18

863 50 0
                                    

NARRA PERRIE

Debí haberme ido de ese parque, pero no pude. A penas vi a Jade fuera de mi vista, comencé a llorar amargamente por lo que acababa de hacer. Pero a pesar de eso mantenía mi idea de que era lo mejor para ambas, especialmente para ella. La estaba protegiendo.

Luego de estar un largo rato lamentandome en esa banca, y escuchar el llanto de Hatchi, decidí volver a mi casa.

Había avanzado un par de cuadras cuando siento unas ligeras gotas de agua caer sobre mi rostro. Miré al cielo para notar que estaba un poco nublado. Supuse que pronto empezaría a llover, así que cargué a mi cachorro y apresuré el paso.

Era extraño porque hace tan solo una hora el día estaba soleado y agradable.

Cuando al fin llegué a casa, me apresuré en entrar e ir a mi habitación. Sequé a Hatchi con una toalla, pues su pelaje tenía algunas gotas de la llovizna, y me di una ducha rápida.

Cuando salí del baño me acerqué a mi tocador dispuesta a secar mi cabello. Me senté en el asiento y tomé el artefacto entre mis manos. Justo antes de encenderlo recordé el día que me quedé en casa de Jade y ella se encargó de secarme el cabello.

Una pequeña lágrima bajó por mi mejilla y varias más se le unieron.

Mi pecho dolía mientras sentía el sabor salado de las lágrimas en mi boca.

Estaba dedtrozada.

---

- Hey, volviste - habló Jed al verme bajar por las escaleras.

Me acerqué a él que se encontraba en la sala viendo televisión y le di un pequeño abrazo para saludarlo.

- ¿Cuando regresaste? No te vi - me miró entre confundido y feliz.

Lo cierto es que luego de esa enorme discusión con mi madre no tuve la oportunidad de saludar a mis hermanos.

- Yo... llegué ayer por la tarde - respondí rascándome la nuca - Estaba muy cansada así que dormí lo que quedaba del día - mentí.

- Me alegra que estés de vuelta, Perrie - me sonríe con sinceridad.

Me resulta extraño que sea tan amable conmigo, pues acostumbramos pelear siempre, como todos los hermanos, pero supongo que la muerte de nuestro padre nos cambió.

- Emma te extrañó mucho - comentó volviendo su atención al televisor - Aunque claramente no te lo dirá - soltó una pequeña risa.

Negué con la cabeza sin poder ocultar la pequeña sonrisa que se había formado en mi rostro.

- Iré a verla - dije levantándome del sofá - No veas tanta televisión o tus ojos quedarán cuadrados - revolví un poco su cabello solo para molestarlo.

Lo escuché murmurar algunas cosas pero decidí ignorarlo.

Subir las escaleras me costó más de lo que pensé. Sentía mi cuerpo pesado y un cansancio inusual, pero finalmente logre llegar hasta la habitación de mi hermana.

- Emma - canturree su nombre mientras daba tres golpes a su puerta.

Demoró unos segundos en abrirme, pero al fin la tenía frente a mí.

- Hola - me acerqué cautelosamente para abrazarla, esperando no ser rechazada. Por suerte se mostró feliz de verme y me devolvió el abrazo con efusividad.

- Llegaste - murmuró cuando nos alejamos.

- ¿Cómo estuvo todo por aquí? - pregunté poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja.

Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now