que él lo hizo conmigo, pero después de ese día no sabía si alguna vez podría volver a confiarle algo.

Al llegar a casa, me dirigí rapidamente a mi habitación. Ni siquiera me detuve a saludar a mi madre, pues necesitaba estar sola. Entré al baño y las lágrimas no tardaron en aparecer. Sentía una mezcla de desesperación y enojo que no querían esfumarse. Me metí a la ducha pensando que el agua tibia disminuiría la presión en mis hombros. No funcionó.

Me vestí lentamente pues estaba agotada, demasiado cansada. Por eso me recosté en la cama, hecha un ovillo.

Escuché los gritos de mi madre avisándome que la cena estaba lista, pero mi estómago estaba cerrado y tampoco tenía fuerzas para salir de mi habitación.

- Jade por favor, baja a cenar - habló entrando a mi habitación sin ningún aviso.

- Creo que deberías aprender a tocar la puerta - dije con la voz ronca, inclinándome en la cama para verla mejor.

- Cariño ¿qué sucedió? - preguntó preocupada al ver mis ojos, que de seguro se encontraban rojos e hinchados por el reciente llanto.

- No es nada - respondí intentando ser convincente. Me miró con los ojos entrecerrados mientras se sentaba junto a mí.

- No te creo - me acusó. No me sorprendió, pues me conoce más que yo misma.

- Mamá, enserio quiero estar sola - murmuré casi sin voz.

- Algo te pasa y no quieres decirme - aseguró indignada.

Solté una largo suspiro pensando en algo convincente para decirle. Claramente no iba a decirle que James me metió en problemas, porque, a pesar de todo, no quería dejarlo como el malo de la historia.

- Estoy estresada por el instituto y todo eso - dije sin expresión en el rostro para disimular, pero, como dije antes, mi madre me conoce demasiado bien.

Aunque me sorprendió que no haya insistido.

- Bien, está claro que no quieres contarme, así que mejor me voy - sin más se levantó y salió tranquilamente de mi habitación.

A pesar de que su rostro no me lo demostró, sabía que estaba dolida por no haber confiado en ella, pero ¿qué podía hacer?.

No logré dormir mucho esa noche, pues mi cerebro no dejaba de darle vueltas al mismo tema. Estaba aterrada por toda la situación.

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Vi la hora en mi despertador y eran las seis de la madrugada. Estaba sentada a la orilla de mi cama, abrazando mis piernas, totalmente perdida en mis pensamientos.

De repente sentí una vibración y supe que era mi teléfono.

Hola baba, ¿te sientes mejor?
6:05 am

Una sonrisa boba apareció en mis labios al leer el mensaje de mi mejor amiga. De inmediato respondí.

Un poco, aunque aún
intento procesarlo
6:06 am

Además creo que mi
madre está enfadada y eso
no me hace sentir mejor ¿sabes?
6:06 am

Love me baby, pleaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora