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NARRA PERRIE

Al principio todo estaba completamente oscuro, pero de a poco mi vista se fue acostumbrando a la falta de luz y fui capaz de distinguir algunas cosas, como la mesita de noche que estaba junto a la cama y un pequeño basurero a un lado del escritorio.

Caminaba lento sin querer arriesgarme a tropezar con algo.

- ¿Emma? - llamé a su nombre en un murmullo, pues por alguna razón temía hablar más fuerte. Siendo honesta, tenía un mal presentimiento.

Como era de esperarse no obtuve respuesta por parte de mi hermana.

Seguí mi camino hacia el baño, de dónde se podía distinguir una pequeña luz.

Cuando estuve frente a la puerta mis sentidos se agudizaron y pude oír murmullos seguidos de pequeños sollozos ahogados. Me puse en alerta y abrí la puerta rápidamente.

- ¿Emma? - pregunté más por instinto, pues era consciente de que se encontraba ahí. No me equivoqué, pues al bajar mi vista encontré a mi hermana abrazando su piernas mientras sollozaba desconsoladamente - Diablos - murmuré para mis adentros. La linterna de su celular se encontraba encendida y supuse que esa era la luz que logré distinguir desde afuera.

Encendí la luz para poder ver mejor lo que estaba sucediendo. Un nudo se formó en mi garganta al ver gotas de sangre en el suelo. Me puse de cuclillas para quedar a su altura y empecé a examinarla de cerca. Había una pequeña navaja en una de sus manos y de inmediato supe lo que había estado haciendo.

- Emma - susurré casi sin aire. Ella no se inmutó y continúo llorando con su rostro oculto.

Sin darme cuenta yo también estaba llorando. Sentía que todo eso era mi culpa y probablemente lo era. No tuve otra opción que sentarme a su lado y abrazarla, mientras susurraba varios "lo siento" y "perdóname".

No sé con exactitud cuánto tiempo estuvimos en esa misma posición, llorando desconsoladamente como dos pequeñas niñas llenas de miedo y desolación. Y tal vez eso éramos, un par de niñas que buscaban dejar de lado esa tristeza e incertidumbre que las invadía.

Recuerdo que en un punto Emma se aferró a mi camiseta y su llanto se hizo más fuerte aún, mientras mis brazos la rodeaban con la intención de hacerla sentir protegida. Quería que esta vez sintiera mi apoyo, que dejara de sentir que estaba sola en esto. Sé que pude haberle dicho eso mismo con palabras, pero no fui capaz pues mi garganta se cerró debido al llanto. Por eso simplemente la abracé con más fuerza dejando que se rompiera frente a mí, sabiendo con certeza que haría lo posible para volver a arreglarla.

De repente ella se empezó a alejar de mí, lo que al principio no me preocupó pues sabía que necesitaba su espacio, pero cuando se puso de pie y sin mirarme salió del baño supe que algo no andaba bien.

Luego de unos segundos en los que me encontré completamente confundida, decidí ponerme de pie y seguir a Emma.

La observé echar varias cosas en una mochila lo que me pareció una reacción extraña a lo que acababa de pasar. Intenté hablarle para preguntar qué estaba ocurriendo pero ella simplemente me ignoró.

Desesperada por la situación me acerqué bruscamente a ella y la agarré del brazo, asegurándome de no apretar demasiado por si habían herida ahí también.

- ¿Qué estás haciendo? - le pregunté, sintiendo un sabor amargo en la boca. La miré impaciente, esperando una respuesta.

- Aunque no te incumbe, voy a la casa de una amiga a pasar la noche - habló finalmente. Su tono era frío y su rostro estaba tenso.

Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now