15

981 66 0
                                    

NARRA JADE

El resto de la semana fue algo inusual para nosotras. Recorrimos lugares extraordinarios y probamos cosas nuevas.
Pero lo que hizo a ese viaje tan especial fue la forma en la que nuestra relación cambió. No hablo de una forma negativa, por supuesto que no, sino de una manera hermosa.

Si quería besar a Perrie podía hacerlo sin el temor de ser rechazada, si quería tomar su mano al caminar era libre de hacerlo. Todo fue perfecto en esos días, pero lamentablemente llegó la hora de volver a casa.

James iría por nosotras al aeropuerto y mientras lo esperábamos, intentaba convecer a la rubia para que se fuera directamente a su hogar.

No estaba dispuesta a encontrarse con su madre y quería quedarse en mi casa. Con gusto la tendría conmigo un poco más de tiempo pero era importante que fuera con su familia.

- Perrie, por enésima vez, debes ver a tus hermanos, sé que los extrañas y ellos a ti - esperaba que eso último la convenciera, pero al ver su rostro indignado supe que me equivoqué.

- ¿Sabes algo? Siento que estás buscando la forma de deshacerte de mí - habló cruzándose de brazos. Puse los ojos en blanco debido a su astucia para cambiar de tema.

- Sabes que no es cierto - bufé - Si fuera por mí te tendría en mi casa todo el verano, pero necesito que veas a tu familia - le sonreí con dulzura y luego murmuré - Tal vez surga la oportunidad de hablar con tu madre.

Su rostro se transformó rapidamente al escuchar es última frase. Su ceño se frunció y su mandíbula se tensó. A pesar de su reacción no me arrepentí de haberlo dicho, incluso seguí hablando.

- Enserio necesitan arreglar las cosas, Perrie - me acerqué un poco más a ella, pero inmediatamente se alejó - Oh vamos ¿te vas a enfadar por eso?

Me miró fijamente por unos segundos y solo bastó eso para que su mirada se suavizara. Aún así su ceño seguía fruncido.

- Tengo derecho a enfadarne - murmuró.

Sabía que estaba bromeando, por lo que tomé su mano para acercar su cuerpo al mío. Intenté besar su mejilla, pero de inmediato apartó su rostro.

- Por favor - murmuré con un puchero. No bajó la guardia - Bebé... - llevé su mano a mis labios y deposité un tierno beso en ella - Pezz...

Fui acercando mi rostro al suyo lentamente, sonreí orgullosa al notar que no se iba a apartar.

- Eres una idiota - susurró justo antes de juntar nuestros labios en un suave beso.

Posé mis manos en su cintura para tenerla aún más cerca, y ella rodeó mi cuello con sus brazos con la misma intención. Ni siquiera nos importó que el lugar estuviera lleno de gente, estábamos disfrutando en nuestra burbuja.

Cuando la falta de aire se hizo presente, me alejé solo un poco y comencé a picotear sus labios una y otra vez, haciéndola reír con ternura.

El momento se terminó de golpe al escuchar a alguien toser dramáticamente a nuestro lado.

Nos volteamos para ver de quién se trataba y quedé paralizada al ver que era James, el cual tenía una botella de agua en una mano mientras seguía tosiendo.

Mierda, él nos había visto y se había atorado por la sorpresa, supongo. No sabía si reírme en su cara o ayudarlo.

Luego de unos eternos segundos decidí ir por la segunda opción.

- Dios - susurré dando suaves golpes en la espalda de mi hermano. Vi por unos segundos a Perrie y parecía estar en un trance.

James tardó unos segundos en recomponerse y cuando lo hizo, decidí actuar como si nada hubiera pasado.

- Hola - saludé con una pequeña sonrisa.

- H-hola - habló el moreno con un poco de dificultad - Yo... ¿cómo estuvo su vuelo?

Miré a la rubia y le sonreí con complicidad. Intentó sonreírme de vuelta, pero solo logró hacer una mueca. Carraspeó su garganta antes de responder.

- Estuvo bien - dijo y pude notar su nerviosismo - Gracias por venir a buscarnos, por cierto.

- No fue nada en realidad - respondió mi hermano, el cual ya no parecía incómodo con la situación, de hecho podría decirse que le estaba divirtiendo la actitud de la rubia - Bien, ya es hora de irnos.

Asentimos con la cabeza para empezar a caminar fuera del aeropuerto. Llegamos al estacionamiento y nos montamos en el carro.

Me fui en la parte de atrás con Perrie, por lo que tomé su mano y entrelacé nuestros dedos. Ella, al notar mi gesto, me miró con los ojos bien abiertos.

- Hey, tranquila - susurré cerca de su oído para que solo ella pudiera oirme - Luego hablaré con él, estoy segura de que entenderá.

Apoyé mi cabeza en su hombro y comencé a dejar leves caricias en su mano, con la intención de calmar su ansiedad. Luego de unos minutos de viaje, lo logré.

Sin darme cuenta, ya estábamos frente a la casa de mi acompañante. Esta se enderezó en el asiento y me miró suplicante. De inmediato negué con la cabeza para luego bajarme del auto.

Saqué su equipaje del maletero y lo dejé en la vereda. Abrí su puerta y, aunque puso algo de resistencia, logré que saliera.

Caminamos en silencio hasta la puerta de su casa y, al quedar frente a frente, noté su mirada triste.

- ¿Qué ocurre? - pregunté con suavidad.

- Es solo que... - suspiró profundamente para luego continuar - No quiero alejarme de ti ahora - murmuró. Se acercó más a mí para tomar mis manos entre las suyas - Quiero tenerte para mí cada minuto del día - susurró bastante cerca de mi rostro.

Mi respiración se cortó por dos razones; sus palabras y su cercanía. Me estaba volviendo loca.

- Tampoco quiero irme - susurré acercando nuestros cuerpos - Me encantó esta semana, nunca la voy a olvidar.

- Oh, créeme que yo tampoco - dijo con diversión - Pero hablando en serio, gracias por todo esto. No entiendes lo mucho que me ayudaste.

Una de sus manos subió hasta mi mejilla y la dejó ahí, acariciando la zona.

- Adiós - susurró.

- Adiós, baba - susurré disfrutando su toque.

Me abrazó con dulzura para volver a susurrar, pero esta vez en mi oído.

- Te amo - sus palabras me causaron escalofríos por todo el cuerpo, una sensación que empezaba a ser familiar al estar con ella.

- Te amo mucho más - respondí depositando un beso en la comisura de sus labios.

Se alejó lentamente de mí, y con una sonrisa se adentró en su casa.Me quedé mirando la puerta por varios segundos antes de despertar de mi trance.

Cuando estuve de vuelta en el auto, mi hermano me miraba lleno de curiosidad, pero aún así no decía nada.

- Supongo que te lo explicaré luego - dije con una sonrisa nerviosa.

Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now