04

1.2K 61 0
                                    

NARRA PERRIE

Cuando llegué a mi hogar, me quedé totalmente paralizada al encontrar a mi padre inconsciente en el piso de la cocina. Luego de unos segundos que parecieron horas, salí de mi trance y me acerqué rapidamente a su cuerpo, intentando encontrar su pulso. Era débil, pero ahí estaba.

Con las manos temblorosas, tomé el teléfono de la casa y llamé a una ambulancia. Afortunadamente no tardó mucho en llegar.

Al llegar al hospital, ellos se llevaron a mi padre en una camilla, dejándome desolada en la sala de espera. No sabía que hacer. Ni siquiera podía llorar, seguía en una especie de trance.

---

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que llevaron a mi padre a urgencias, pudieron ser minutos o tal vez horas, no tenía noción del tiempo. Aún así decidí llamar a la única persona que podría consolarme en ese momento.

- ¿Hola? - escuché su dulce voz al otro lado de la línea y, por inercia, solté un suspiro de alivio.

- H-hola - dije con dificultad.

- ¿Perrie? ¿Estás bien? - preguntó preocupada. Sentí que mis ojos se aguaban y las lágrimas no tardaron en descender por mis mejillas.

- Jade... - sollocé sin poder controlarlo.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? - su preocupación pareció aumentar, lo que me hizo llorar con más fuerza.

- Es mi padre... - susurré con la voz temblorosa.

Hubo un pequeño silencio que comenzó a desesperarme, pero por suerte ella volvió a hablar.

- Dime dónde estás, voy en camino - dijo y pude escuchar como encendía el motor de su auto.

- Estoy en el hospital central - hablé un poco más tranquila.

Saber que alguien se preocupaba por mí me hizo sentir mucho mejor, pues no tendría que pasar por eso sola. Saber que era importante para ella me hizo sentir especial. Literalmente, Jade era mi luz al final del túnel.

- Te veo en un rato ¿sí? No te muevas - habló suavemente y luego cortó la llamada.

NARRA JADE

El viaje hasta el hospital se me hizo eterno, a pesar de que no demoré más de quince minutos. Estaba realmente angustiada por Perrie. Escuchar su llanto a través de mi teléfono me dejó un sabor amargo en la boca.

Cuando al fin llegué a mi destino, estacioné rápidamente el auto y corrí hasta el interior del enorme edificio.

Mi rubia amiga me estaba esperando en la recepción. Sentí una punzada en el pecho al ver sus ojos hinchados y rojos. Me acerqué lentamente a ella y, cuando la tuve en frente, no dudé en abrazarla.

- ¿Qué sucedió? - pregunté en un susurro mientras acomodaba su rostro en el hueco de mi cuello.

- Cuando llegué a casa lo encontré tirado en el piso - explicó con la voz inestable - Intenté despertarlo, pero... - respiró profundo y de inmediato supe que estaba conteniendo el llanto.

- ¿Estás sola? - la alejé un poco para mirar su rostro.

- Sí - murmuró en voz baja. Volví a abrazarla con fuerza.

Quería hacerle ver que yo siempre estaría a su lado, sin importar qué. Ella debía entender que jamás la abandonaría, nunca.

- Tranquila, baba - murmuré al sentir su llanto ahogado contra mi pecho. Acaricié delicadamente su cabello hasta que se calmó.

Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now